39. VENDAVAL
Sentada en el borde de la mesa mira a los alumnos que, ajenos a su, casi, impertinente mirada, garabatean con desidia el folio de examen.
Días antes, lecturas y ejercicios, de refuerzo y ampliación; gráficos y análisis de datos, esquemas y mapas conceptuales y, sin embargo, ahí están chupando la punta del bolígrafo como si fuera la piruleta de antaño.
Contra la ventana choca una rama violentamente arrancada de un árbol y el ventarrón amenazando con quedarse.
Al fondo de la clase hipidos y lágrimas. Angelito, que es frágil de cuerpo y de espíritu.
En el pasillo ella le pregunta sin querer saber, por no darle importancia, por no implicarse.
Los padres, que le recriminan, le chillan y se enfrentan por él, le dicen. Angelito se siente muy mal. Veredicto, culpable y llora más y sus ojos, dos grandes faros de color almendra, crecen en todas las direcciones, y casi no le caben en la cara.
En el interior vuelan las tizas y los aviones, pero no es el viento, las ventanas están cerradas.
¡Ay, que larga es esta vida! Suspira Angelito y los ojos de ella se agrandan, y se hacen de agua. ¡El vendaval, que hace estragos!
No entiendo por qué es culpable Angelito.Me gustó mucho como describes las miradas y esa situación de caos al perderse el control del grupo. Mucha suerte y un abrazo!
Culpable le hacen sentir sus padres, sus disputas, le quieren hacer ver, son por él. No lo es, claro está pero… ¡injusticias que le marcarán de por vida!
Gracias. Un abrazo en la tarde de domingo.
Creo que habría que dejar a Angelito caminar pos sói mismo, un saludo y suerte
Has recreado y transportado muy bien a ese ambiente escolar y esas sensaciones que experimentan tus protagonistas. Mucha suerte 🙂
Mercedes, el cuerpo puede ser frágil, pero la fuerza del espíritu se fragua por el comportamiento del entorno, sobre todo de los padres. Me ha gustado mucho. Abrazos y mucha suerte.
Gracias Salvador. Angelito es pequeño para suspirar una frase como esa. Algo grave le debe estar pasando, ojalá, no haya nunca un porcentaje altos de Angelitos en las aulas. Sería muy triste.
Abrazos y fortuna.
Gracias Ana, me hace ilusión ver que se lee justo lo que quería decir. Suerte buenas noches.
Esta debe ser una historia con la que se enfrenten a menudo los maestros y nos la cuentas con minuciosidad y detalle. Suerte y saludos
Eso es Calamanda, pasa muchas más veces de las que uno puede imaginar. No debería ser así pero es y aquí estamos llenos de emociones atrapadas.
Gracias y suerte para ti también.
Un vendaval que repercute en los niños más de lo que nos creemos. Saludos y suerte, Mercedes.
Gracias Lorenzo. Después de este puente andaluz he venido desubicada así que, nada como entrar aquí para volver a encontrar el norte. Me gusta escribir y me siento identificada con cada pequeño que sufre.
Buena suerte y buena vida Lorenzo.