68. MARIAS….AS
Se acabó María, ya hemos llegado al final. Eran las únicas palabras de las que estaba escuchando que era capaz de comprender en ese momento, mientras unos brazos fuertes apretaban mis hombros y un sollozo atascado trataba de salir de mi garganta.
Cinco años había durado el combate, primero día a día, luego más espaciado: cuando parecía haber llegado la calma, volvía el dolor y era volver a empezar, creyendo cada vez que veía caer a uno de mis compañeros de lucha, que yo tampoco resistiría más.
Las lágrimas del inicio fueron trocándose en dureza. Dureza que se convirtió en compañía inseparable, útil para soportar los estragos que sobre mi cuerpo y me mente fue produciendo la batalla.
Salgo de la consulta, en el espejo del ascensor contemplo mi medalla. El lazo rosa que ha sido mi fiel compañero y que hoy brilla de una manera especial.
El lazo rosa es un modesto pasamanos para subir peldaño a peldaño esa escalera no siempre grata. Muy buen relato.
Un saludo
JM
Conozco una cuantas Marías como la tuya que han ganado sus batallas.
Muy bueno, Pilar, has descrito con mucha dureza como se viven y combaten los diferentes estadios de una enfermedad, que casi siempre vuelve.
Mereces tener suerte.
Ojalá se llegara a una solución para que nunca más se pierdan estas batallas. Me ha gustado, de los que te remueven el estómago.
Una batalla ganada, una lucha por la vida conseguida. Mejores noticias no podría tener tu protagonista.
un beso Pilar
Muchas gracias por vuestros comentarios, para mí ya son un premio
Enhorabuena a la protagonista que supera esa guerra de lazo rosa.
Ojalá esas batallas se ganaran todas. Relato de mirada atrás que acaba con una esperanzadora mirada hacia adelante. Mucha suerte 🙂
Bien Pilar, salir victoriosa de esas batallas tiene no solo valor sino fortaleza, voluntad y una constante de no creer en la derrota.
Abrazos y ssuerte