118. RUPTURA SENTIMENTAL (Miguel Ángel Pegarz)
Aunque supiese a ciencia cierta que sería la última vez que viajara con ella, no quiso descuidar ningún detalle. Puso en el coche su ambientador favorito, para que les embriagase el perfume de sus pretéritos viajes felices. Abrió la puerta del copiloto y situó el asiento bien atrás, para que quedase acomodada sin dificultad. Puso su disco favorito en el equipo de música y condujo en silencio, bajo la enorme luna llena que iluminaba sus rostros.
Paró en aquel puente apartado, de carretera secundaria, donde tantas veces habían ido. La sacó del coche y no pudo evitar un último beso a su cuerpo antes de arrojarla al estruendo de la corriente. Una lágrima escapó de su ojo mientras no dejaba aún de preguntarse por qué tuvo que jugársela precisamente al Don
Caramba, qué desenlace tan brutal para lo que parecía tan tierno. Muy bueno.
Un saludo
JM
juanmanuelsanchezmoreno.blogspot.com
Miguel Ángel, cuentas muy bien como la dependencia a algo nos arrastra hacia lo más insospechado. Suerte y saludos
Está muy bien tu relato, y sorprende el desenlace. Bajo mi punto de vista, todavía sería mas sorpresivo, si eliminases la primera frase y comenzases con «No quiso descuidar ningún detalle». Sin querer, estás dando pistas sobre el resultado final.
Te deseo suerte.
JUAN M.: Yo creo que fui dando demasiadas pistas.
CALAMANDA: Gracias. No espero recompensa más allá de alguna lectura, pero me gusta que te guste.
MARÍA JESÚS: Si, el relato estaría mejor como tú sugieres. Gracias.
Por supuesto, gracias a todos por leer y aún más por comentar.
Relatas muy bien la preparación del coche, para recibir a su amante en el último viaje. Desenlace digno de una película de mafiosos. Siempre están tirando todo por los puentes. 🙂
Un abrazo Miguel Angel
Desde el título ya se adelanta el desenlace. Estoy convencido que muchos de los maltratadores son así. Es curioso que al terminar con «Don» y sin punto he sospechado que el relato no está completo. Suerte.
También a mi me ha parecido que el texto no terminaba en ese Don. Yo lo que pensé que iba a ocurrir es que su amada había muerto y por ello era su último viaje. Pero una muerte por enfermedad, nada de otras maldades. Quería que fuera romántico y auténtico hasta el final. Pero ya se ve que todo en la vida no puede tener un final feliz.
Saludos
Me parece una historia de giro marcado hacia algunas de las negruras que pueblan al ser humano. Coincido con ese Don que me ha despitado pero por todo lo demás me parece una gran idea para el pequeño formato que has desarrolado con mucho acierto. Mucha suerte 🙂
JAVIER: No pretendía que fuese un maltratador. Pero claro quizá he supuesto muy alegremente que todo el mundo entendería ese «Don». El Don es el nombre que se daba al padrino de padrino, al capo de capos. Sinceramente pensé que era un término más popular de lo que parece ser.
ASUN: Me remito a la explicación a Javier al respecto de lo del Don. LO siento, tengo un alma muy negra, sobre todo la creativa.
JUAN ANTONIO: Celebro que te guste la idea, de la que pienso que otro podría haber sacado mucho más jugo. Lo del Don, pues eso, que leas un poco más arriba.
Muchas gracias a los tres por leer y aún más por comentar.
Sorprendente final para una historia triste.
Suerte.
Miguel, me gusta como con romanticismo comienzas tu relato, aun sabiendo que es una despedida. No soy un erudito para juzgar alguna falencia ya que tengo muchas. Me gustó. Ya aprenderemos.
Un abrazo.
YOLANDA: Me alegro de sorprenderte.
EL MOLI: Todo es aprender.
A ambos gracias por leer y aún más por comentar.