29. Recaída (towanda)
Cuando se despierta, adora contemplar a Roberto durmiendo en la cama. Pero hoy no ha sido así. Su traje no colgaba del perchero. Quizá madrugara. Canturrea hacia la ducha. Tampoco está su albornoz. Se sorprende. El agua brota fría. Suena el móvil. Coge una toalla y avanza descalza. Cuelgan. Número oculto. Bufa. Decide telefonearle. Busca en la agenda. No hay “robertos”. Maldice; no recuerda el número.
En el clóset, una caja de pastillas intacta. Sonríe. Extraña el gel de afeitado, su loción, la gomina. Tiembla. Acude al dormitorio. Abre el guardarropa. Faltan camisas, el abrigo, pantalones… una maleta. Corre al salón. No encuentra los discos de vinilo. Anda y desanda el pasillo aturdida. Decide no ir a trabajar. Ovillada sobre las baldosas enciende un pitillo. Lo había dejado. Su lengua lametea los rosados queloides de sus muñecas. Le alivia. Repara en el álbum de fotos del verano: ella paseando. Ella tomando un helado. Ella riendo… Ella sola. La angustia se hace densa en su cuello. Marca el teléfono de su madre. Le dice que Roberto se ha ido y que alguien lo ha borrado de todas sus fotografías.
Al otro lado, una mujer cubre su boca y llora. Han regresado.
Towi, que inquietante historia. Esos fantasmas internos de la protagonista que vuelven cuando deja de tomarse la medicacion.
Buen historia.
Un abrazo
Hola, Blanca.
Tema complicado el de la enfermedad mental cuando se decide dejar de tomar la medicación.
Gracias por comentar.
Un abrazo doble.
Escalofriante y lo digo de verdad.
Hola, José Ángel.
Eso es bueno tratándose de monstruos, ¿no?
Gracias.
Abrazos.
Es el mejor relato de miedo que he leído nunca. Me ha hecho temblar. Enhorabuena. Este mes la selección del jurado va a estar muy difícil.
Hola, Loren.
Genial, ¿qué te digo yo ante ese comentario..? Pues que muy agradecida siempre por todo.
Un besabrazo inmenso y gracias.
Tremendamente angustioso, un gran relato.
Hola, Paloma.
Me alegro de que te lo pareciera.
Un abrazo grandísimo.
la mente nos hace tener fantasmas que solo podemos percibir en estados de locura. Tu protagonista vive intensamente una vida que no tiene, un recuerdo que no existe. Inestabilidad carente de pastillas, angustia de una madre que sufre y momentos lucidos de lo que ansia.
Fantástico Towi. Todo un relatazo que se palpa y se trasmite.
Un beso inmenso preciosa.
Hola, Mª Belén.
Así es, tal y como lo dices. Realidad e irrealidad conviviendo juntas. Tratamientos que se abandonan cuando se engañan con una mejoría y dolor en las familias cuando, más pronto que tarde, vuelven los malditos monstruos.
Gracias, resalá.
Un besazo.
¡Chica, qué bien escrito está! Me he quedado atrapada en este juego vertiginoso de realidad y locura, sin saber hasta el final de qué lado estaban los monstruos. Felicidades y gracias por compartirlo.
Hola, Belén.
Creo que los monstruos siempre estarán en contra. Terrible el tema de la enfermedad mental para el que la padece y para sus familias. Así que este mes, el relato va por todos ellos.
Muchísimas gracias, guapetona.
Un beso enooooorme.
Has escrito un relato perfecto.
Felicidades.
Hola, Jesús Alfonso.
Muchas gracias y olé tú.
Abrazos.
Impresionante. Destaco la forma en la que conduces al lector hasta el centro de la historia.
No te deseo suerte porque no la necesitas.
😉
Hola, Yolanda.
Suerte necesitamos todos, así que deséame un poquito anda…
Gracias por tus palabras que me llenan de subidón antes de ir a la cocina a preparar la comida. ¡Qué cruz, hijademivida!
Abrazos, besos y gracias.
¡Qué bueno, Towi! El cierre sencillamente magistral. Como todo lo que le precede.
Apuntada entre los favoritos del mes.
Besos.
Hola, Rafa.
Jó, gracias. Se ve que progreso adecuadamente y me alegro mucho.
Un abrazo grandísimo.
Muy bueno Towanda. Esos monstruos de la cabeza, esas frases cortas que van martilleando hasta evidenciar su angustia. Y, sobre todo, la de su madre, cubriéndose la boca y llorando por el estado de su hija. Me quedo con esa imagen que lo dice todo.
Genial.Enhorabuena.
Saludos.
Hola, Sergi.
