MAY14. HISTORIA DE UNA PRINCESA, de Ginette Gilart
Ella nunca quiso ser princesa, no le gustaban las cenas de gala, ni los bailes benéficos. Su sueño era ser trapecista e ir por los caminos. De jovencita empezó su periplo, se lío con unos guaperas y se metió a cantante pop. Luego se cansó, volvió un tiempo al redil y como dicen, el roce hace el cariño, se enamoró de su guardaespaldas, el cual le correspondió y, en contra de la voluntad de su padre, fundó su pequeña familia. Pero el chulazo le salió rana y le engañó miserablemente. Se consolaría al brazo de otro gañan que tampoco la satisfizo.
Hasta que por fin llegó su hora, se prendó de un domador de circo . Fue un tiempo realmente feliz, con “la roulotte” a cuesta, de pueblo en pueblo, rodeada de animales, de niños y de gente del camino.
Al enterarse de que su padre había enfermado, regresó a palacio y durante meses cuidó de él, arrepintiéndose de sus locuras.
Y volvió a asistir a cenas y bailes… Ya no es la hermosa joven que encandilaba, su mirada la delata, ya no tiene el brillo de antaño.
“La princesa está triste…¿ qué tendrá la princesa?”
Ay, qué duro ser princesa cuando todo lo que se desea ser es persona, sin más.
Una historia de desencantos, como los de la mayoría, supongo, ser princesa no garantiza la felicidad.
Suerte Ginette.
Bueno, bueno, tanto como duro…
Muchas gracias, Yashira, por leer mi relato y comentar.
Un abrazo.
Tu relato narra una historia real, o me equivoco?
Creo reconocer la vida de tu princesa. Una princesa asidua a las páginas rosas.
Suerte, Ginette.
No te equivocas, Inés, es la que tu piensas.
Gracias por pasarte.
Un abrazo.
Una simpática crónica de las vicisitudes de una princesa monegasca insatisfecha.
Gracias, Paloma, por comentar.
Ginette, la gran ventaja de las princesas reales es que siempre les queda palacio para regresar, tras sus `periplos de súbdita, casi, corriente. Suerte y saludos.
Tú lo has dicho, Calamanda, siempre tienen donde regresar.
Gracias, Calamanda, por leerme.
Un abrazo.
Pues ésta se lo ha estado pasando pipa porque parece que ha hecho lo que ha querido siempre. Un bonito paseo por la vida de la muchacha, me ha gustado, suerte. Nuria
Me alegro de que te haya gustado, gracias.
Por cierto, tu relato es magnífico.
Un abrazo, Nuria.
Anita, se te ha olvidado mencionar a Masako, esa sí que está tristísima, lleva aaaños sin levantar cabeza, qué duro es estar tol santo día sin nada que hacer…
Ginette, has cosido el relato muy bien, con unos guiños cómicos que sintonizan de maravilla con la historia de esta Estefanía, que por cierto, no creo que haya sufrido tanto, más bien hizo siempre lo que le iba dando la real gana. Y con el colchón detrás pa caer cómodamente.
Te corrijo un verbo que me corrigieron a mí por aquí: segundo párrafo, no se prendió, se prendó, verbo prendarse, no prenderse.
Un abrazo.
Hola Ana, defensora de los casos perdidos. Mucho más desgraciadas son otras «princesas»: de los suburbios, de la calle, de países de Oriente, etc…Existe tanta miseria…
De todas formas, creo que ha aprendido la lección o eso espero.
Muchas gracias por leerme y comentar.
Un abrazo.
Susana, muchas gracias por tu comentario y por la corrección. Espero que Jams lo modifique.
Un abrazo.
Ginette, parece la historia del hijo pródigo, en versión femenina. Los fracasos y el sufrimiento son peldaños el la evolución del espíritu, para llegar a ser un hombre/una mujer mejor.
Un abrazo.
Tienes toda la razón, Nicoleta; la vida nos pone a prueba.
Gracias por pasarte.
Un abrazo.
