DIC93. COMPAÑEROS, de Reyes Alejano Monge
Corría dando zancadas imposibles con sus piernas aún cortas, para no ser alcanzado por el chucho rabioso. De un bote subió a un árbol; y descubrió cuanto le gustaba ver el mundo desde arriba. El arce se convirtió en su secreto refugio, receptor de llantos, dispersor de risas, silencioso confidente. En el otoño de sus ochenta y cinco años, aún ágil, ya cansado, trepó a su árbol una vez más un día de nieve y calma. Se acurrucó en su hueco y se durmió. Los suaves copos abrigaron su cuerpo, y las hojas susurraron una canción triste de despedida…solo cuando el arce se liberó de todas sus hojas otoñales le encontraron. En Navidad.
Precioso. Yo no creo que sea una persona-mascota, sino un hombre solitario, un trozo de naturaleza con alma humana.
Muy poética esa simbiosis y muy acertada esa búsqueda de refugio, alejado de los peligros del mundo.
Todo un cuento de navidad, me ha gustado mucho. Además es una buena metáfora de los ancianos que viven (y mueren) solos.
Saludos y feliz navidad.
Muy bonita historia.
Reyes, relato tierno y melancólico. Me ha encantado. Un abrazo.
Un relato bonito de una historia triste. Interesante combinación!
A mi me parece una relación muy bonita entre un hombre y un árbol. Crecen juntos y el hombre elige reposar para siempre junto a su compañero de vida.
Precioso. Yo también quiero un árbol así.
Precioso relato,pura poesía mucha suerte, Héctor
Hermoso, como una leyenda.
Bello relato con cierto toque de soledad. Se sintió acompañado toda su vida por un árbol y de él hizo su familia y amigo.
Un abrazo.
que bello! Ale… está muy bien escrito y es conmovedor… también quisiera tener la sabiduría de ese señor y elegir mi árbol… e irme acurrucadita y protegida, hermoso! te abrazo (Adriana Ríos)