Efectivamente, esa madre cubriéndose la boca es la imagen que resume el dolor de los familiares que conviven con personas con enfermedad mental. Un tipo de discapacidad que genera rechazo entre la sociedad.
Me alegro que te haya gustado el micro porque no estaba yo muy segura de él.
Abrazos y gracias.
¡Impactante! He necesitado varias lecturas para captarlo en todo su esplendor, pero ha merecido la pena.
Hola, Edita.
Pues muy agradecida por tu comentario, la verdad.
Un abrazo.
¡Cuántos y variados monstruos existen! La demencia en cualquiera de sus patologías es un asunto terrible como bien saben los que tienen que convivir con este problema. Leer tu relato ha sido una experiencia inquietante. Me ha gustado mucho , sobre todo ese final inesperado y tan esclarecedor. Un beso y mucha suerte.
Hola, María José.
Sobre lo primero que dices acerca de las enfermedades mentales estoy completamente de acuerdo contigo. El enfermo sufre, pero las familias también y mucho.
Me alegro que te haya inquietado el ritmo y que el final te pusiera cada cosa en su sitio.
Un besazo y gracias.
Hola Towy
Que tal? Todo bien?
Yo muy bien gracias a Dios.
Te cuento.
Tu relato es sencillamente ESPECTACULAR, pero tiene tres momentos en los que se eleva, estalla, y se transforma en OBRA MAESTRA TOTAL, ABSOLUTA Y DEFINITIVA.
1. La protagonista ovillada en el suelo.
2. Lamiendo los queloides de sus muñecas( Se puede decir más de un modo más original? Ni de coña!)
3. Han regresado.
Trallazo seco a la mente del lector.
De corazón, Towy, ENHORABUENA.
Querido Modes:
Espero que cuando recibas esta te encuentres bien. Yo, muy bien también, gracias a Dios y al maravilloso grupo que se ha formado en esta casa en la que todos estamos invitados.
He leído, releído y vuelvo a leer tu comentario y hasta me emocionas, bandido.
Solo puedo darte las gracias.
Un besabrazo ventosa.
Towanda, ¡Qué manera de escribir! Esos queloides en sus brazos, rastro de su intento de suicidio, son una imagen potente. El frenesí de la protagonista transmite sensaciones que inquietan al lector. Nos deja un microrrelato perfectamente estructurado, narrado de forma excelente. ¡Impecable!
Saludos.
Hola, Beto.
Con tu comentario, me pasa lo mismo que con el de Modes. Solo puedo darte las gracias porque no esperaba que el micro tuviera tan agradables comentarios.
Beto, gracias inmensas.
Un besazo.
Está claro que el peor enemigo puede estar dentro de nosotros mismos. Mentes complicadas siempre las de los humanos, de difícil enmienda cuando se tuercen. Ya se ha dicho, pero los de los queloides está para nota, como también la reacción de la madre, además del broche final, ese «han regresado», en referencia a los fantasmas más temibles.
Un abrazo, campeona (siempre lo eres, pero esta vez más que nunca lo doy por hecho)
Hola, Ángel.
Esos enemigos, los que habitan dentro de nosotros mismos, me temo que son de los peores con los que nos podemos encontrar.
Lo de los queloides me pareció una imagen muy potente, así que celebro que te gustara.
Muchísimas gracias, campeón tú!!
Un besazo.
Fantástico.
Te alejas de los monstruos típicos y aterrizas con tu prosa (magnífica) en un tipo de monstruo inclasificable y angustioso.
El recorrido de ella por la casa es de una angustia asfixiante, y la voz final de la madre…buffff…
Enhorabuena.
Hola, Reve.
Quería hablar de estos monstruos para ponerlos sobre la mesa tanto por la dureza del que convive con ellos como por el rechazo que generan entre la sociedad.
Gracísimas, reguapa.
Un beso muy, pero que muy grande.
El mejor, óyeme bien, el mejor micro que te he leído nunca. Ya no hace falta que aprendas más, ya sabes hacerlos, 😉 ¡Microrrelatista como la copa de un pino!
Qué feliz me tienes. amiga, hasta me has emocionao.
Este gana, lo sé.
Un beso.
Hola, Rosy.
Guau, hoy puedo dormir en paz y satisfecha.
Sigo aprendiendo, ya sabes tú -casi mejor que nadie- cuándo me entró esta vena de empezar con lo breve. Y ahí sigo, intentando cada vez hacer cosas de mayor calidad.
Muchísimas gracias siempre por tu apoyo y tu energía.
Una tonelada de besos salen ahora mismo, via exprés, con destino a Valladolid.
Ya te han dicho de todo por ahí arriba.
Yo sólo te digo que es MUY BUENO.
