81. Algodones rojos (Mercedes Jiménez)
Cuando cae la tarde y las tropas se refugian en las trincheras aguardando el alba, las mujeres podemos bajar al campo a recoger el algodón. Las más jóvenes nos encargamos de retirar los cuerpos de los surcos para que todos los copos queden a la vista. No podemos dejarnos ninguno atrás, un saco repleto de algodón equivale a un plato caliente para nuestros hijos. Mientras se trabaja, sólo se escucha el temblor de los tallos y, a veces, el gruñido de alguna anciana, que se queja de que la mayoría de algodones están tan salpicados de sangre que no nos sirven. Casi sin energía, nos movemos entre los bultos de los soldados, removiendo el polvo bajo su peso inerte hasta que la oscuridad nos empuja de vuelta a casa.
Todas las noches, al entrar a ciegas en el dormitorio, pienso en mi marido luchando en el Norte. Y me pregunto si en aquellos campos también crece el algodón.
Las guerras manchan algodón y el centeno, porque no saben de latitudes. Qué imagen de soledad y de tristeza la de esa mujer. Muy bueno.
Un saludo
JM
Así es, Juan, las guerras todo lo salpican, no solo sufren los que se van al frente, también las familias que dejan atrás sobreviviendo en circunstancias tan penosas. Muchas gracias por tus palabras. Un beso.
Me ha encantado la última imagen con la que cierras el relato.
¿Será la sangre de su marido, lo que haga inservible el algodón?.
deja muchas incognitas.
Te deseo la mejor de las suertes.
Gracias Mª Jesús!, ¿Sabes una cosa? Es la imagen que tuve más clara desde que empecé a poner en pie el relato. El resto me planteó más dudas y lo he corregido más veces, pero el final tenía que ser así. Es una forma de pensar en la posible muerte del marido sin aludirla directamente. Me alegra mucho que te haya gustado el cierre. Un besote y gracias por desearme suerte, la voy a necesitar jiji.
Impresionante, Mercedes. Me has hecho recordar una escena de la película «El Patriota», una batalla en donde los copos de algodón vuelan como si fueran copos de nieve al revés, «cayendo» hacia arriba, porque eso es una guerra, un error.
Guau!!! Gracias Mª Carmen por la comparación! «El patriota» es una de las pelis favoritas de mi novio, yo nunca la he visto y ahora que me comentas esa escena me han entrado muchas ganas de verla. La guerra todo lo violenta, deshumaniza a las personas y contagia su brutalidad a la Naturaleza. Un besote, gracias por comentar.
Hola Ana!!! Que toda una veterana de ENTC se pase por aquí es un honor. Gracias por tus palabras, me alegra de que te guste el título también, los títulos suelen ser mi talón de Aquiles. Besotes!!!
Me ha gustado mucho tu relato, Mercedes. Suerte.
Muchas gracias, Ana. Besote, muak!
Gracias a ti, Mercedes. Esa peli es muy buena, pero la escena a la que aludo es genial, pone los pelos de punta.
¿Has leído mi relato, ENTRNAMIENTO? .
Hola, MªCarmen, no lo había leído, en verdad no he leído ninguno de los que van este mes, iré haciéndolo poco a poco. Pero al decírmelo tú me he acercado a tu relato y me ha gustado mucho. Es muy original, me encanta ese giro que le das a una escena aparentemente de juego entre hermanos y la conviertes en algo tan crudo y tan poco infantil como es la espera consciente de la muerte. No hay sentimentalismos que adornen, no hacen falta, la imagen es sobrecogedora. Un besazo y mucha suerte.
Un relato muy visual, Mercedes. Me gusta esa reflexión final.
Suerte y abrazos
Gracias, Anna, eso es lo que intento siempre que escribo, que el que lo lea tenga las imágenes claras en su cabeza. Me alegro de haberlo conseguido esta vez. Un beso!
Me gusta cómo has reflejado la brutalidad terrible de la guerra a través de esas mujeres que han de dedicarse a su tarea cotidiana para dar de comer a sus hijos. No hay aspavientos, apartan los cuerpos como quien aparta piedras y se quejan de las manchas de sangre como si fuesen de barro.
Me alegra mucho que hayas vuelto. Abrazote y suerte.
Ay mi Ana! A mi también me alegra que vuelvan a funcionarme de vez en cuando mis neuronas locas jiji. Jo, siempre das en el clavo con tus comentarios, eso es lo que pretendía mostrar, cómo la guerra endurece a la gente, la animaliza casi y nos reduce al puro instinto de supervivencia. Un beso enorme, campeona!
Esos algodones rojos me llevaron directo a la Guerra de Seseción y al recuerdo de la serie norteamericana (viejísima) «Norte y Sur». Y creo que contar la historia desde el punto de vista de la primera persona ha sido todo un acierto, porque permite que uno vea los eventos desde los ojos mismos de la mujer que los narra.
Excelente cuento, MERCEDES.
