MAY99. ¿?, de Marcos Santander Llona
Tengo que inyectarme y ponerme unos labios más carnosos«, dijo Princesa Uno. cuando se esterilizaba las manos poco antes de entrar al quirófano para la primera intervención de la mañana. «Me ha quedado bien el botox que me han hecho en la cara«, pensó Princesa Dos al arreglarse el pelo poco antes de entrar en antena. «Tengo que ahorrar algo de dinero para levantar mis glúteos«, se decía cada día Princesa Tres cuando abandonaba su turno en la fábrica de estampación en la que trabajaba. «De este año no pasa que me haga unos arreglos en nariz y ojos«, se repetía Princesa Enésima cuando caminaba de un aula a la siguiente dentro de su jornada laboral. Ante el cúmulo de coincidencias en las preocupaciones vitales de tanta cantidad de princesas, «¿Qué les pasa a las princesas en este principio secular del cuento del cuento de hadas?», se preguntaba animado el narrador del mismo.
Que se han olvidado de vivir mientras se miran únicamente en el espeso. Alguien debería recordárselo. Gloria Arcos
Claro que sí, en el espeso espejo.
Que en esta época de falsa opulencia vivimos en una sociedad hipócrita que solo se valoran las apariencias. Que las mujeres se embellecen más que para sí mismas para los hombres y para rivalizar entre ellas. Que se da un valor excesivo al cuerpo pero eso solo en apariencia porque si eres o «estás muy bonita» pero eres tonta, tampoco sirve. Que las mujeres siempre son doblemente juzgadas y subjuzgadas en todos los tiempos. Que bailamos al compás del gusto de los hombres. Que la mujer realmente no es un ser libre. Que si lo intenta, no le dejan. Que si lo hace fuera de los cánones establecidos, es castigada. Que siempre hay una armadura férrea que las oprime ya sea vista en corsés que no podían respirar, como en ir tapadas hasta los tobillos, como la prueba del pañuelo, como preguntar: si, cómo, cuántas, con cuántos. Siempre deberán probar su inocencia. Nadie cuestionará cómo la perdieron o si tuvieron o no tuvieron culpa. Y si no tuvieron para muchos era igual. Y si tuvieron, todavía hay más motivos para más daño. Deberás servir a tu padre, a tu marido, a tus hijos. Deberás ser una buena y super cocinera y enfermera. No quejarte ni acostarte. Deberás estar disponible para el sexo siempre, cuando y como quieren ellos. No podrás estudiar y si lo haces, ahora, es porque nos conviene. Deberás ahorrar y aguantar mis borracheras. Dios te hizo de mi costilla por tanto eres inferior a mi y solo serás digna si yo lo decido y quiero. No hagas preguntas. Sirve y calla. Sé mi princesa para lucirme yo como un pavo real ante los demás pero en casa ¡ojito con levantarme la voz! Me gustan las putas pero mi mujer virgen y casta hasta la sepultura. ¿Seguimos…? ¿A cuánto la próxima de bótox en el cerebro? ¿Y a quién habrá que inyectar a mujeres o a hombres?…………………………..
¡Me encanta!. El narrador.
Gracias, narrador, por el encantamiento que sabe usted que miento o no miento. Tal vez exageré… Y me olvidé de decirle: ¿Qué le pasa a usted con los botox de las señoras que creo que ya lo nombró otra vez anterior? ¿acaso no será que en la próxima usted pasará por quirófano porque los caballeros también se ponen prótesis varias y se machacan en los gimnasios? . Después que su relato empieza con un buen título para terminarlo de forma fetén-redonda. Qué nosotras las woman también nos hacemos esas preguntas: ¿Por qué, señor, por qué? y todavía no encontramos la respuesta adecuada. Que reciba usted premio en la tabla redonda. Aún y así, con afecto sincero.
Prety Woman (anónima 10:53)
Omni aeternitate
In saecula segluteorum, me temo,
Marcos, el mal del siglo veintiuno, uno de ellos; la esclavitud que supone el perfecto estado de revista un día tras otro nos desquicia. Buen ritmo y descripciones. Suerte y saludos.