Mucha suerte,
Ton.
Hola, Ton.
Me alegra mucho que te lo parezca.
Millones de gracias y abrazos.
Poco se puede añadir. Me gusta sobre todo el uso de frases cortas. También cómo nos vas llevando desde la idea de un abandono -al menos en eso pensé al principio- a una realidad mucho más dura y terrible. Un gran hallazgo lo de lamerse las cicatrices y la frase de cierre, que es todo un latigazo. Ese «han regresado» eriza la piel y el corazón. Besos y suerte.
Hola, Ana.
Creo que las frases cortas sirven aquí para dar vertiginosidad a la historia. Celebro que te gusten.
Muchísimas gracias, guapa.
Un abrazo muy fuerte.
Has logrado mantener la tensión, a base de frases aparentemene nolrmales y cotidianas, para desembocar en el brutalidad que algunas parejas sufren.
Enhorauena por la exposición.
Hola, María Jesús.
No estaba muy convencida, como ya he comentado por ahí arriba, de este micro, pero creo que lo que quería contar ha quedado claro.
Gracísimas, guapa.
Un abrazo.
Un relato que da mucho miedo. No es el susto que te provoca el monstruo cuando sale de debajo de la cama, este monstruo está dentro de su víctima.
Precioso, te auguro toda la suerte. Un abrazo, campeona.
Hola, Virtudes.
Estos montruos son, seguramente, los peores a los que uno se pueda enfrentar. Te distorsionan, te mienten, te engullen, acaban con la cordura y terminan haciéndose los dueños.
Gracísimas, guapetona.
Un beso muy grande.
Me parece magistral, Towanda. No hubiera dejado de leer ni que hubiera aparecido un tren pitando por la habitación. Me has atrapado. Creo que es la palabra que mejor lo define. Me parece de nota conseguirlo con esa naturalidad que te caracteriza y que hace que parezca fácil, y no lo es. Me ha gustado mucho y coincido con los compañeros en que este mes te postulas para estar en lo más alto. Enhorabuena y mil veces gracias por no dejarnos huérfanos de tus historias. Mucha suerte 🙂
Hola, Juan Antonio.
Jó, t’as pasao, pero gracias por esos ánimos que siempre sabes dar y que saben de rechupete.
Gracias, y siempre lo digo, a ti, a la pequeña famila que hemos formado en ENTC y sobre todo al jefe que hace todo esto posible.
Un abrazo enormísimo.
Solo puede añadir que cada día aprendo más con escritoras que deleitan con relatos como el tuyo.
Abrazos.
Hola, María.
Vaya, eres muy amable, pero los escritores -como tú dices- están ahí arriba en los comentarios. Yo sigo aprendiendo cada día y no me canso de repetirlo.
Un abrazo muy grande.
El monstruo interior que solo la química controla; terrorífico. La tensión narrativa es genial. El relato me ha encantado, Towanda. Abrazos y mucha suerte.
Hola, Salvador.
Efectivamente, un monstruo que crece cuando desaparece la química que lo frene.
Gracias, majete.
Un abrazo gigante y suerte también para ti.
Hola Towanda:
Y para rematar tanto comentarios, solo te falta pasar por el suplicio de Melotemía. Allí encontrarás a tu relato, creo que en buena compañia…
Un beso, guapa.
Hola, Amélie.
De suplicio nada, todo un honor.
Un abrazo, reguapa.
En pocas líneas has conseguido captar la atención de una propuesta escalofriante. Perfecto inicio, desarrollo y final.
Hola, Eze.
Muchísimas gracias. Me alegro si te lo pareció y mucho.
Un abrazo.
¡Qué buenas historias y qué bien contadas!
Y utilizo el plural porque, en realidad, entrelazas dos historias distintas, con dos protagonistas distintas que tienen que afrontar dos conflictos distintos.
Y además, también has conseguido crear una atmósfera de terror psicológico nada fácil de conseguir en textos tan breves.
Enhorabuena, Towanda.
Saludos
Hola, Carles.
Dos realidades, así lo veo yo, relacionadas con la ingesta o no de fármacos. Un tema duro, difícil, que crea rechazo social por el desconocimiento. Enfermos que se creen curados y a los que su mente les juega malas pasadas.
Gracias por tu comentario. Eres un solete.
Un abrazo y suerte también para ti con ese utillero.
Hola, no sé si decirte algo más o no, ya te lo han dicho todo.
Bueno si te diré que es un relato sutil, que se va desgranando poco a poco. Que cuida los pequeños detalles como si fueran pistas de lo que realmente ocurre. Que me lo tuve que leer más de una vez… en fin que estás en racha y que debes estar contenta porque nada es casualidad y el reconocimiento de tanta gente será por algo.
