MAY54. ¿SUEÑAN LAS PRINCESAS CON JUGUETES ELÉCTRICOS?, de Antonio Toribios
La princesa está triste y nadie sabe por qué. Su madre, la reina, la colma de mimos. Sus damas inventan tocados de ensueño. Pero la princesa se queja, la princesa se deja, caen sus guedejas desconcertadas, mientras los grajos graznan y el sol se oculta con gesto feroz.
Se llama a los cómicos pero no le hacen gracia. Vienen bufones, enanos y deformes, que se dan de bofetadas y ruedan con estrépito, pero no logran aliviar la pena. Los músicos interpretan baladas románticas o ritmos de fox-trot, pero sólo consiguen entristecerla más. Vienen coros y danzas, saltimbanquis de más allá de los montes, gladiadores broncíneos luchando contra fieras e incluso se ajusticia a algún vil opositor, pero la princesa mantiene inerte su cara de acelga, fruncida su boca de soja.
A la desesperada, su dama de confianza, la más osada, organiza un tupperware de una boutique del sexo y, bingo, eso hace brillar sus ojos mortecinos. Qué guay, dice, y cómo palmotea ante la espléndida envergadura de las vergas de plexiglás. Pero cielos, qué trastorno, no está la llave y el rey está lejos, cazando bestias feroces por Oriente. ¿No la podría mandar por UPS?
Jijijijiji…. Antonio, que malillo eres. Aun creo, porque me lo han contado, no por otra cosa, que se llama tupper-sex!!
Relato simpático, que desacraliza el status intocable de princesa y la vuelve «fieramente humana». Le sobra, en mi opinión, esa confusión poética del principio (juegas a drede a rimar «princesa-queja-deja-guadeja»?). Creo que desentona con el ritmo del resto del texto y que no viene muy a cuento en el contexto general…
Me quedo con el esfuerzo desenfadado, los hallazgos humorísticos.
Un abrazo y suerte.
NACHO RUBIO
Gracias Aurora por la precisión. Es verdad lo que dices, no había caído. Lo utilizare en la siguiente reescritura.
Y gracias, Nacho, por tu análisis. La idea era parodiar a Rubén Darío, pero quizá me ha quedado a medias. Tampoca había muchas más pretensiones que provocar la sonrisa a base de romper tópicos.
Por qué no?, al menos las princesas reales seguro que si.
Diferente y original enfoque, me gustó.
Saludos
Antonio, parece que la princesa recobró la alegría; algo es algo. Tu relato despliega su variado contenido ritmicamente. Suerte y saludos
Antonio, la primera parte se podría enfocar más a lo que viene dsspués, que es lo realmente interesante, la acción. No obstante ese ritmo de caer en el escalón también me gusta bastante. Es difícil mantener un equilibrio entre princesas inconformistas, reyes de batida y el ups, esto último sí que no lo esperaba, me parece demasiado contraste.
Un abrazo.