72. El médico del reloj (Juana Mª Igarreta)
El “tío Julián” era el médico del reloj. Cuando en invierno al reloj de la iglesia le afectaba la humedad constipando el ritmo de las horas, él subía presuroso a la torre. Accedía a la pequeña estancia desde la que el reloj gobernaba el tiempo e iniciaba un minucioso ritual de inspección, escudriñando con vivarachos ojos y hábiles manos cada una de sus piezas. Algunos del pueblo, menospreciando su labor, le preguntaban: “¿Qué haces ahí arriba, Julián, que te pasas las horas muertas?”; a lo que él solía contestar: “Vigilo el tic-tac del reloj, que es el corazón del tiempo”.
Pero realmente al “tío Julián” nadie lo conocía en profundidad. Vivía solo en una de las últimas casas del pueblo que heredó de un pariente lejano. Hasta su edad era un misterio. Los más antiguos aseguraban que llegó al pueblo el mismo día que se estrenó el reloj de la iglesia. Y de eso hacía mucho.
Una Nochevieja, faltando apenas unos minutos para las campanadas del Año Nuevo, el reloj enmudeció. De su blanca esfera, súbitamente ensombrecida, comenzaron a caer gruesos y oleosos goterones.
Fueron a buscar al “tío Julián”. Tras la herrumbrosa puerta solo encontraron el tiempo detenido.
Juana Mª, parece que ambos eran almas gemelas. Bonita y bien contada tu historia. Suerte y felices fiestas
Sí, habían compartido muchas horas juntos. Gracias por comentar, Calamanda. Suerte y felices fiestas también para ti.
Tu relato me ha recordado las pequeñas cosas de la vida, pero que de alguna forma nos marcan, y detrás de las que suele haber alguien imprescindible, en el que no tenemos tiempo de reparar. Y le echamos en falta cuando ya no está y lo que parecía obvio deja de funcionar.
Muy bonito, Juana.
Y ¡Feliz Navidad!
Comparto totalmente tus impresiones, Patricia. La vida está llena de actores secundarios sin los cuales la película no sería posible. Gracias por tus palabras y también para ti y los tuyos ¡Feliz Navidad!
Qué penita, Juana. El tío Julián y el reloj formando parte uno del otro.
El reloj llorando por su médico.
Muy bien contado. Un beso. Felices Fiestas.
Sí, habían compartido tanto tiempo, que no podían vivir uno sin el otro. Gracias, Virtudes, por comentar. Un beso y mi deseo para ti también de unas Felices Fiestas.
Un precioso cuento de Navidad, Juana, Suerte y un abrazo.
Gracias, Eva, por comentar. Suerte, la que tú vas a tener, ya que tu relato es fantástico. Otro abrazo y Feliz Navidad.
A veces no es cierto el dicho de que nadie es imprescindible. Pero hace falta faltar para que te echen en falta. Como cuando falta la luz… Bonito cuento.
Sí, así es; tal cual lo has descrito con ese juego de palabras. Gracias, Edita, por comentar y Feliz Navidad.
Juana, te ha salido un micro realmente precioso. El micro es muy agradable de leer y muy sentimental cuando el reloj para a causa de la probable muerte de Tio Julián. Enhorabuena por tu precioso micro te deseo mucha suerte y felices fiestas, Sotirios.
Muchas gracias, Sotirios. Celebro que te haya gustado. Suerte también para ti junto a mis deseos de una Feliz Navidad.
Un cuento con remembranza de antiguas leyendas… precioso y tierno.
Agradezco mucho tus generosas palabras, M. Carmen. Y te deseo unas Felices fiestas de Navidad.
El tiempo detenido por falta de alguien que se lo curre y lo cuide. Los recortes han llegado a tu relato también y quizás por esa razón el viejo tío Julain ha decidido también pararse.
Abrazos y suerte
Es una original forma de verlo, Manuel. Gracias por comentar. Abrazos y suerte también para ti. Bueno y Feliz Navidad.
Gracias, Ana. Me alegro de que te haya gustado. Otro abrazo y también Feliz Navidad para ti.
Hola, JUANA querida. Tarde pero seguro, peso a decirte que te felicito por tu poder de observación: pusiste el ojo en ese reloj que es apenas una figura de fondo en la ilustración de diciembre y, sin embargo, es tan pero tan importante como para que alguien lo cuide, llámese tiempo o tío Julián.
