62. Veinte pares de pies (Asunción Buendía)
20 pares de pies, veinte pares de talones y no sé ni calcular cuantísimos dedos. Bueno deditos, que son tan pequeños, tan gorditos, tan tiernos…
Y tan impacientes ¡qué razón tenías! Cuando me dijiste “mira que aunque te gusten los niños, esto es una batalla”. Hoy yo te diría que más que una batalla ¡es un castigo! Pero un castigo tan llevadero que no podría vivir sin él.
Ya he sacado los correspondientes calcetines, desabrochado todos los botones, bajado pantalones, quitado camisetas y ajustado los bañadores.
Ahora toca poner los gorros, mira que son antipáticos estos gorros de silicona, menos mal que con los polvos de talco es más sencillo, y aún así hay, tirones, gritos y llantos. Llevan razón no puedo evitar que se les enganche el pelo y que sus ojos parezcan todavía más rasgados.
Ya están listos.
Como siempre, digo: «¡Ale a nadar! Pasadlo bien y tened mucho cuidado. Hasta mañana niños».
Y todos, uno por uno, me dan un besito, por cierto, bien babeado. Ellos son así todo cariño y les gusta demostrarlo. ¿Será ese cromosoma demás, ese que los tiene marcados?
Los miro embobada, hoy mi “batalla” con ellos ha terminado.
Aquí lo que se masca no es la tragedia, sino la ternura.
Así es sin duda esta batalla es la mejor que se puede librar, y siempre se sale ganando.
Un abrazo.
«Ellos son, así, todo cariño», pequeños angelitos que viven en el reino de la sonrisa, por ellos merece la pena embarcarse en cualquier batalla, ya que son los únicos humanos sin maldad.
Hermoso y original, Asunción.
Te deseo suerte y te envío un saludo
Gracias por la suerte, la verdad es que esta batalla es la mejor que se puede librar. Estos niños lo merecen todo.
Saludos.
Asunción, tierno relato que nos narra otro tipo de «batallas».
Te ha quedado muy boniti.
Abrazos
Es que en la vida hay muchas batallas, la de estos y otros niños con discapacidad, es una batalla muy importante.
Besos
Estábamos pasando el dia a la fresca en un pinar en un lugar llamado La Hunde, cerca de Carcelén pero ya en tierra valenciana. Típico dia compartiendo paella y la deliciosa y trabajada salsa de ajo al almirez (creo que lo llamaban ajo-aceite), que probé por primera vez. Javi no se separaba de mi ni un momento; me tocaba, me agarraba, me abrazaba y me repetía sin cesar: «Alatoz, Ayora; Ayora Alatoz…», así una y otra vez. La madre, mientras cocinaba la paella,le regañaba: «deja tranquilo al señor». Al final del dia el padre de aquella familia, que conocí por primera vez ese día, me dio un apretón de manos y me dijo: «estos niños tiene un sexto sentido para reconocer a las buenas personas». No olvido esa frase ni el orgullo que sentí al escucharla. ¿Será verdad que soy buena persona?
Gracias Asun por este relato.
Besos.
Me alegro de que mi relato haya dado pie a recordar este día especial para ti. Es verdad que estos niños tienen una espontaneidad que el resto hemos perdido y son sinceros siempre.
Puedes estar orgulloso,además yo comparto también esa opinión, eres sin duda buena persona.
Abrazos.
Ese cromosoma de más también les da una ternura de más. Muy tierno tu relato también.
Un saludo
JM
Gracias Juan M. estas son otras batallas, más cotidianas, pero no menos importantes.
Besos.
Yo experimento a diario la ternura de besitos babeados y ojitos rasgados que trae ese cromosoma de más en mi sobrina Isabella (5 años).
Decir que me gustó es poco 🙂
Cariños,
Mariángeles
Entonces sabes de lo que hablo en este micro. Disfruta mucho de Isabella, porque es un regalo tener el cariño de estos niños.
Un beso grande para ambas.
Asun
Asun, creo que este relato es un manifiesto de ternura, de amor y dedicación al prójimo, a un prójimo muy especial.
Historias asi nos hacen olvidar las «batallas».
Un abrazo grande!!!
Amparo todo no iban a ser odiseas bélicas. Tu relato tampoco lo ha sido. Y tampoco tenían que ser batallas que acabaran mal, la mía es otra clase de lucha.
Un besazo.
Tierno, entrañable, humano. Creo que «batallar» con estos niños a diario, aunque duro, tiene la ventaja de que siempre sales ganando, o esa es la conclusión que he sacado de tu relato. Me ha emocionado, Asun. Felicidades y suerte.
Gracias Juana, es otro tipo de batallas, estos niños libran la suya cada día. Me alegro de que te haya gustado y hasta emocionado.
