TODA UNA CIUDAD EN EL ESPEJO… DE LA INSPIRACIÓN
Los antiguos construyeron Valdrada a orillas de un lago con casas todas de galerías una sobre otra y calles altas que asoman al agua los parapetos de balaustres.
Así el viajero ve al llegar dos ciudades. una directa sobre el lago y una de reflejo invertida. No existe o sucede algo en una Valdrada que la otra Valdrada no repita, porque la ciudad fue construida de manera que cada uno de sus puntos se reflejara en su espejo, y la Valdrada del agua, abajo, contiene no sólo todas las canaladuras y relieves de las fachadas que se elevan sobre el lago, sino también el interior de las habitaciones con sus cielos rasos y sus pavimentos, las perspectivas de sus corredores, los espejos de sus armarios.
Los habitantes de Valdrada saben que todos sus actos son a la vez ese acto y su imagen especular que posee la especial dignidad de las imágenes, y esta conciencia les veda abandonarse por un solo instante al azar y al olvido. Cuando los amantes mudan de posición los cuerpos desnudos piel contra piel buscando como ponerse para sacar más placer el uno del otro, cuando los asesinos empujan el cuchillo en las venas negras del cuello y cuanta más sangre coagulada sale a borbotones más hunden el filo que resbala entre los tendones, incluso entonces no es tanto el acoplarse o matarse lo que importa como el acoplarse o matarse de las imágenes límpidas y frías en el espejo.
El espejo ya acrecienta el valor de las cosas, ya lo niega No todo lo que parece valer fuera del espejo resiste cuando se refleja. Las dos ciudades gemelas no son iguales, porque nada de lo que existe o sucede en Valdrada es simétrico: a cada rostro y gesto responden desde el espejo un rostro o gesto invertidos punto por punto. Las dos Valdradas viven una para la otra, mirándose a los ojos de continuo, pero no se aman.
Italo Calvino. LAS CIUDADES INVISIBLES. Col. Millenium
Me encantan «Las ciudades invisibles» de Calvino. Cada capítulo un viaje especial por la imaginación y la palabra.Un libro para disfrutarlo sin tiempo y sin espacio.
Toda la razón te doy, Antonia. Las ciudades invisibles las tengo siempre a mano. Lo puedes releer y volver a leer, y siempre encontrar un mundo paralelo que te envuelve y te despega del suelo.
Coincido totalmente con vosotras, es una obra mágica y única, para perderte sin prisas entre sus páginas-caminos. Gracias por traerla a este espacio, te alabo el gusto, JAMS 😉