120. Un faro para Ana
Tras media hora de calma chicha retomamos la navegación por el mar de la sopa de estrellas. Sorteamos varias y cargamos otras en la bodega. Veinte minutos más para desembarcar en la isla esponja con el firme propósito de poner pronto rumbo a Paris, mientras, decimos “aur revoir” a los doblones de oro de la tortilla francesa. Tan larga travesía nos deja a ambas exhaustas y acordamos que cuatro perlas uvas es un botín aceptable.
Muy lejos de nuestro mar de olas de espuma, allá, lejos, tierra adentro, donde el resto de la tripulación de la nave espera ansioso a que icemos la bandera del triunfo, suenan doce cañonazos. Sus fuegos se elevan en el cielo pero retumban en mi línea de flotación.
Siento el frío solitario de la madrugada y el aire con lágrimas saladas me susurra que mal capitán es quien encalla navío. Horas después la magia de la aurora boreal me recuerda que sigo siendo el timonel del barco y debo salvar mi tesoro. Siempre buscaré la luz en el horizonte.
Vaya texto que te has largao maestra. Cuidado y literario y mágico, me has llevado a las aventuras del capitán garfio, he visto a campanilla y me has dejado colgado de na de esas estrellas. precioso MEL, feliz año y abrazos y suerte.
Que bueno mel. Este cuento huele a mención
Es precioso.
Me parece un paseo de lo real a lo imaginado: una cena se mezcla con lo imaginado hasta que se transforma en cuento.
Y siempre buscando esa luz en el horizonte.
Muy bonito. Me ha encantado.
¡Feliz Año Viejo y Feliz Año Nuevo!
Me dejas el corazón tintineando como una campanilla.
Besos
Vuelvo porque el título me deja pensativa: porque si es Ana la que transforma la realidad con su imaginación no necesita ningún faro para salir de allí.
Pero puede que Ana necesite ese faro.
Por un momento me vi leyendo a Salgari, en sus epopeyas de piratas, héroes de mi niñez.
Me encantó.
Un abrazo y feliz comienzo de año.
Ay Mel me has puesto la carne de gallina porque esta preciosidad de relato cuenta más de lo que dice y sé que debes aguantar muy fuerte el timón para que tu nave no se vaya a pique.
Precioso relato Mel… un abrazo grande
María, nos cuentas con detalles clasicos y original planteamiento un cuento de aventuras. suerte y felices fiestas
Un lenguaje poético y muy conseguido, cena de Nochevieja, campanadas, nostalgia y el amanecer que devuelve la esperanza en el mar de la vida de la protagonista que busca su camino.
Suerte, un saludo y Feliz Año
Muy curioso relato, pero no sé si lo he entendido. Me ha parecido la historia de dos mujeres (¿madre e hija?) que, en situación más que precaria, celebran una nochevieja comiendo sopa y tortilla francesa y sólo tienen cuatro uvas. La supuesta madre pasa una noche terrible hasta que llega el día y le trae un poco de esperanza o de ganas de luchar. Pero seguro que no he dado ni una.
Por cierto, me encanta el título 🙂 Si en la próxima microscopiada o similar me mandas un faro, me dejo. Besos y suerte, Mel.
Un texto muy bonito en el que has encriptado debajo de una metáfora infinita lo que duelen los hijos y de lo mucho que se lucha por ellos. Mucha suerte 🙂