Un abrazo.
Diferente, tierno, admirable… La dedicación a estos angelitos debe ser una batalla difícil y gratificante. son todo amor y sonrisas. Tengo un primo hermano con ese cromosoma de más y es un cariño, listo y atento a todo.
Un relato dulce, delicado y bien narrado.
un beso Asunción
Supuse que todos batallaríamos en guerras más convencionales y tenía escrito otro en ese sentido, pero me decidí por este.
Abrazos.
tal como dices ellos nos enseñan lo que es de verdad importante en la vida.
Besos
Asun, menuda batalla de cariño y ternura, en esta siempre se gana y los daños colaterales son la gratitud y la alegría. Me ha encantado. Abrazos.
Gracias Salvador, a mi este relato también me encanta, aunque esté mal decirlo. Es porque me emocionó una exposición de niños down y me marcó.
Besos.
Precioso. Esa batalla si merece la pena lucharla.
Así es Reve, no todas las batallas iban a ser negativas.
Besos
A mí me has traído a una educadora infantil orgullosa de un trabajo muy duro y complicado. Y lo has hecho de forma literaria muy preciosa.
Si una educadora muy dedicada, o una voluntaria que ayuda en los vestuarios de una piscina, como fui yo en una ocasión.
Un abrazo Lorenzo.
Un relato-homenaje cargado de ternura para esos niños y las personas que los cuidan.
Es verdad puede ser un homenaje para ambos, los niños down y sus entregados maestros y cuidadores.
Un abrazo Edita
¿Los cursos de natación del verano, no? Te quedó muy tierno. Si. Saludos.
Si, está basado en una clase de natación real y recreada con niños Down.
Saludos.
Linda batalla la que nos dan los críos, me ha gustado mucho, me acordé cuando todavía, mis seis hijos me necesitaban.
suerte y abrazo
Silvia primero que nada felicidades por esos seis hijos. Seguro que no te aburrías nunca. Por otro lado creo que los hijos nos necesitan siempre, de diferente manera, pero siempre quieren tenernos a su lado.
Un abrazo también para ti.
Qué bonito Asun, me ha gustado un montón, me parecías Blancanieves y sus enanitos, en bañador.
Lindísimo.
Isabel a mí si que me ha gustado tu comentario, mira que acordarte de Blancanieves, eso lo hace aún más tierno.
Un abrazo grande.
Pues desde aquí mi mas sincera admiración a todas las personas que se dedican a esto. Y para ti mis felicitaciones por haberlo plasmado de esta manera tan tierna y tan bonita. Hay batallas en las que se conquista el cielo. Enhorabuena. Mucha suerte 🙂
Gracias Juan Antonio, el mundo de la discapacidad es desde luego apasionante. Este relato muestra una pequeña secuencia de una clase de natación con niños Dwon.
Un beso
Con esta batalla vas a conquistar muchos corazones, el mío, ya lo tienes tocado y hundido. Muy bonito Asunción, mucha suerte.
Un beso.
Paloma me alegro de que te haya gustado, las cosas sencillas son a veces las más profundas.
Un beso para ti también
Asun, bonito relato que a todos nos llega seguro por el contenido que encierra. Has captado el coraje y la bondad que ellos despliegan con tu relato también bondadoso.
Abrazos y suerte
Manuel la vida tiene batallas muy difíciles en muy diferentes ámbitos. Los niños representados en mi relato tienen que librar su batalla para alcanzar su sitio en el mundo. Pero lo he querido tratar de esta forma tierna, porque en realidad ellos son así.
Un abrazo.
Tomar un tema que se presta para historias bélicas o de otros desastres y convertirlo en una historia tierna, solo lo puede hacer un buen escritor(a), usted lo es y lo demuestra con este relato. Muy bueno, suerte.
Saludos.
Gracias Beto, supone mucho para mí leer estas palabras. Una gran inyección de moral para seguir escribiendo.
Un abrazo.
Asunción, no sabía que en España también «se batallan» a los niños. ¿Es así? Yo no lo había oído antes, pero en México la palabra batalla está presente siempre que se menciona a la crianza y educación de los hijos, del vivir diario de una familia. Yo nunca la usaría así, aunque en realidad, es todo un batallar liar con chiquitos a todas horas y más cuando de vestirlos se trata. Bien! Me has sacado una sonrisa. Gracias!
María en España se dice mucho que los niños dan mucha guerra, y por ello hay que batallar con ellos. Pero siempre es desde el inmenso cariño que los padres les tenemos. El una guerra dulce.
Como la de mi protagonista que ayuda en un vestuario de piscina y los niños son de síndrome de down.
Me alegro de sacarte esa sonrisa.
Besos