MAY154. ADIÓS PRINCESA, de Esther Gómez
Hace muchos, muchos años, en un país no muy lejano, vivía una princesa de cualquier cuento. Se sentía muy afligida. Los bufones de la corte no lograban arrancarle una sonrisa. Sus damas de compañía se hallaban muy preocupadas, no sabían por qué estaba tan triste. Todos se interrogaban: ¿qué le ocurre a la princesa?
Un día decidieron preguntarle qué apenaba su corazón. Levantando la mirada y con semblante serio contestó:
— Las niñas ya no quieren ser princesas, me lo ha dicho un juglar llamado Sabina. Los allí presentes posaron sus ojos en ella, se hizo un profundo silencio.
De repente se giro, miró a todos y cada uno de ellos y empezó a correr y a correr hasta que sus pies simularon unas alas. Durante el camino que separaba los jardines de Palacio de sus aposentos, se fue despojando de su ropa, primero del corsé que le oprimía su pecho, después de aquel miriñaque que le impedía sentarse y al fin deshizo aquellos ridículos bucles que tanto odiaba.
Se enfundó unos vaqueros, que el mismo juglar le había regalado, se puso una camiseta, en ella escribió: “LIBRE”.
Sin mirar hacia atrás, amaneció en el mundo real.
Los cuentos estaban cambiando…
Seguro que tu princesa no se va a arrepentir de su amanecer, ojalá todas las princesas prisioneras del primer mundo y del tercero, rompieran sus corsés y volaran hacia el destino que se merecen como ser humano.. Muy bonito. Suerte y Besos
Hola, Esther.
Para empezar a vivir, a veces, hay que romper con lo que nos oprime y en tu cuento capto ese mensaje. Corre princesa, corre que está a punto de dar las campanadas y éstas puede ser el inicio de todo lo bueno que está por venir.
Suerte y un besotazo.
Me ha hecho mucha ilusión recibir tu comentario Muchas Gracias por tu mensaje tan positivo. Besotazo para ti tambien