98. Destino
La caída del costal barrena el agua y le lleva al fondo. Olas agitadas y las curiosas medusas. Una cuchillada a tiempo, unas rasgaduras en la tela ponzoñosa del fardo. Le queda solo esperar la salida. Del saco, del mar de If. A comerse el mundo. A hacerse con el tesoro difuso del abate loco, escondido en la isla ignota. Le aguarda el zurcido de traiciones antiguas que le desnudaron el alma. Y la venganza, ese guiso que se come frío, gélido.
Genial ese Montecristo, Mei. Una narración trepidante que logra atrapar al lector, aunque conozca la historia. Y eso tiene mucho mérito. Enhorabuena.
Pequeño pero matón. Le has imprimido un gran ritmo. Mucha suerte 🙂
Mei, tu homenaje, bien logrado, lo dice todo con pocas y acertadas palabras. Suerte y saludos