55. La Fragua, por Javier Ximens
Depositados entre la herrumbre del patio, la zarina Alexandrovna (campana rusa que mantiene que el sabor a pólvora de su sonido inspiró a Tchaikovski el final de la Obertura 1812) encela al siempre sonriente almirante Nelson (ancla del Victoria, buque insignia en Trafalgar) con sus amores con el emperador Napoleón (cañón que resultó herido en Waterloo y que ahora está desvencijado en el almacén de desguaces).
—Tras la batalla trajeron a casa del maestro campanero los restos de los cañones muertos, entre ellos venía herido uno de mi edad, quebrado y triste, al que pusieron a mi lado en la fragua. Yo llevaba años aguardando un badajo para ser trasladada a una catedral rusa, pero los tiempos andaban revueltos. El maestro, a quien no se le habían pasado por alto mis coqueteos con mi héroe, un día se lo llevó y me lo trajo transformado en un hermoso badajo que introdujo en mi interior.
—Olvídese de esa relación oxidada e iniciemos un romance pulido, déjeme ser su campanero y que le arranque talanes de placer, ¡huyamos en mi navío! —le poetiza Nelson con voz húmeda. Alexandrovna se pone un poco ocre.
Luego, enmudecen al ver acercarse batas azules con sopletes.
La metalurgia, maestro Ximens, hace de cañones campanillas y de estruendo tintineo. Como tú, que de sonidos haces poesía.
Un saludo
JM
Muy buena visión histórica, aderezada con visión propia y poética.
Excelentes imágenes para meternos dentro del relato.
Mucha suerte.
Historia y ficción se complementan para ofrecernos un extraordinario relato, para reflexionar.
Saludos
El maestro Ximens ejerciendo de Vulcano y dejándonos fundidos después de pasar por la fragua.
Al libro directamente.
Me ha encantado, señor Ximens. Tendrá usted mucha suerte en el concurso. Muy original.
Besos
Divertido relato y original también, me recordó (a saber porqué) al soldadito de plomo que tomaba vida junto a su amada bailarina.
Muy bonito y muy dulce.
Abrazos
Que maravilla Javier, que visión más hermosa y original del tema del mes.
Enhorabuena.
«se pone un poco ocre». Qué flipante!!
Ay, querido Ximens, qué bonito t´ha quedao el cuento!!
Beso.
¡Cuánto mimo, cuánto cariño se adivina tras cada palabra con las que has fraguado este bello relato, y cuánto amor por los objetos desechados. A partir de ahora, cuando pase junto a un contenedor de vidrio, me pararé a escuchar. Quién sabe lo que pueden llegar a contar una bombilla gastada o una botella vacía.
Saludos
Una visión particularísima de la consigna que como siempre has sacado adelante con buenas maneras y grandes letras. Siempre es un placer leerte Javier. Mucha suerte 🙂
Original manera de narrar a cañonazos de poesía y amor el tema propuesto.
Con desguaces has construido toda una bella historia tintada de colores ocres y humedecida con voces enamoradas.
Un beso rafa…maestro.
Hola, Ximens.
Prosopopeyas para contar amoríos entre cañones, anclas y campanas.
Sin duda, original y bien documentado.
Te deseo mucha suerte.
Un abrazo grandísimo.
Un relato muy trabajado y con una visión diferente del tema del mes. En una fragua es de esperar que el ambiente esté calentito, pero solo el Sr. Ximens ha sabido verlo y contárnoslo de forma tan original. Besos y suerte.
Clase de historia mezclada con toques poeticos que resultan un magnifico relato.
Un abrazo maestro
Javier, poesía, amor, originalidad y un final muy bueno nos regala tu relato. Suerte y saludos
Ay esas voces húmedas!!
Una excelente humanización que nos habla de historia, de vida, de guerra y amor.
Un micro que se desarrolla en la frontera de varios géneros, sin que rechine su posición, aprovechando el hilo conductor del bronce… fraguando una trama original.
Un abrazo grande, Ximens.
Precioso relato. Al tas, tas del yunque en la fragua, candente fluye el amor.
Felicidades.
Enhorabuena por la selección, este relato lo merece.
Saludos.
Ximens, enhorabuena.
Oe oe oe oe, oe oe, oe oe oe oe…
Felicidades, ya lo tienes.
Besos.
Ya lo anunció el profeta en este mismo apartado el 11 de mayo. Enhorabuena, Ximens. Este año has madrugado.
¡Enhorabuena! Y un abrazo.
Muchas gracias, un subidón. Nos vemos en Santander.