MAY98. TODO ES PARA ELLA, de Elena Casero
Un rayo de luz, como un aguijonazo, la despertó. Levantó la cabeza sobresaltada. De nuevo se había quedado dormida toda la noche sobre la mesa, entre los brazos derrotados que ahora señalaban las marcas del sueño. El cansancio la había vencido encima del vestido que estaba terminando de coser y que debía entregar esa misma mañana.
Miró el reloj del aparador: las ocho. Debía darse prisa en plancharlo para poder entregarlo a tiempo. Su confección le suponía una cantidad aceptable que iría a parar, como casi todo lo que cobraba cosiendo, a la cuenta corriente de su pequeña.
Las diademas, los zapatos, los vestidos y los complementos estaban cada vez más caros. Se acercaba la final del concurso. Sabía que el jurado era muy exigente y la competencia terrible.
Una vocecita infantil la reclamó imperiosa desde el fondo de la casa. La niña quería su vaso de leche con cacao.
Con el cuerpo entumecido y los ojos pesados, se levantó corriendo. Suspiró. Todo era poco para su pequeña Miss Sunshine.
El otro día vi un documental espeluznante sobre padres que llevaban a sus hijas, en Venezuela, a «escuelas de modelos» desde los tres años. La película sin embargo una delicia. Y tu cuento un manual sobre lo que los padres debemos hacer para crear un tirano. Enhorabuena Elena.
Un abrazo.
Gracias Juancho. Aquel reportaje me confirmó mi idea. En el fondo me dan lástima tanto los padres como las niñas.
Un abrazo
Si critica algo que está ocurriendo en la sociedad cada vez con más frecuencia. Nos creemos mejores padres si nos sacrificamos por ellos, y a veces nos equivocamos al dárselo todo hecho, pues no les dejamos que crezcan como personas. Muy acertada tu propuesta. Gloria Arcos
En efecto Gloria. Estamos de acuerdo. Dárselo todo no es la mejor solución, ni la única.
Un abrazo
Elena, cuando falta el sentido de la medida suelen ocurrir estas cosas. Fluido y ligero tu micro en sus descripciones. Suerte y saludos.
Autoesclavitud por un deseo. Solo nos queda adivinar si la consecución de ese título es deseo de la pequeña o de la madre…
Me gusta cómo ofreces la imagen de un trabajo materno agotador, no para sobrevivir y mantener a su pequeña (que es lo que parece al principio, antes de desvelarnos la verdadera razón), sino por conseguir un capricho.
Besos, Elena
Detrás de cada princesa siempre habrá una madre, je je.
A mi me ha recordado el anuncio que salía en la tele, hace unos años de la madre que se pasaba la noche cosiéndole a su niño un disfraz de «castor» para una representación de Navidad de la escuela, je je.
Un abrazo Elena, suerte.
Vaya como engaña este cuento… nos va dando pena la pobre madre y zás toma pijotada con la Miss sunshine. El título también encaja perfectamente con la ilusión que vas creando. Lo peor es que hay gente así, en lo que yo llamo cultura YQEA –sí has leído bien- el “yo quiero eso ahora” y ya está, la niña lo quiere, la niña lo tiene.
Respecto al texto hay una cosa que no me acaba de encajar, las referencias a que debía entregarlo ¿pero si es para su hija, por qué tiene que entregarlo?. Quizás para darle más fuerza a la pequeña tirana cambiaría el “quería su vaso de leche..” por “exigía”, creo que le pega mejor. Un placer leerte.
Yo he entendido que el vestido no es para su hija, sino un encargo de los padres de otra niña con más posibles. Todo era poco para su pequeña se refiere al montón de horas trabajando incluso de noche, para poder ofrecer a su hija una cena caliente.
Buen relato, Elena.
Un abrazo.
Me gusta ese hilo del que has tirado hasta desnudar la verdad de algunas princesas que como las otras, solo lo son por que el azar (sí es que existe) las ha hecho nacer de ese vientre y no de otro. Me encanto conocerte aunque pudiéramos hablar sólo algún instante.