11. Rosas y risas, espinas y lágrimas (Estíbaliz Dilla Muñoz)
Le encantaba tenerme entre flores, como si fuera la mejor planta de la huerta. Siempre regándome, como si estuviera todo el día en la UCI.
Al principio yo era un capullo que empezó a florecer bajo sus cuidados. Luché contra él y conmigo misma, tapándome con un paraguas agujereado que no servía ni para defenderse del sol.
En la continua batalla del día a día yo me mojaba , me mojé tanto que me empapé, y con el peso de la lluvia en mi epidermis fui haciéndome más débil, más suave, más frágil, hasta convertirme en un espectro con ojeras que se atormentaba porque le habían creado la necesidad del amor y del cariño.
Su objetivo era conquistarme, y lo consiguió. Cuando cumplió su sueño, despertó y entendió que tenía que desarmarse y tirar la regadera para que yo pudiera seguir creciendo como persona y riendo sin limitaciones.
Hermoso cuento del que se puede sacar distintas enseñanzas.
Contigo pan y cebolla…, te cebo y te hago llorar. Nada de eso. Totalmente de acuerdo con tu relato.
Un saludo
JM
¿La conquistó o ella se rindió?
Los límites tienen que estar muy claros.
Muy interesante la voz de ella, siempre rendida a su amor.
Esa batalla debería terminar siempre en tablas. Todos rendidos pero sin vencedor ni vencido.
Una generosa y linda metáfora de algunas formas de amar, de algunos tipos de amantes y especialmente me gusta el final parece que ha sido un amor que termina bondadoso y sin dolores.
Abrazos y suerte
Me gusta la delicadeza final del amante.
Hola Estibaliz. Disculpa de antemano si me equivoco o interpreto mal… pero podría ver que hablas del amor de una madre y un hijo en esa última frase. En cualquier caso me ha gustado mucho. Mucha suerte 🙂
Hola Juan Antonio. No, la verdad es que hablo de el amor entre un hombre y una mujer. Claro que ahora que me das otra versión, también podría encajar en ese otro tipo de amor. Gracias.
He releído una y otra vez y me seguía intrigando su significado. Aún no se quién ha ganado la batalla, si él al conquistarla o ella al ser conquistada, aunque creo que ha sido él. Un espectro con ojeras no puede haber sido la ganadora.
Creo que has trazado una original parábola, entre el agobio y ese exceso de riego. Al final todo sale bien, pues el supuesto jardinero deja de estar encima y la «regada» puede crecer a su aire.
Muy original.
Saludos
Me maravilla como has recreado un tema, que he entendido profundo y complejo, en la comparación con un jardín y sus trabajos. Muy bonito y esperanzador. Un abrazo