JUN68. RELATOS PERRUNOS , de Silvia Asensio García
Me desperté con una sensación rara, como de vacío interior. No sabría exactamente como describirla, pero cuando bajé la vista y vi aquella pata peluda, di un grito que resonó por toda la estancia.
Abrí los ojos como platos, ¡esa pata se continuaba con el resto de mi cuerpo, que tenía el mismo aspecto! Fui al baño para cerciorarme, me miré en el espejo como pude, dando saltitos y más saltitos, hasta que pude tener una visión más general de mi y si, no cabía la menor duda, parecía un auténtico Golden Retriever. Era de lo más real, hasta llevaba puesto un collar antipulgas.
Me rasqué la cabeza pensativo o ¿serían las malditas garrapatas? Mi mujer se dirigió a mí como si nada ocurriera. No pareció inmutarse al verme.
— Carlos, ¡termina de vestirte que vamos a llegar tarde a la cena!
— Le contesté un “ya voy” que de perruno no tenía nada.
Me miraba una y otra vez y no entendía nada, hasta que mi mujer fue a pintarse los labios frente al espejo y entonces lo comprendí todo…