MAY165. PRINCESA HINCHABLE, de Ernesto Ortega
La princesa se pincha el dedo con una aguja. En un gesto intuitivo se lo lleva a la boca, pero en lugar de sangre azul descubre una fuga de aire. En segundos sus explosivos pechos de silicona comienzan a perder presión, el vientre moldeado a golpe de bisturí se deforma y la redondez de sus glúteos, que tantas sesiones de liposucción le costaron, desaparece. Intenta alcanzar el móvil para llamar al servicio. Antes de que lo consiga, su mano se ha convertido en un ingrávido guante de goma. Pronto no será más que un trozo de plástico amorfo tendido junto a la chimenea. Cuando el príncipe la encuentre, tendrá que volver a hincharla.
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¡Qué bueno Ernesto! ¡cuántas princesas hinchables e hinchadas hay por ahí!
Muy divertido a la vez que verídico en tanta princesa artificial. Me he reido imaginandome la escena, Almodovariana a tope, una idea para debatir (lo digo con todo el respeto y cariño del mundo que conste, pero es que me gusta este tipo de debate y creo que es enriquecedor para los que nos gusta escribir) el título no me acaba de convencer del todo ya que resume el cuento, quizás un «pinchazo» le diese otro aire:) je je ¿cómo lo ves? , saludos y gracias por las risas.
María Elejoste Larrucea = MEL
Excelente, Ernesto, muy muy buen paralelismo y con el toque de cuento de la primera línea. El final, redondo. Enhorabuena.
Un abrazo.