123. Avatar (Elysa Brioa)
Tras la batalla llega la calma. cargada de tristeza y de una desolación pegajosa que se adhiere al alma de todo y de todos. Los pocos supervivientes se arrastran sin esperanza sobre las ruinas. Intentan sin éxito alcanzar las torres que todavía perduran. Son los únicos lugares donde encontrar refugio y reponerse para seguir batallando. Al inicio del combate había centenares de atalayas que relumbraban desafiantes, apenas cuatro se conservan ahora en pie y todas acatan a ligas enemigas. Algunos jinetes que aún se mantienen sobre sus caballos los espolean con los restos de las pocas energías que les quedan, pero los animales están agotados y avanzan desorientados entre los escombros, ajenos a los fogonazos que surgen dispersos y sin objetivo desde las altas almenas.
En el centro del caótico escenario un guerrero y su montura fluctúan en espera, sus ojos vacuos miran al vacío.
—¡Carlos, a cenar, se enfría!
—¡Ya voy! ¡Espera un minuto que acabo esta batalla!, ¡soy el único superviviente de la liga, en nada me matan!
—¡Tú mismo, no la vuelvo a calentar! ¡Y baja el volumen del ordenador, me duele la cabeza de oír tantos “rayos mortíferos”!
Un estratega puede quedarse sin su cena.
Un saludo
JM
¿Será que llevamos la guerra en las venas?
muy actual, la guerra virtual, peligros, juegos que se vuelven realidades. mejor la cena.
abrazo
silvia
Ely qué bien sabes jugar con el lector hacerle entrar en batalla para luego invitarle a comer. Buenísimo, felicitaciones.
abrazos enormes
Muy apropiado para los tiempos y los niños que corren. Consigues meternos de lleno en esa fantasía del pequeño. Mucha suerte 🙂
Es cierto, Elysa, cada vez nos quedan menos atalayas donde refugiarnos, no aprenden que cuando el pueblo no tiene nada que perder comienza la revolución. Y mientras tanto el pueblo sigue jugando anestesiado y sumiso.
Me alegro de que vuelvas a escribir.
Original relato. Batalla perdida para la madre, entre el voy y ahora iré, hay un mundo de segundos, una cena fría y un castigo.
Un beso Elysa.
Elysa, la batalla de las normas se entremezcla con la del juego, con sutileza y sorpresa final. Suerte y saludos