MAY63. MI PRÍNCIPE AZUL, de Dylan Martínez
Te trajo el otoño, quizá arrastrado por el viento como un vendaval de hojas secas, con la misma fuerza me envolviste en tu locura de niño grande, hermoso, tierno y fuerte.
Acaso llegaras en el momento oportuno, porque me dejé llevar sin oponer resistencia.
Me acunó tu ternura, tus tibias manos, marcadas por los surcos de una vida llena de pasiones y vicios ocultos; debí darme cuenta por tus pies desnudos que nunca habías dejado de ser un viajero.
En la soledad de esta noche de nívea luna, con mis manos aferradas a unas medias de seda negra y tu esencia aún caliente deslizándose entre mis muslos, contemplo tu bello rostro azulado y pienso, que quizás deberías haberme preguntado qué me pasaba tan sólo una vez y este, nuestro cuento, habría tenido un final bien distinto.
Principe desconsiderado… azul-casi morado!! Triste cuento con triste final. Muy chulo.
Dylan, tu micro me ha parecido una versión moderna de la historia de amor entre Ulises, el eterno viajero, y la paciente Penélope. «Debí darme cuenta por tus pies desnudos que nunca habías dejado de ser un viajero», una frase preciosa, veo destellos de auténtica poesía en tu texto. Tienes madera, no lo dudes. Un beso.
Bueno, muy bueno, Dylan. Engaña de principio a final con ese tono tierno y eso me parece un logro importante.
Un abrazo.