94. DERROTA GLORIOSA
“Con diez cañones por banda”, comenzó Maldonado con voz engolada desde la tarima ante la beatífica mirada del padre Bernabé. En ese instante redobló el silencioso tambor que anunciaba el comienzo de nuestra batalla. “No corta el mar sino vuela”, e innumerables bolas de papel, trozos de goma y granos de arroz, surcaron la clase del uno al otro confín. “¡Y allá a su frente Estambul!”, y, con el dedo de Maldonado señalando hacia Estambul, una enorme avalancha de proyectiles atravesó el aire. Mientras Maldonado seguía recitando, el padre Bernabé y su cándida sonrisa viajaban por la inopia. Tras una tregua para reciclar materiales bélicos usados se produjeron nuevas ráfagas lanzadas al tuntún. Y en plena vorágine, desatada ya la algarabía, se escuchaba muy lejano: “¡Sentenciado estoy a muerte!”. De pronto, un vozarrón desmedido nos paralizó: “¡Y mi furia es el temer!”. Y allí, encaramado sobre su mesa, enarbolando un paquete de tizas, estaba el padre Bernabé. Con impecable puntería fue lanzando los preciados misiles blancos sobre nuestras cabezas, el último sobre la de Maldonado. Y victorioso, al grito de “¡que es mi dios la libertad!”, abandonó el aula. Fue la última vez que lo vimos. Lo perdimos para siempre.
¡Qué bueno! Nunca pensé que la Canción del Pirata que aprendí en la escuela pudiera escenificarse de esta forma tan divertida. ¡Genial el padre Bernabé! Mucha suerte, Carlos.
Precioso relato capaz de estimular nuestros recuerdos de infancia que, en mi caso, queda lejos.
Impresionante como con tan pocas palabras es capaz de evocar tantos recuerdos y como consigue meterte de lleno en la escena.
Muchísimas gracias por vuestros comentarios. ¡La infancia nunca queda lejos, la tenemos ahí al lado! Siempre he imaginado que el padre Bernabé andará de titiritero disfrutando por nuestor pueblos. Un abrazo.
El padre Bernabé debía ser interino. Todo apunta hacia ello. No obstante, a falta de Maldonados en nuestras aulas, está bien que algunos Carlos ocupen las mesas magistrales.
Abrazo y mucha suerte
Gracias Eduardo. El padre Bernabé acabó siendo un pirata divertido. ¡No le dieron otra alternativa!
Poesía, ternura, añoranza, acción, misterio (¿qué fue del padre Bernabé?…y todo en tan pocas palabras. Me encanta. Carlos, suerte y besos.
Vaya como escribes «Yayo». La canción del pirata me recuerda mi época del Instituto, yo creo que fue el único poema que me aprendí.
Como siempre en todo lo que te pones eres un crack..que no se te suba a la cabeza, jeje!!
Enhorabuenaaaaaaaaaaa
Un abrazo
Que bonitos recuerdos se pueden evocar con » La canción del Pirata. Poesía »
Muy bueno Carlos. Que bien relatado. Enhorabuena
Muy bueno ese giro final del relato. Eres un «crack» de las sorpresas tras la última curva. Aunque nunca lo admitiste, tú también eres un coleccionista de finales.Enhorabuena y muchas gracias por este regalo.
En unas pocas lineas consigues que afloren recuerdos, sentimientos y que formemos parte de esa escena con tanta vida.
Que maestro del relato!!!!!!
Muchísimas gracias a todos/as. Creo que al final va a tener que haber una continuidad: «Las aventuras y desventuras de Bernabé». ¡Me pondré a ello!
Nos recuerdas el continuo batallar del día a día ,con lo que conlleva de victorias y fracasos y lo fácil que es el olvido. Magnifico .Un abrazo
Había muchos «Padres Bernabé» por aquellos tiempos y me temo que quizá en todos los colegios. Los niños los mirábamos como si fueran productos de una película de ficción o de una fábrica de sorpresas inagotable. Lo extraño es que al final estos pobres orates eran los que nos ponían «la nota» pero se quedaban para siempre en el recuerdo como el de Carlos. De los que no nos acordamos, quizá no merecían la pena.
Magnífico relato y mejor aún la puesta del recuerdo en escena en tan pocas palabras.
Cómo me recuerda mis tiempos de escuela: la tarima, el pupitre y todos de pié recitando poesías, pero nos faltaba el padre Bernabé. Suerte Carlos, me has recordado mi infancia
Espronceda estaría orgulloso de tu relato. Gracias por ese derroche de imaginación y sensibilidad. Mucha suerte Carlos
Hay tres o cuatro poesías «clásicas» del colegio y una es esta, maravillosa y evocadora. La escena se imagina sin esfuerzo. Final con sorpresa, como buen relato corto. Pues eso, redondo. Suerte.
Muchas gracias por vuestros comentarios. Esto sí que es dar ánimos. Tendré que seguir dando la lata, jeje.
Por favor, sigue abriendonos el apetito a base de estas tapitas tan impresionantes. Gracias Carlos
Gracias Miguel. ¡Qué ilusión tenerte por aquí! Un abrazo.
Puedo imaginarme en medio de esa batalla, participando en ella, observando incrédula al padre Bernabé mientras abandona el aula… Y al grito de «¡Mi capitán, oh, mi capitán!» (Inevitable la intertextualidad), despedirlo deseándole la mejor de las aventuras. Tienes ese poder de transportar al momento exacto de tu relato, gracias al maravilloso ritmo que le imprimes. Y sólo me queda darte las gracias por ello, por lo vivido durante cien palabras… ¡Gracias!
Muy buena creacion de quien solo quiere por riqueza la belleza sin rival. Enhorabuena, pirata charro.
Yo nací para pirata, sólo unos pocos pudimos subir a bordo del «Temido» y vivimos singladuras apasionantes. Por cierto el verso es de Andrés Espronceda y tú Carlos los sabes bien. Además de la luna también tu relato riela en el mar. Felicidades
Tengo que reconocer que los comentarios superan por mucho en calidad al relato.¡Qué gozada! Gracias Sara, gracias Tirso, gracias Tino. Y por supuesto la presencia de Andrés (ya la sugería Ángel Casti sutilmente en su comentario) que siempre pululará en torno a «La canción del pirata. Poesía». Enormes recuerdos. Un abrazo a todos.
Me parece un arte que en tan pocas lineas se pueda dibujar una escena que la visualizas perfectamente y en la que te metes de lleno, porque en su día participaste en muchas parecidas y como buen relato corto te saca de esa melancolía ese final sorprendente. Gracias y enhorabuena Carlos, artista!!!