14. El cerdo es mío
El problema no era que la muchacha gritara «la cerda es mía» o que girara el rostro ciento ochenta grados mostrando la cara convulsa del horror. El verdadero problema se hallaba frente al televisor: el pequeño de seis años, en pijama sobre el suelo, contemplaba plácidamente aquella película de los setenta.
Le habían acostado temprano temblando de fiebre. A media noche la madre se levantó para vigilar su sueño y llevarle agua. Cruzó el pasillo a oscuras y alertada por la luz azulada de la tele, asomó la cabeza por la puerta. El niño de espaldas a ella, apoyaba la cara en las manos, absorto en la pantalla, ajeno al revuelo de cortinas aireadas por el viento gélido de la noche. La madre, confundida, soltó el vaso. Él, los ojos brillantes, giró la cabeza con un crujir de músculos del cuello, mirándola fijamente sin dejar de darle la espalda, mientras con voz dulce anunciaba sonriente, dislocado: «la peli acaba de comenzar, mamá».
Nos hemos inspirado en la misma película, pero tú le has sacado más jugo; me gusta más tu relato. ¿Me lo cambias? 🙂
El espíritu de la película está perfectamente captado. Y con tu relato consigues mantener ese escalofrío que deben producir las historias de terror. No sé si habrá algún exorcista que pueda librar al niño, pero de momento está claro que 《él》ya tiene su 《cerdo》. Me ha gustado mucho, y el título perfecto: pone el acento en el verdadero protagonista del micro, sin que tenga que aparecer explícitamente en la narración.
Suerte y saludos.
Aún recuerdo esas sesiones de cine de terror en casa. Una vez hubo un apagón en medio de El exorcista… No lo he superado.
Un saludo
JM
Pues esa peli ha sido una de las que más miedo me dio. Fui incapaz de pegar ojo en toda la noche. Y, menos mal que no duermo sola porque si no está noche….
El título es perfecto y me ha gustado mucho esa especie de comunión diabólica entre la protagonista de la película y el protagonista del relato. Besos y suerte.
Halaaa…
Al padre Karras se le acumula el trabajo…
Y éste también es de los de girar el cuello como una peonza.
Y en breve comenzará el festival de vómitos verdes, y el has visto lo que hace el puerco de tu hijo?, y a saber por donde se meterá el crucifijo el bambino poseído…
Que llamen al padre Apeles, que yo ya no estoy pa estos trotes…
Relato inteligente, original y con una factura impecable.
Un abrazo con olor a Don Cicuta.
Ese crujir del cuello me ha llegado, con un escalofrío, a los oídos. Con la carita tan mona que debe tener ese niño y el miedo que me esta dando.
Un abrazo Mikel
Muy bueno, me gusta cómo has descrito esa imagen mítica del cine y que no veas el miedo que da.
Parecía imposible sacarle más jugo a esa película y a esa escena en concreto pero tú lo has logrado. La historia está muy bien, y creo que tanto puede producir miedo como sonrisa. La narración perfecta. Mucha suerte 🙂
No hay como un juego de niños, una complicidad a media noche para darle ese sentido a la película.
Saludos
Suerte»
Rosa