DIC101. NAVIDAD INVISIBLE, de Marcel Gris
“Luces cálidas. Frio tras la ventana. Villancicos lejanos que llenan silencios. Un portal a punto de cobrar vida. Olor de comida haciéndose en la cocina. Risas, abrazos, comentarios que recuerdan episodios pasados. Miradas perdidas, enamoradas, desgatadas. Ilusiones ocultas bajo un tronco con barretina que llegó de la montaña. Otras, un duende barbudo las traerá. Una mesa vestida de rojo y repleta de pequeños detalles, espera a sus comensales y a las futuras manchas que la ocuparan cuando todo acabe y se apaguen las luces del hogar. Los pequeños juegan por el comedor”.
Sus lágrimas caen sobre el plato de sopa tras la aparición del educador que le recuerda dónde se encuentra. Nochebuena recluido en un centro de menores, alejado de su familia y de sus sueños. No se encuentra mal pero le encantaría estar con ellos, como otros compañeros lo están. Nunca ha podido hacerlo. No ha tenido esa oportunidad, compartir estas fechas con su familia. ¡Su jodida familia! Tira la cuchara con fuerza, se levanta arrojando la silla y marcha del comedor gritando. Tras de sí deja el silencio de niños asustados que no entienden nada, las miradas interrogantes de los educadores y el CD con los villancicos apagándose.
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Una rebeldía natural y propia de los que están desamparados,.-SuerteHéctor
Gracias por detenerte Rocehoremor. Es una realidad casi invisible, de las que no se ven, como las de Dickens
Demasiado real, y muy bien contado.
Gracias Carmen por tus palabras. Es una realidad existente pero escondida que, de vez en cuando, nos recuerda dónde estamos y qué tenemos. Abrazos
Una visión demasiado triste de la Navidad, sin esperanza
Hola, Mª Jesús, tus palabras son ciertas pero parte del trabajo de esos educadores que trabajan en dichos centros es darle la vuelta y aportar un poco de esperanza y luz en estas fechas y a la situación de los menores que viven en ellos.
Gracias por detenerte, leer y opinar. Abrazos.
Otra navidad, lejos de lo que debería ser. No hay familias perfectas y a veces sencillamente, no hay familias.
Esto nos debería hacer valorar lo que tenemos.
Besos.
Hola Asun, estoy contigo. A veces hay que pensar que no hay familias y debemos aprender un poco a valorar aquello que tenemos, lo que nos da alegría y vida. Muchas veces nos acordamos de la queja y añoramos otras cosas que no nos representan ni están en nuestro presente.
Un abrazo y gracias por opinar y detenerte. Me alegra que te haya dicho algo.
Marcel, triste realidad la que has contado. Me ha gustado mucho. Abrazos.
Gracias, Salvador, por tus palabras, por detenerte a leer y opinar. Un abrazo!!!
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