Un cuento sobre una historia real… si se hubiese escrito hace un siglo sería ciencia ficción eso de irse con el trapecista, en cambio, en este siglo resulta que es el pasado, je je, que conste que a mi no me da ni pizca de pena. Me gusta el comentario del hijo pródigo, que sea feliz…
Hace un siglo seguro que algunas princesas también hacían de las suyas, pero las noticias no corrían tanto como ahora.
Me alegro verte por aquí, Mel.
Un abrazo.
Ginette… te ha quedado redondo… irónico, gracioso!!! De principio a fin, cierras la historia tal y como la comienzas, con tooooodo un periplo en medio por los tópicos, historias de princesas conocidas (ja, ja… me he reído con la uqe se va a vivir al circo… la de Mónaco no era??), y me ha encantado lo de «el príncipe le salió rana».
Muy buen cuento, Ginette!!!
Enhorabuena y mucha suerte!!
Te mando un abrazo, princesa!!!
Marta
Muchísimas gracias por tu comentario, Marta. Me alegro de que te hayas reído con el relato. Da gusto leer tus comentarios, ¿eres así de entusiasta?
Un abrazo.
Gracias a ti, Ginette!!!
«Ser» te refieres a si soy así en persona o es que exagero en los comentarios???
Ay, mi chica, pues yo creo que soy un poco de tó, como to quisqui, je, je… con mis días buenos y malos, mi pose de princesa y mi humor de diablesa, ja, jaaa… No lo sé, pero lo que sí se es que cuando comento algo y lo escribo es porque me sale así, sin histrionismos, pero sí con entusiasmo, porque si no me dice nada lo que digo, prefiero no comentarlo la verdad (siempre digo, si no tienes nada agradable que decir, no digas nada).
Un fuerte abrazo, Ginette!!!
Marta
Perdón.. «si no me dice nada lo que digo» no, «lo que leo», quería decir… ayyy…
Qué espesez de mañana… vierneeeees…
Pasa buen finde, Ginette!!!
Á la prochaine!!!
Marta
Jajaja, me refería a tu forma de ser. Tu manera de expresarte por escrito da la sensación de alegría y entusiasmo… y eso es bueno.
Buen finde para ti también.
Au revoir ma jolie!
Hola Ana. No he hablado en ningún momento de depresión, una enfermedad terrible, que no padece mi protagonista. La princesa ha vivido la vida que ha querido y ha hecho bien; ella misma dice «he vivido varias vidas en una. Me gusta la vida con todo lo que me aporta y aprovecho cada instante. Acabe bien o mal. Sin pesares.»
Tal vez se me pegue algo de ironía y sarcasmo de Susan y Paloma jejeje. Pero seguiré con mis cosas dulces y bellas.
Ciao, princesa.
Un abrazo.
¡Hola, Ana! Jo, no te disgustes por mi comentario, ya te he dicho más veces que no me tomes muy en serio. Lo de la depresión lo dije a la ligera, no tengo ninguna intención de entrar a cuestionar temas tan delicados, sería una estupidez por mi parte. De todos modos ya sabes que los profesionales en la materia aconsejan a sus pacientes que estén activos y ocupados, una mente parada es peligrosa. Y lo he comprobado en persona.
Un beso y disfruta del domingo.
Una historia triste que solo en el circo y sus alrededores encuentra la felicidad. Y no me extraña, por lo que significa de ilusión y bohemio. La «buena cuna» no siempre es buena. Toda una vida relatada en tan pocas palabras. Se lee muy bien y a un ritmo trepidante. Me has hecho pensar en la princesas de Mónaco.
Es lo que tiene la magia del circo, siempre ha fascinado a los niños.
Muchas gracias, Ximens, por tu comentario.
Ginette: Vuelvo a encontrar en el relato de la princesita,los relatos de hace unos meses que tanto me gustaron. Este de ahora, es un cuento más de amores y desamores, como la vida misma y para todos igual, pero en este caso, no puedo sentir demasiada pena (aunque la siento), porque en el campo de las princesas, todo resulta más fácil (pudo volver a palacio). Otras mujeres no tienen ni una choza para volver. Han sido también abandonadas, y tienen un montón de hijos, y como decía mi abuela, «las penas con pan pasan más facilmente.
Estoy contenta de ver cuantos comentarios muy acertado todos tienes, y tus comentarios de respuesta. Me encanta como escribes. Pilar