Un saludo,
Mariángeles
Gracias Mª Ángeles, me alegra mucho que te haya gustado el punto de vista. Ay mujer, no me digas que «Norte y Sur» es tan vieja, que yo la veía de niña con mi madre y aún soy una chiquilla jaja!!! Veo que a algunas los algodones os trasladan a EEUU, y fíjate yo tuve una inspiración más cercana: Sevilla, donde vivo, es la provincia con mayor producción de algodón de España, salgo de la ciudad y no hago más que ver campos y campos de algodón, ahora están en flor y el paisaje es precioso! Un beso, muak!
Me gusta esa sensación de querer normalizar con trabajo algo tan cruel. El apartar los cadáveres para conseguir ese preciado algodon.
Una estampa que aterra unas palabras muy bien buscadas
Un beso Mercedes
Hola Belén, muchas gracias por tus palabras, en esta situación tan terrible, estas mujeres deben endurecerse para seguir adelante, la vida de sus hijos depende de ello. Un beso.
La supervivencia y la muerte caminan de la mano, pero al menos, al final de la jornada una reflexión noadvierte de que somos humanos. Qué buen relato, Mercedes.
Luis, me alegra que te haya gustado mi relato y que hayas encontrado al final un poquito de luz en él, esa preocupación y temor por su marido demuestra que aún tiene sentimientos humanos, aunque la guerra la obligue a guardárselos muy dentro para no mostrar a los demás su debilidad y sus miedos. Un beso.
Me encanta el título y lo que cuentas, Mercedes, duro y visual. Me imagino un atardecer naranja que se vuekve rojo en el campo, algunos copos blancos y las figuras oscuras recogiendo con la espalda doblada entre brazos y piernas caquis. Para pintarlo. Enhorabuena y suerte.
Muchas gracias Eva, me encanta ese cuadro que has dibujado en tu cabeza, yo no tengo talento como pintora pero si alguien que lo tenga se anima a ilustrar mi cuento, adelante, yo encantada, jeje. Un besazo.
Mercedes, con la misma naturalidad que las mujeres realizan su faena a pesar de temer lo peor para los suyos, nos cuentas esta historia repleta de imagenes. Suerte y saludos
Eso intento Calamanda, que el lenguaje que uso sea lo más natural y sencillo posible, que todo se vea claro. Un beso y gracias por pasarte por mi rinconcito.
¡Rotundo y escalofriante! Enhorabuena. Besos y a seguir con los éxitos.
Ay, amigo, qué sorpresa encontrarte por aquí, valoro mucho tu opinión, un besote, poeta, a ver si se presenta ocasión de coincidir de nuevo. Muakkk!!!
La vida siempre se abre paso, aunque para ello haya que apartar a los muertos, buscar algodón entre los cadáveres, desear que su único sustento no esté manchado de sangre. Algo que no debería de suceder, la muerte, la caza del hombre por el hombre, escarbar entre difuntos, que acaba por volverse rutina, hasta que aparece el recuerdo del marido, y el temor, muy fundado, de que podría yacer en otro campo.
Buen relato, Mercedes.
Suerte y un saludo
Vaya, Ángel, tu comentario plasma perfectamente todo lo que he querido plasmar en el relato, qué buen lector eres, eso es un don. Un besote, me han encantado tus palabras.
En un principio me pensaba que iban con el algodón a curar a los heridos, vaya chasco el giro vale un potosí. Vaya imaginación, buenísimo.
Que relato tan duro, contado de forma simple que lo hace aún más impactante.
Además creo que seguramente fue así en alguno de los lugares donde se libraron batallas y había que sobrevivir, con esos algodones manchados.
Me ha gustado mucho, y es una nueva visión de lo horrible de las guerras.
Besos.
Caray, Mercedes, un cuento muy bello y real en timpos de guerra. Esas mujeres entre algodones ensangrentados son maravillosas.
Felicidades.
Precioso texto que muestra que la guerra tiene muchos frentes.
¿Te he dicho ya que te ha quedado precioso?
Tu historia habla de como lo desgarrador se hace cotidiano cuando no queda otra…esa resignacion de las mujeres que viven las guerras, no solo las literales, sin poner más dramatismo. Escribí en esta página hace tiempo un relato sobre mujeres marroquíes que me han visitado de nuevo al leer tu relato. Y la reflexión final…..fuerte, triste, abierta…Me ha gustado mucho
¿Y qué fuerza interna ha de empujar a estas mujeres a recoger algodón en estas circunstancias? Esa fuerza alimentada de desesperación que tan bien cuentas.
Mercedes estupendo relato, la imagen del algodón y la sangre es tremenda y la guerra tras el muro de la cotidianidad de los que deben comer es muy narrativa.
Me ha gustado mucho.
Muchísimas gracias a todos los que os habéis detenido a leer mi relato y a dejar unas palabras tan amables. En verdad lo valoro mucho. Septiembre se acabó, así que la suerte está echada jeje. Un beso grande y mucha suerte a todos con vuestros relatos!
Felicidades, Mercedes, es un relato tremendo.