JUN157. SIENDO DIFERENTES COSAS, de Félix Valiente del Valle
Hoy me he mirado al espejo. No me ha gustado lo que he visto reflejado en él. He pasado allí un momento (tal vez fuesen horas) tratando de adivinar quién era esa persona cuya imagen el cristal devolvía. Se me hacía un ser extraño, empequeñecido o empobrecido (no he sabido realmente qué adjetivo lo describía mejor), diluido seguramente en el reflejo opaco, perdido entre las gotas de agua reseca y los restos de pasta de dientes pegados al borde que invariablemente avejentan el espejo.
Entonces he empezado a imaginar que yo era diferentes cosas excepto yo mismo. Primero era un collar rodeando el cuello de una niña, o un lazo sujetando una melena oscura y lisa. Después fui un libro que alguien leía: yo le ayudaba a dilatar el tiempo de su existencia en una huida ficticia de la realidad. También fui un banco de un parque vacío y una estrella de mar disecada en un laboratorio o la tela de una araña olvidada en un rincón.
No supe cuánto tiempo pasó ni cómo llegué al despacho de mi padre. ¿Qué estaba haciendo allí? Solo sé que su pequeño revolver descansa sobre el tapete que cubre el escritorio.