MAY150. RESCATE TORCIDO, de Rosa Yáñez Gómez
Una princesa encerrada en lo más alto del torreón de un castillo con foso y dragón esperando ser rescatada. Una pantalla encendida y unos dedos que teclean en medio de la habitación en penumbra. Largos cabellos y un vestido vaporoso haciendo de cola magnífica para la niña que chatea con el príncipe. Ella le manda emoticonos de caras tristes y le pide auxilio con ese decir sin decir que aprendió con la corona. Él le habla de la última fase del videojuego de moda, de su grupo de amigos príncipes con los que ha quedado y a los que no puede traicionar, le habla de honor, de lealtad. Ella curiosea en el aspa de cierre de la ventana de chat con el puntero del ratón. Abre la red social y consulta la lista de amigos sugeridos: incluso la foto de unos pies frente a una playa pueden resultar evocadores en un abúlico encierro, sobre todo si al fondo se entrevé un horizonte, aunque sea torcido.
Estupendísima participación, Rosita. Un gustazo verte por aquí. Ya verás qué bien te vas a sentir.
Un abrazo.
«Le pide auxilio con ese decir sin decir que aprendió con la corona». ¿Hay premio a la frase del mes?
Gracias a los tres Ana, Miguelángel y Rubén. Espero seguir por aquí si las musas lo permiten 😉
Buen relato de bautismo. Yo también me estreno este mes.
Suerte Rosa me ha gustado, el relato pide más, parece que quiere continuar.
Te sigo de cerca , me gustó
Suerte
Gracias de nuevo Montesinadas. Nos seguimos 🙂
Rosita, una situación no solo- Real-, sino muy en la realidad de los jovenes. Fluido y original. Suerte y saludos
Gracias Calamanda. Espero que la situación sea cada vez menos real entre los jóvenes, nada de abulias, ni espera de un rescate…
Rosita, me encanta la convivencia que haces en tu relato de escenarios de cuento clásico y de actualidad. ¡Suerte!
Belén
Gracias Belén, he intendo llevar esa convivencia también al lenguaje 🙂
¡Logrado!
Un beso,
Belén
Bien contado el castigo de una chica en su habitación, Rosa, se ve la escena y está muy bien mostrada. Lo que no veo tan claro es el título y la última palabra que insiste en lo de torcido.
Un abrazo.
Pues bueno, no la veía castigada sino autorecluida y la torcedura es que no se permite ni siquiera la oportunidad de rescatarse de veras. No sé si te vale la explicación (éstas siempre suenan a burdos apaños… mi perro se comió los apuntes…), pero por ahí iban los tiros.
Gracias por la atenta lectura. Un abrazo
Creí que era un castigo por el símil del foso y dragón, o sea, habitación y padre que no la deja salir con sus amiguitos, y por la imagen que se me viene a la cabeza de una princesa encerrada en un torreón.
Sólo que a veces no nos encierran, sino que nos encerramos, porque sí o para ver si nos rescatan. ¿No crees?
También, Rosa, también. Rescatada de sí misma es igual o más válido, ¿y lo de torcido? Igual es tema internet donde me pierdo, disculpa.
Nada es válido o no, depende de lo que tú como lectora construyas en torno al texto. Creo que tus preguntas apuntan ya al aura inasible de un microrrelato. No hay explicación buena o mala, hay sugerencia y lo que de ella tú construyas.
Si no hay efecto, si la sugerencia no despierta nada en ti, es que o bien yo no lo hice bien o sencillamente no nos entendimos.
Gracias de nuevo por tu atenta lectura, espero que encontremos el punto de complicidad 🙂
Un abrazo
Me gusta mucho lo de encontrar el punto de complicidad. Este relato deja abiertas las puertas a varias interpretaciones, es sugerente.
Gracias Elisa. A mí me gustan esos relatos ambiguos que nos permiten jugar. Ojalá consiga sugerir en muchos lectores 🙂