119. GUERREANDO
Habían transcurrido años de paz, de bienestar, de madurez. A pesar de su plena juventud, todo se desmoronó en un fatídico diagnóstico. Le previnieron describiendo a un enemigo tenaz, poderoso, invasor y aniquilador. En un principio fueron ciertas escaramuzas, pronto se convirtieron en feroces ataques, de frente, por retaguardia, por los flancos. Él, sus hombres y mujeres de confianza, sus huestes, se convirtieron en uno. Como el legendario Fénix, resurgió y se engrandeció para la lucha. Su torso fue cubierto con armadura, espada en el cinto y yelmo sobre su cabellera recogida en una coleta. Desde ese día, se prometió presentar batalla constante, sin desmayo ante aquel perverso contrincante. Los mejores estrategas bélicos, diseñan las ofensivas en masa y con la mayor precisión. Hay veces que incluso los combates, tienen apariencia suicida por su crudeza. Tras las reiteradas batallas, del cuerpo a cuerpo, sus consecuencias se hacen sentir. Sin resuello, sin armadura, sin casco, se entrevé su osamenta, sin su coleta, sin su poblada barba, ni pestañas, ni cejas… Pero la lucha es por la vida y seguirá guerreando. Un día podrá, seguro, recoger su cabello en una coleta, como le gusta. Un día podrá llegar la victoria.
Es ese un enemigo tenaz, pero el combate ha de ser más fuerte que él. ya lo creo.
Un saludo
JM
Vencer a ese enemigo es terrible, pero tiene condecoraciones, como esa coleta, como la larga melena de una amiga mía.
Me has llevado intrigado hasta el final. Has conseguido un gran ritmo para un excelente relato. Mucha suerte 🙂
ANGEL, si, fuerza y ritmo nos llevan por tu historia de lucha por la vida. Suerte y saludos