Me gustaron especialmente las imágenes del reloj llorando sus oleosos goterones, el tic-tac como corazón del tiempo y el tiempo detenido tras la puerta oxidada.
Fue un disfrute leerte.
Cariños,
Mariángeles
Hola, Mariángeles:
Valoro enormemente tu minucioso comentario y que te hayan gustado especialmente las imágenes del relato que citas. Una, como todo aquel que tiene como afición escribir, pone ilusión en lo que hace, y comentarios como el tuyo son el empuje para seguir haciéndolo.
Para mí también es una gozada leerte.
Un abrazo y FELIZ NAVIDAD.
Fe de erratas: donde dice «peso», léase «paso» 😉
Me ha gustado mucho el ambiente rural que has plasmado, Juana Mª., la importancia de los trabajos que parecen pequeños, el amor por una labor, la compenetración entre hombre y máquina, ese final fantástico con el tiempo detenido.
Un relato con diferentes caminos de profundidad bajo una muy amena y aparente sencillez, un texto de grata lectura hecho con el prisma de una artesana de las letras.
Además de desearte suerte y enviarte un abrazo, aprovecho para desearte unas felices fiestas
Hola, Ángel:
Celebro que valores tan detalladamente el relato. La verdad, como habitualmente te dicen otros compañeros, te curras muy mucho los comentarios, que son siempre un análisis exhaustivo del texto. Cosa que es de agradecer. Yo reconozco que no tengo esa habilidad.
Bueno, Ángel, mil gracias por todo y felices fiestas también para ti y los tuyos.
Juntos hasta el final, reloj y relojero nacieron juntos, vivieron juntos y murieron a la misma hora. Lo que será un misterio es quien de los dos dio el último tic tac del segundero.
Un beso navideño Mª Angeles, me ha encantado leerlo.
No se puede resumir mejor, MªBelén. El misterio reside en Julián. ¿No es extraño que una persona tan minuciosa con el reloj, tenga herrumbrosa la puerta de su casa? Me alegro de que te haya encantado leerlo. Mil gracias y otro beso navideño para ti.
Juana, fieles compañeros, el uno sin el otro no eran nada, el reloj marcaba su vida y él alargaba la suya, una perfecta simbiosis temporal. Precioso y mágico relato. Abrazos y Feliz Navidad.
Celebro que te haya gustado, Salvador. La verdad es que siempre los relojes y sus relojeros me han parecido muy inspiradores. Mil gracias por tu amable comentario y Felices Fiestas también para ti.Otro abrazo.
“Vigilo el tic-tac del reloj, que es el corazón del tiempo”.
Un reloj que llora la ausencia del único que le entiende.
¡Y yo me quedo prendada del tío Julián!
Felices Fiestas. Besos.
Un millón de gracias, Isabel. Tu sentido comentario es un auténtico regalo navideño. Felices Fiestas también para ti, junto a un beso agradecido.
Buen relato. Una maquina con corazón.
Muchas gracias por pasarte y comentar, María. Aprovecho y te deseo lo mejor para el 2015. Saludos
Mágico, bonito, bien contando… me ha encantado la historia. Es un relato para leérselo varias veces y disfrutarlo. Poco puedo añadir ya a todas las cosas que te han dicho. Me ha encantado. Me da a mí que estas letras van a llegar muy arriba. Mucha suerte 🙂
No sé qué decir, Juan Antonio. Me ilusiona mucho que te haya gustado. Ojalá consiguiera estar alguna vez por ahí arriba. Soy consciente de que el listón está muuuuuuuuy alto. Mil gracias por tus buenos deseos y que en el 2015 sigas cosechando éxitos con tus buenas letras. Un abrazo
De apariencia sencilla y calado hondo, así veo yo tu relato. La frase final, evocando la muerte del relojero sin nombrarla, es sublime.
Suerte y Feliz 2015
Celebro que valores así el relato, Anna. Lo sencillo no está exento de profundidad. Sobre la frase final, la verdad es que al principio había pensado en otra, pero luego me gustó más la segunda. Muchísimas gracias por comentar y te deseo igualmente suerte, así como un buen año 2015.