DIC97. ÍTACA EN NAVIDAD, de Vicente Fernández Almazán
Mi vida de niño fue siempre ejemplar, hasta que una nochebuena, mis padres, decepcionados, me subieron a aquel maldito tiovivo. Allí, a lomos de un caballo mustio, me hicieron firmar el finiquito y me centrifugaron entre arengas y burlas. Ni que decir tiene que al rato estallé, transformado en cristales de agua y chispazos azules. Luego, todo cambió… Ahora floto en el aire, sin carga negativa ni rencor, jugando entre isobaras y ventiscas. Nunca volví a ver a mis padres, aunque no estoy solo; somos muchos. Viajamos, bulliciosos, formando edredones níveos sobre los coches, o luciendo, con orgullo geométrico, sobre la fachada del Corte Inglés. Si te fijas bien, podrás verme. A veces bajo en zigzag sin llamar la atención, salvo por un soniquete de velcro cuando caminas. Disfruto espiando parques llenos de luces navideñas. Aunque me quedo poco tiempo. Sólo hasta que vuelve esa tristeza antigua. Entonces hago malabares para no licuarme y me elevo raudo, con la esperanza envuelta entre nubes. Luego huyo sin tregua; desbocado, como un caballo sin tiovivo bajo la tormenta; y me pierdo, otra vez, buscando el camino de vuelta a casa; siempre errando en círculos.
Asi errando en circulos ,después de incontables vueltas en el tíovivo he quedado luego de leerlo, suerte Héctor
Muy lindo
Poético y muy bien escrito. ¡Por favor que no se licue todavía!
Felicidades.
Ay Vicente, dame la receta y desvela la ubicación del tiovivo. Hoy no puedo con mis peques…..como siempre surrealismo en estado puro impregnado de colores de Navidad.
Besos compostelanos
Vicente, precioso relato, me ha encantado. Abrazos.
Me ha gustado leerte y las imágenes que proyectan tus letras pero, si soy sincera, me he perdido un poco.
Un abrazo.