JUN174. DESILUSIÓN, de Javier Alfaro
Alicia se miraba en el espejo inmersa en un lago de desazón. Aún no entendía cómo se había enamorado de ese hombre poco cuerdo e ideas excéntricas. Abruptamente la alarma del reloj que le había regalado el conejo le saco de su letargo, era tiempo de preparar la pócima…
Él apareció puntual, estaba listo para su imperdible hora del té. Alicia le sirvió, el brebaje agregado no tardó en hacer efecto…
El creador artesanal de sombreros de copa se dio cuenta que los músculos no le respondían cuando advirtió con terror, como su amada Alicia, con las manos cubiertas de unos graciosos guantes blancos le rodeaba el cuello para estrujárselo con toda su alma. ÉL, en su terrible agonía, aún alcanzó a escuchar un crujido macabro proveniente de su garganta.
Exhausta se sentó junto al cadáver, y lloró. No por lo que acababa de hacer, sino porque se sentía extrañamente insatisfecha. Secó sus lágrimas, se puso de pie, tomó un cuchillo de la cocina, se lo puso en la garganta y degolló ese sentimiento de frustración y tedio.
En ese momento, en el que tiempo pareció detenerse para siempre, se escuchó un irónico maullido transformándose en carcajada alejarse del lugar…