58. AYOTZINAPA (María Ordóñez)
Los gritos y lamentos traspasan las paredes cubriendo calles, campos, mar. Arriban chirriantes a los oídos de todos nosotros, estemos donde estemos. No nos dejan pensar, hablar, sonreír, comer. No nos dejan hacer el amor porque ya no hay amor. Se ha de haber ido lejos. Muy lejos. Allá donde no matan gente, donde no la desaparecen, donde todos pueden pensar, hablar, sonreír, comer y hacer el amor en paz. Aquí ya no podemos. Este eco constante del llanto ya no nos deja.
Antes todo era lujuria. Como en película setentera. El verde del campo era lujurioso, el azul del mar también. Todo. Y nosotros éramos los más lujuriosos porque éramos felices. Desde tierras frías muchos llegaban buscando semejante ventura. Al encontrarla, algunos ya no se iban. Ahora ya ni se acercan. Tienen miedo. Porque aunque el sol brilla deslumbrante como siempre y el turquesa loco del mar igual hechiza, así como los prados del altiplano con sus apasionados verdes, ahora ya no hay flores. Casi todas las hemos arrancado para ofrecerlas a nuestros chicos perdidos. Si los encontramos las ponemos en sus tumbas. Si no, ante sus fotos; a ver si su perfume disipa un poco esta maldita pena.
María, es tan verdad todo lo que cuentas, con esa veladura de tristeza, que supera la ficcion. Suerte y saludos
Gracias Calamanda. Superaremos la tristeza, espero yo. Saludos.
Relato marcado por la temenda tragedia de esos 43 chicos desaparecidos y que está removiendo todos los rincones de tu hermosa tierra. Todo sentimiento.
Besos María.
Besos para ti también Rafa. Gracias por leerme!
Muy buena mirada al pasado. Toda una denuncia hacia aquellas cosas que ocurrían. Me ha gustado la forma de exponerlo.
Suerte.
Querid@ Majebri, ojalá fuera el pasado y no esta terrible realidad que el país está sufriendo día a día. Pero México es más grande que todo esto y algún día no muy lejano, saldremos a reír nuevamente! Gracias por comentar!
Muy duro y a la vez poético tu relato.
Me has mantenido en vilo.
Suerte.
Muchas gracias María Jesús, tus palabras me alientan. Un beso.
Un relato que ha de ser forzosamente triste, reivindicativo y, mucho me temo, no demasiado cargado de esperanza. El tiempo todo lo diluye, hasta esta tragedia, pero de la que siempre quedará, al menos, un profundo poso en la memoria, la indignación y la solidaridad de un gran pueblo unido, también quedará este buen texto. Que algún día el mundo entero sea ese lugar «donde no matan gente».
Suerte y un saludo
Muchas gracias Ángel, por lo que me toca. Ojalá que tus palabras se hagan realidad! Abrazos.
Esta sí, y no es una película, sino la cruda realidad de un país que quiero y admiro.
!Viva Máxico c… corazones!
Gracias M Carmen, ojalá pronto podamos escribir sólo de aquello que podemos admirar de este gran país. Saludos!
¡Qué país tan bello! ¡Qué grande dolor capaz de destruir la belleza de todo un pueblo! Pero María, la belleza aún perdura, puede que la única forma de curar las heridas sea volviendo la mirada a ese esplendor que llega a lujuria. Y son las madres, las que más sufren, las que tienen en su alma esa capacidad de encontrarla.
Y todos nosotros apoyando de todo corazón.
Un abrazo.
La historia sin palabras.
El relato precioso porque está escrito con alma.
Muchas gracias Isabel. Tienes razón, somos las madres las que más sufrimos o tal vez, tan sólo las que más demostramos nuestro dolor… Agradezco el apoyo porque sé que México es un país muy amado. Un beso!
Ojalá puedan crecer más flores en los campos. Ojalá nunca más se repita la tragedia. Tu texto transmite el dolor con una belleza inigualable. Un abrazo, María.
Agradezco enormemente tus dulces palabras, Concha. Otro abrazo para ti.
Hola, María.
Coincido con todos los demás comentarios y añado que mientras se les recuerde no habrán muerto del todo.
Me ha puesto los pelos de punta tu micro… Me ha llegado.
Un abrazo muy grande y mucha suerte.
Así es, linda Towanda, todos los llevaremos siempre en el corazón. A los 43 estudiantes masacrados y a las otras miles de miles de personas inocentes escondidas en fosas de praderas, selvas, bosques y las aguas de mares y ríos de éste hermoso país. Gracias. Un abrazo.
Tremenda tragedia la que narras. La realidad siempre superando a la ficción. Comparto el resto de comentarios, María. Sólo se me ocurre enviarte un abrazo y desearte suerte, y esperanza.
Muchas gracias María José. Así es. Una quisiera escribir algo lindo, optimista y feliz, pero ninguna ficción de ese tipo puede surgir cuando las circunstancias son tan tremendas. Un abrazo.
Cuando la realidad supera a la ficción y suceden cosas tan terribles como la de los 43 estudiantes, las musas deben hacer lo que han hecho contigo: inspirar historias que duelan, que lleguen, que denuncien.
Un abrazo María.
Así es Paloma. Las denuncias salen casi solas. No se puede una abstraer de semejante realidad. Abrazo agradecido para ti también.
Con que bellas palabras expresas una realidad tan trágica y triste.
Un abrazo de animo de apoyo. Que la pena no te quite tu alma de poeta.
Tu ánimo me llega hondo, Ma. Belén y lo agradezco con el alma. Un abrazo.
Me sumo a los comentarios de los compañeros. Un relato que cumple con nota el cometido de que el olvido no se leve por delante tanto inocente. Suerte y un abrazo 🙂
Muchas gracias Juan Antonio. Eso es lo que todos quisiéramos. Un abrazo para ti también, que siempre eres tan amable conmigo!
María, solo el ser humano puede hacer de su entorno un infierno, pero también creo que las personas pueden cambiar y revertir esta sinrazón. Tu relato, poético y reivindicativo, es una muestra de que hay esperanza. Abrazos.
Gracias Salvador por lo que dices de mi texto y más gracias aún por hablarme de esperanza!
Es cierto lo que dices María, los setenta fueron años lujuriosos, extraordinarios, años de un despertar colectivo a los sentidos y a la libertad. Desgraciadamente tenemos el contraste con la actualidad, gris, opaca y ahora teñida de tristeza por estas desapariciones y por muchas otras injusticias que asolan el mundo. Mi deseo es que pronto lleguen años como aquellos, y que estemos todos juntos, con esos chicos reencontrados, disfrutando de la vida con libertad y justicia. Mientras tanto, relatos como el tuyo, remueven conciencias y despiertan solidaridad.
Suerte y abrazos.
Que tus hermosos deseos se hagan realidad, Anna. Mil gracias por tu comentario. Abrazos también para ti.