122. El dolor de tu ausencia (Juana Mª Igarreta)
Ahora que tu recuerdo va perdiendo incandescencia es cuando puedo escribir sobre ti.
Al enterarnos aquel aciago día primaveral de la batalla a la que te enfrentabas se nos fundió el sol. Grandes copos de tristeza cayeron sobre nosotros empapándonos las horas y los días. Después hicimos una piña en torno a ti y formamos un pequeño ejército que tenía en tu casa el cuartel general. Para acompañarte en la lucha tú misma tejiste nuestros uniformes con sólidas hebras de esperanza.
Pasaban los meses y, en medio del dolor que intentabas mitigar a base de sonrisas y gratitud, te sorprendías de nuestra entrega, cuando únicamente te devolvíamos un ápice de lo que nos habías regalado.
Durante un tiempo pensamos, ilusos, que tu fortaleza y nuestro apoyo hacían una armada invencible; que nuestro cariño era más fuerte que la munición del enemigo.
Te fuiste en unos meses, convirtiendo cada día en un abrazo. Buscando siempre un espacio donde ver trazos de vida entre el sabor de lo amargo. Hasta quedarte dormida.
En tu recuerdo cobran nuevo significado las palabras madre, abuela, hermana… Tu ausencia es una herida que nos duele cada día.
Hubo, sin duda una batalla, pero la guerra del duelo continúa.
Un saludo
JM
Así es, Juan Manuel. Aunque han pasado cuatro años la seguimos echando en falta todos los días. Gracias por comentar. Un saludo
Yo he pasado y paso, por esa batalla y sé lo que es.
Pues te deseo todo el ánimo del mundo y te mando un abrazo fuerte, M.Carmen.
Tristes batallas que sisempre se llevan a las mejores personas.
Abrazos
Bueno, creo que el cáncer se lleva cada vez a más gente y no hace distingos. Lo que pasa es que casi todos hemos sufrido la pérdida de personas maravillosas y nos preguntamos ¿por qué a ella?. Gracias Asun por tus palabras. Abrazos de vuelta.
Precioso recordatorio hecho relato.
Muchas gracias por tu amable comentario, Edita. Saludos
Me has emocionado Juana, por lo bien escrito que está, y porque tu relato desprende una aura de veracidad, se aprecia la cercanía y se respira una resignación serena («Ahora que tu recuerdo va perdiendo incandescencia»). Muy bueno.
Suerte y abrazos
Me alegra haberte emocionado, Anna. Sí, por desgracia fue verdad. Era mi hermana, un pilar fundamental de nuestra familia. Dicen que nadie es imprescindible, pero tengo claro que algunas personas son insustituibles. Agradezco mucho tus palabras, Anna. Suerte y abrazos también para ti.
Que decirte sino que es poético y hermoso, con los sentimientos trenzados en metáforas muy bellas. Nada nuevo en ti, que escribes siempre con mucha luz y maestría, sea el tema que sea. Mi cariño para ti.
Celebro mucho Antonia la valoración que tan generosamente haces del relato y los calificativos halagadores a mi forma de escribir. Creo que me lees con buenos ojos… De todas formas mil gracias y un abrazo.
Es muy importante que una mujer deje esos sentimientos a su alrededor. Estoy convencido de que ella leerá este relato y se sentirá un poco avergonzada y un mucho orgullosa de su descendencia. Muy emotivo.
Sí, ella los dejó, no solo a los más cercanos sino también entre amigos y conocidos. Era una mujer muy generosa y su casa siempre estuvo abierta para muchos. Ojalá se pudieran cumplir tus palabras, Javier. Muchísimas gracias por comentar. Saludos
Precioso y emotivo recordatorio. Mucha suerte 🙂
Gracias, Juan Antonio, por tus palabras. Suerte para ti, que seguro la seguirás teniendo, porque haces méritos para ello. Saludos
Precioso, donde la esperanza en cada palabra lucha por un final menos doloroso. Así es la vida, siempre han dicho que nada más nacer ya vas muriendo un poco.
Un beso Juana Mª
Sí, intentamos conservar la esperanza todo el tiempo que pudimos, aunque sabíamos desde el principio la gravedad del tema. Pero era tan duro perderla… Mil gracias, Mª Belén, y otro beso para ti.
No me suele suceder a menudo, pero confieso sin ninguna vergüenza que tu relato me ha conmovido. Todos conocemos batallas así y ninguno estamos libres de ellas. Los recuerdos pueden perder incandescencia, como bellamente describes, lo que resulta lógico y práctico, pues no podríamos sobrevivir con los sentimientos tan a flor de piel durante mucho tiempo, pero aunque la vida siga, nos tenemos por qué enterrar los recuerdos que forman parte de nosotros, ni negar ese empeño o esperanza, con religiosidad o sin ella, de creer que después de una guerra que todos tenemos perdida tiene que haber algo más.
Un abrazo, Juana María, y mucha suerte.
Valoro mucho haberte conmovido, Ángel. No sé porqué te iba a dar vergüenza, creo que es al contrario, es demostrar que eres sensible y humano. Ojalá hubiera ese algo más que comentas. El «para siempre» sabemos lo que significa en teoría, luego es difícil de asimilar. Otro abrazo y suerte también para ti.
Juana Mª, dicen los que trabajan en paliativos, -que si no puedes darle mas dias a tu vida les des más vida-. Ellos se la dieron. bonito y conmovedor. Suerte y saludos
Sabio consejo el que comentas, Calamanda. Nosotros hicimos lo que pudimos. Muchas gracias por comentar. Suerte y saludos también para ti.
Agradezco tus generosas palabras, Ana. Suerte y beso también para ti.
Juana, una familia unida en la lucha y en el recuerdo. Precioso, poético y triste relato, con metáforas cargadas de simbolismo. Abrazos.
Sí, en casos así es importante que la familia esté unida y organizada. Gracias por tus palabras, Salvador. Abrazos de vuelta para ti.
Tú relato es muy emotivo, Juana. También nos vas empapando a nosotros con esos copos de tristeza que has ido dejando caer.
Suerte y saludos.
Bueno, supongo que contagiar tristeza no es lo ideal, pero con según que temas es inevitable. Gracias, Rafa, por leer y comentar. Suerte y saludos también para ti.
Qué belleza de relato el tuyo, Juana. Una batalla que se pierde, pero que deja al amor intacto y hasta fortalecido. Un abrazo agradecido por este momento intensamente emotivo que me has hecho vivir.
Gracias, María, por este comentario tan sentido y generoso. Celebro que el relato te haya calado tan hondo. Otro abrazo lleno de gratitud para ti.
Muy poética la descripción de esa batalla tan aciaga, Juana.
Me alegra que hayas encontrado poesía en medio de estas palabras de recuerdo de alguien a quien quise tanto. Mil gracias por comentar, Lorenzo.
¡Precioso! Qué imágenes tan bellas, Juana. Y con lo difícil y delicado que es ese tema, has conseguido tratarlo con un cariño que traspasa las palabras y lo engrandece hasta hacernos sentir pequeñitos a los demás.
Un besazo.
Mil gracias, Patricia, por valorar así el relato. Para mí este relato tiene mucho significado. Tus palabras son un regalo para mí. Otro beso gordo.