Hola Marcos, ¿cómo lo llevas?.
A propósito de tu relato, circula estos días el siguiente relato por internet:
CONVERSACIÓN TELEFÓNICA ENTRE DOS MUJERES… de 45 y pico…
– Hola !! … Cuéntame… ¿Cómo te fue con tu cita de la otra noche?
– Horrible!… !No sé qué pasó!
– ¿Por qué?… ¿No te dio ni un beso?
– Si!!!… Me besó tan fuerte y me mordió los labios hasta que pensé que se me iba a explotar el implante de colágeno … Entonces me acarició el pelo y se me salieron unas extensiones que tenía.
– ¿No me digas que terminó ahí?
– Nooo…..!! Después me tomó la cara entre sus manos, hasta que le tuve que pedir que no lo hiciera más, porque me estaba aplastando el bótox, además, que mis pestañas postizas se le quedaron pegadas en la nariz.
– Y, ¿no intentó nada más?
– Sí…..se puso a acariciarme las piernas y lo frené, porque me acordé que no había tenido tiempo para depilarme… Al tratar de detenerlo, se me salieron dos de las uñas postizas. Después le entró un arrebato de lujuria impresionante y me abrazó tan fuerte que casi se le quedan mis prótesis de las nalgas en las manos y casi me revienta los implantes de silicona de mis senos.
– Y, ¿después qué pasó?
– Que se puso a beber champaña ¡en mi zapato!
– Ay… ¡qué romántico!!!
– ¿Romántico?… por poco se muere…
– ¿Por qué?
– Porque se tragó el corrector del juanete que estaba adentro y casi se ahoga.
– Y después, ¿qué pasó?
-*¿Puedes creerme que se fue?… !!Para mí que era maricón!!
Efectivamente, Marcos, algunas están tuneadas hasta el córtex. Donde esté un viejo seiscientos con una velocidad de salida de vértigo, excelente amortiguación y una buena frenada, que se quiten los complementos. Sin un buen par de espejos, con el retrovisor nos apañamos. Es lo que se llama «belleza interior», eso que a mí me trae de cabeza. Ahora bien, habría que visitar los discos duros de los P.Cs de esos que dicen que donde este la belleza interior…….
En cuanto a tu relato: el dardo en la palabra, uno a uno y todos acertados, exactos, en el centro. A metralla. Sin concesiones. Con un ritmo certero , nos introduces en un tema que, con el pretexto de las princesitas, se asoma a un mundo doloroso y preocupante (léase si no, «El síndrome del espejo»). Pero aún queda pendiente la pregunta final que nos propones: ¿ qué pasa?…. eso: ¿Qué pasa?. Comienza en el colegio, cuando alguien te niega el nombre, tu propio nombre. Y te pone un mote. Desapareces. El resto de la historia podemos adivinarla.
Anónimo de más arriba, me declaro «abajofirmante» de tus palabras.
Tema serio, por cierto. Muy bueno el haber utilizado el lema como plataforma de salida para exponerlo.Un abrazo
Es que Nieves, siempre me da por ahí… Debo tener una fijación muy fijada en mi retrovisor interior, aunque ¡para lo que me sirve!
Además a Marcos no le importan los anónimos, incluso muchas veces firma como anónimo de si mismo y por eso le copio, es que soy un ser envidiosillo… jejeje. Abrazo a los dos, a los tres, a los cuatro y a los cinco y seis. Anónimo de más arriba.
El narrador y yo no te entendemos. » Es que Nieves , siempre me da por ahí….etc»
Ya no sé en qué capa de la cebolla estoy, si entre la de los olores intensos, profundos o entre la cascarilla, seca y machacada que ve la luz salvadora. Y como esa esfera sin principio ni final, me dedico a imaginar ese infinito al que no se llega nunca. Pero no desistas, el hacernos pensar es un favor impagable.