MAY106. AL SUR DEL EDÉN, de Fernando Martínez
Como cada noche, los pobres apuraron la sopa de arroz y luego salieron flotando por la ventana del comedor social, de regreso al cementerio. La princesa metió los platos, prácticamente limpios, en el lavavajillas, activó el programa económico y volvió a casa serpenteando entre los cipreses. Había aceptado aquel empleo por necesidad y ahora no podría vivir sin sus muertos. Los fantasmas pobres desaparecían ya bajo sus lápidas cuando se detuvo ante el fastuoso panteón familiar. La única propiedad que conservaba. Dentro, podía oír a los infantes hambrientos, discutían de nuevo ante un consorte indiferente y lacio. Por un instante, hubiera preferido que estuvieran tan muertos como los otros. Por un instante, soñó con empezar otra vida dejando atrás el peso del legado perdido, por un instante. Se limpió los zapatos y entró en el hogar con la fiambrera de arroz y su mejor sonrisa.
Fernando, triste relato de princesa sin príncipe; su mejor sonrisa es un buen equipaje para la vida. Suerte y saludos
Muchas gracias Calamanda.
Un relato con un fondo de muertos, de hambruna, de clases. Y en medio, la figura de una mujer atrapada en su historia con un inútil como esposo que tiene que tirar del carro.
Un abrazo.
Gracias Susana
Un relato muy imaginativo y lírico que nos muestra las penurias de una monarquía venida a menos, en la que solo la princesa parece mantener el pundonor y el orgullo suficiente para sacar a esa familia a flote, aunque sea privados de una nobleza, que se me antoja, menos necesaria que la fiambrera de arroz con pollo.
A mi me ha cautivado.
Un abrazo Fernando.
Gracias Juancho. Yo también me quedo con la fiambrera.
Cómo lamento que estés terminando con tu proyecto de Despojos. Ahora tienes más tiempo o lo has sacado para crear esta maravilla y hacérselo más fácil al jurado y más difícil a los humanos que tratamos de colocar un relato en el libro. Me he llevado tu relato a este lado del espejo y veo muy bien la situación: esas familias acomodadas que vivían de acuerdo a sus posibilidades y al venir el reverso de la vida la madre es la que sabe tomar las riendas y el padre queda lacio. Por desgracia son muchos los casos que nos rodean, basta con ir a un comedor social o fijarse en la fila de la entrada. Para mí (que no me he leído todos los relatos del mes) solo me falta saber quienes serán los otros dos o tres que te acompañaran. (Nota: Se escribe Saly y ya estamos deseando la velada).
Saly, acepta mis disculpas y acércaselas a ella también.
Me pregunto como lo harán este año los del REC, como el programa es de tarde, igual luego hay cena… No tengo ni idea. Espero que podamos adaptar el plan para vernos un rato.
Por otro lado has calado bien el relato, y ese es el mejor premio que puede obtener un autor, Bien lo sabes.
Respecto al tema DESPOJOS, no ha acabado ni mucho menos… ahora toca el trabajo en la sombra, el que no se ve, y además me ha entrado bastante trabajo (que no falte) lo que hace que todo sea un poquito más difícil, pero he faltado dos meses (aunque uno estaba presente como ilustrador) quería evitar el tópico de que no hay dos sin tres… así que me esforcé por conseguir dejar un relato por aquí este mes. Me alegro de que te haya gustado.
Fernando, qué bien transmites la dureza de algunas vidas, de esas vidas esforzadas que trabajan y trabajan y, entre tanto, emprenden cosas duraderas, como una familia, hijos, un cónyuge inútil. Y todos los días levantarse, luchar, animarse, repetir. Enhorabuena por tu relato. Un abrazo.
Muchas gracias Rosa.
Gracias por leer y comentar.
Fernando, mientras te leía he recordado a unos personajes que he conocido en mi tierra, siguen vivos aún pero toda la floritura se ha terminado y dan pena, te lo aseguro.
Tu cuentito me ha gustado mucho y deseo que tengas suerte.
Besicos muchos.
Muchas gracias. Algunos dicen que los que todo lo tuvieron y lo pedieron son los que mas sufrieron… Yo creo que sufren más los que nunca tuvieron nada. La tragedia es que nacieron acostumbrados.