66662. EL INTERVALO, de Pablo Vázquez
Acudes zozobrando hasta el claro del bosque y tratas de recordar dónde comenzaste tu pergrinaje nocturno. Has llegado hasta el bosque calcinado, sin árboles ni arbustos. Observas tus brazos heridos y te lames esas cuchilladas, que se cruzan como aspas por tus extremidades.
Te sientas con cuidado, para no arañar más tu cuerpo desnudo con las piedras del suelo. Quieres descansar pero aún no es de día. A pocos kilómetros de ti hay un hombre que juguetea con fuego, puedes olerlo. Tu corazón palpita desbocado. Quizás sea el pirómano. Notas el calor que ruboriza tu piel como si fuera hierro candente.
Podrías acabar con él. La luna llena sigue brillando. Eres capaz.
Buena historia, con un hombre-lobo, que sea por hombre por lobo o por las dos identidades, cavila en tomar venganza hacia otro depredador, esta vez, al parecer sólo humano.
Suerte.
Y la bestia aún recapacita antes de decidirse a terminar con el más peligroso de los animales. El otro no dudaría ni un instante.
Muy buena propuesta Pablo, un espejo diferente en que vernos, suerte.
Abrazos.