74. LA COSTURERA
Tras la puerta del camarote 115 Olivia repasa uno de los canales de su corsé. Con la aguja entre sus dedos puede abstraerse, soñar despierta recordando al guapo camarero español que le ha servido en la cena. Se incorpora de la butaca para alcanzar la ballena que reposa sobre una mesita de madera, la desliza en la parte de atrás, en la costura, y coloca alfileres.
La brusca detención del buque le hace perder el equilibrio pinchándose el dedo índice. Los golpes en la puerta y la voz de la condesa terminan de inquietarla, tira el corsé al suelo y sale al pasillo. Varios mayordomos, en aparente calma, les facilitan chalecos salvavidas y les dirigen a cubierta. Allí todo es confuso: los acordes de la orquesta se mezclan con los gritos; los tripulantes forman una barrera humana que retiene a los pasajeros de tercera; el capitán, pistola en mano, no deja de repetir que primero subirán las mujeres y los niños… Olivia pierde de vista a su señora y grita, grita con todas sus fuerzas…
El ultimo recuerdo es verse alzada como un saco de paja y lanzada al bote número 8. Todo su mundo cambiaría a partir de ese momento.
Inés, así nos dicen que ocurrio todo aquello, y lo cuentas muy bien. Suerte y saludos
Gracias, Calamanda, me ha costado escribir algo este mes, pero de alguna forma siempre sale algo.
Un abrazo.
En este caso da alegría el que alguien de «tercera clase» pudiera salvarse.
Es cierto eso que dices, M carmen, además me he inspirado en una historia real, así que la alegría es doble, esa mujer tuvo mucha suerte.
Un saludo.
Espero que quien la lanzó al bote fuera el guapo camarero español, llegaran a América, fueran felices, tuvieran media docena de churumbeles, acabasen siendo propietarios de una cadena de restaurantes de tapeo y muriese felices cogidos de la mano una noche de luna llena mientras se miraban tiernamente, porque vaya mes llevamos… Este relato pone un poquito de luz. Besos y suerte.
Pues te voy a dar un disgusto, Ana: el camarero murió y ella acabó sus días soltera y sin hijos… Quizá en otra vida…
Un beso.
Vaya, hombre, para una vez que quería yo un final tipo peli de Jennifer Aniston…
Jajajaja, vaya, me has recordado una serie mítica….
Inés, has descrito perfectamente el caos que tuvo que producirse tras el impacto. La vida de la protagonista ha naufragado, pero está viva, lo que el destino le depara es otra historia. Abrazos y suerte.
Yo creo que interiormente todo debió cambiar para ella. Gracias, Salvador.
Un abrazo.
Me ha gustado mucho, recreas la escena muy visualmente, y además la protagonista es un personaje que probablemente viajaba en el barco, las altas damas van siempre acompañadas de muchas personas a su alrededor. Además le das un final inesperado, la salvación de la costurera.
Me parece muy buen relato, felicidades.
Le he cambiado el nombre, pero sí, Fermina Oliva viajaba en el barco de señorita de compañía y después de la tragedia volvió a su oficio de costurera. En su caso no acompañaba a una condesa, viajaba con un matrimonio en su luna de miel…, y a lo mejor cruzó una palabras con Juan, el camarero español…
Gracias, Asunción, un beso.
Una historia que parece pequeña, pero en realidad es grande, tanto más si se basa en un episodio real, más todavía porque tiene un final feliz y contradice la sangrante diferencia de clases que se produjo a la hora de la evacuación.
Un saludo y suerte
Gracias por el comentario, Ángel. Escuche la historia en un reportaje sobre el Titanic, creo que fue por el centenario, aunque me he tomado la licencia de cambiar algunas cosas, y creo recordar que no le gustaba demasiado la idea de viajar en el barco.
Un abrazo.
Gracias, Anita, me crea un poco de angustia la historia del Titanic y no tenía muchas ganas de escribir nada. Esta pequeña historia es un homenaje a dos de los españoles que viajaban en el barco. Ella tuvo suerte…
Un besazo.
Me gusta mucho los tiempos de tu relato Inés, ese primero en el que nos presentas a Olivia y su fantasía; el segundo en el que bruscamente tiene que salir de su ensoñacion y proteger su vida en un presente feroz y por último, una mención a ese futuro que dará un cambio radical.
Gracias, Isabel, la vida les cambió en minutos y supongo que la mayoría arrastraría ciertos traumas del momento. Se dice que muchos no quisieron hablar nunca del tema.
Un abrazo.
Hola, Inés, está muy bien contado el micro al menos ella se ha salvado. Muy buenas descripciones. Un abrazo, Sotirios.
Gracias, Soti, sí, sus gritos le sirvieron de mucho.
Un abrazo.
Buen relato que narra una de las muchas aventuras, o mejor dicho desventuras, de ese nefasto día. Para ella por lo menos el termino de la historia le fue favorable. Grandes puntadas las de tus palabras para crear esa «Costurera»
Un beso Ines.
Gracias, Belén, me alegra que te guste mi historia,
Un beso!
Se salvó la sirvienta de la señora, se salvó la segunda clase y el mayordomo, se volvieron a joder los pobres.
Nada como estar cerca de los poderosos.
Abrazos y suerte
Tienes toda la razón, Manuel, la diferencia de clases es terrible.
Un abrazo!