50. Crimen ejemplar (Jesús Mollinedo)
Fuimos tan amigos. Su única pasión era el juego, para mi la lectura. Ambos nos disputábamos el mismo amor.
Un 31 de diciembre decidimos jugarnos en una partida de canicas nuestros corazones. El vencedor, como César laureado, tendría con quién brindar y disfrutar tras las campanadas.
Allí estábamos los dos, frente a un jardín a media tarde con dos bolitas de cristal. Comenzaron a rodar nuestros destinos sobre tierra, hierbajos y piedrecitas. En un primer tiro falló y se alejó. En mi turno realicé un acercamiento peligroso porque había que arriesgar. En la réplica él efectuó una aproximación certera usando la palma de su mano. Cogió la canica, elevó la diestra, encogió el pulgar como quién acaricia un gatillo con el índice y se aprestó a lanzar un mortífero ataque como una víbora. En décimas de segundo vi la vida correr en un instante, agarré una piedra y le abrí la cabeza. Le metí la bola por el gaznate y un instante de satisfacción recorrió todo mi cuerpo.
Sinceramente no se por qué lo hice. Supongo que porque nunca me gustó la Navidad ni el juego de las canicas como a él.
¡Claro que sí, lo hice por Max Aub!
!Ojú! como decimos en mi tierra. Terrible, pero buen micro.
Gracias Mari Carmen. Coincido con lo de ¡ojú!
Creo que el personaje se ha quedado muy muy a gusto.
Suerte y abrazos
Es lo que pretendía con el personaje, directo, ¿alocado?, no, insensato sería la palabra justa. Gracias Manuel.
La maté porque era mía.
Toda muerte o crimen tiene su explicación , su porqué.
Lo importante es encontrar la excusa, luego, lo demás ya está justificado.
Algo así, ¿no Jesús? Crímenes Ejemplares de Max Aub.
Pues muy bien conseguido, maestro!!
Un abrazoooo
Muchas gracias por tus palabras Amparo. Nada justifica un crimen por eso cuando se produce uno sale la irracionalidad que como seres humanos y en un momento determinado todos podemos llevar dentro sin saberlo. Por ello te recomiendo la obra de Max Aub Crímenes ejemplares para que puedas ver la irracionalidad en estado puro. Como le he comentado a Ana U, habrá un antes y un después de su lectura.
Un abrazo también muy fuerte y te deseo lo mejor para estas Navidades Amparo.
jesús, tu cuento cambia su ritmo al final, y muestra una situacion hostil de forma clara y directa. bien contado. Suerte y felices fiestas
Gracias Calamanda, por desgracia, en la ficción nadie dijo que las Navidades o el fin de año fuera siempre de bienes…
Muchísima suerte a ti también, te deseo una feliz Navidad, pero de verdad, no de ficción…
Un relato potente y cruel, aunque con su gracia en ese final tan negro. El ritmo y las descripciones, de diez.
Espero que tengas suerte. Un abrazo.
Muchísimas gracias Antonia. Te deseo igualmente suerte y que pases unas muy buenas fiestas. Un abrazo muy fuerte.
Parece que las campanadas invitan al horror de la muerte. Sorprendente final.
Suerte y felicidad
Gracias Maria Jesús. Espero que las campanadas, las auténticas, nos inviten a todo lo contrario, paz, amor y salud, mucha salud. A ti también te deseo suerte. Que sigamos en la brecha compartiendo, es lo que importa.
Menudo desenlace, nos llevas de la mano y al final se cumplen todas las expectativas.
Quizá las fiestas sean propicias para sacar lo mejor y lo peor de cada uno.
Un abrazo y feliz navidad
Gracias anticipadas Asunción. Espero que siempre estas fiestas saquen lo mejor de cada uno, lo otro lo dejaremos para nuestras historias de ficción de esta noche te cuento. Un abrazo igualmente y que pases unas muy felices fiestas con los que mas quieres.
Gracias Ana. Efectivamente es un autor con una vida literaria emocionante y apasionante a la vez que triste por todo lo que le tocó vivir. Por cierto, te recomiendo el libro Crímenes ejemplares escrito por él. No te dejará indiferente, te lo aseguro. Te deseo una feliz navidad y un próspero año nuevo.
Como escritor no tienes precio. Ya quisieran muchos locutores de radio retransmitir como tú lo has hecho esa partida de canicas, y por extensión esta original historia. El desenlace en consonancia con la intención en general del relato. Me ha parecido muy bueno. Mucha suerte 🙂
Muchas gracias Juan Antonio. Si supieras las partidas apoteósicas a las canicax que me echaba con mis amigos en el parque alucinarías. No las cambiaba ni por el mejor póker del mundo. Eso sí, ganaras o perdieras qué ratos, qué momentos mas emocionantes, vividos y sentidos…para bien. Te deseo unas muy felices fiestas. Un fuerte abrazo.
Yo jugaba al guá con mis hermanos en el parque y cuidábamos y cambiábamos nuestras canicas con un mimo especial.
Por eso me ha desconcertado mucho el final de tu relato. Imagíname disfrutando, rememorando una partida como una niña y, de repente ¡soy testigo de un brutal asesinato!.
Yo no sé si Max Aub agradecería el gesto.
Original y sorprendente.
Besos