Un besazo.
Hola, Asun.
Estoy de acuerdo en lo de las pistas, creo, al menos lo intenté, ir dejándolas para entender qué era lo que sucedía.
Sobre lo de que estoy en racha, «rien de rien». Aquí la gente es generosa en sus apreciaciones y yo, muy crítica conmigo misma.
Gracias, guapa.
Un besazo.
Hola, Juan.
No había oido hablar nunca de literatura sanatorial, pero me voy a enterar bien de eso porque puede ser muy interesante.
Gracias, Juan.
Acepto lo de que me laves los pies, pero ya sabes: sin candiles ni teruvelas.
Un abrazo y muchísimas gracias por tu luz optimista.
Las enfermedades mentales devoran por dentro y desequilran por fuera. Te ubican en realidades ireales. Te desplazan, te aislan, te separan de los que te rodean. Das pena y miedo…
Un relato que dirige magistralmente el caminar del lector hacia el desastre del personaje, hacia su desequilibrio mental.
Triste, angustioso.
Un abrazooo, Towanda.
Hola, Amparo.
Algo he leído sobre enfermedades mentales y coincido en todo lo que dices, porque son así, pero además generan un rechazo social brutal. Habría que decir que, como con cualquier enfermedad, hay que tomar sí o sí el tratamiento y no creer que se ha mejorado y olvidar la química.
Gracias, guapa.
Un beso muy grande.
Pobre madre. A ellas siempre les toca… He sentido que el corazón se me ha hecho un nudo. Muy bueno, linda, como todo lo que escribes. Muchas felicidades y te mando un abrazo!
Hola, María.
Es cierto, las madres siempre sufrimos por lo que les pasa a nuestros hijos. Es una cruz, pero es así.
Jó, gracias, reinadelamorería. Eres muy amable.
Un besazo.
Madre mía! Empieza tan dulce tu relato y poco a poco, muy hábilmente, vas añadiendo las pistas hasta el redoble final que es tan terrible que duele.
Besos
Hola, Isabel.
Fíjate si soy monstruosa que me alegro que te haya dolido, aunque fuera un poquito.
Gracias por acercarte a comentar.
Un abrazo muy grande.
Escalofriante relato, bonita. Te seseo mucha suerte, Sotirios.
Gracias, Soti, te deseo lo mismo.
Un abrazo.
Me gustan esas frases cortas, como pasitos un tanto torpes.
El lametear las muñecas me ha llevado la imagen de autolesiones para sentir dolor que tape otros dolores. O quizá un nivel más serio con resultado irreparable.
Leyendo entre los comentarios llego a la enfermedad mental, un monstruo terrible, sin duda. Y se pone la piel de gallina.
Enhorabuena por describir tan bien la escena.
Mucha suerte. Besos.
Hola, Esperanza.
El tema de la autolesión, otro asunto complicadísimo para la protagonista. Ahora, se lame esas heridas viejas y siente consuelo en su angustia.
Muchas gracias por comentar y gracias.
Ah, y besos.
towanda, tu relato tiene un ritmo trepidante. Se ve en él un final, que aunque llega como presentimos, es inesperado en sus ultimas consecuencias. Muy bueno. Suerte y abrazos
Hola, Cala.
Muchas gracias, me alegra lo que dices.
Un beso grandísimo.
Estupendo, Towanda, ya no hay quién te pare. Has logrado una tensión y como el final era es esperado lo has rematado con una frase estremecedora. Mere llegar a lo alto.
Hola, Ximens.
Me alegro que mi micro te parezca eso que dices. Es un tema, el que toco en este micro, que me preocupa mucho por la doble realidad con la que conviven los que tienen algún tipo de enfermedad mental.
Muchas gracias por tu comentario tan estimulante.
Unos abrazos bien apretados.
A mí en cambio, este relato me conmueve y me trae a reflexión las millones de personas que viven esas realidades alternas de la mente y que tienen frecuentes fugas a esa otra realidad, dentro de su cabeza, al no consumir sus medicamentos. Ahí es donde comienza el problema y se descompensan e intentan volver a lo que es conocido y amable, a ese otro yo inventado por ellos, muchas veces mediante el suicidio. La madre lo ve como un retorno de los monstruos, en realidad es la bienvenida de sus propios demonios al ingresar al mundo real sin todo aquello que dejaron perdido en un universo alterno.
Hola, Patricia.
Estoy de acuerdo contigo. Así es, conmovedor, duro y triste.
Muchas gracias por pasarte por aquí.
Un abrazo muy grande.
¡Enhorabuena, Tow! Ya has colocado los dos reglamentarios, ahora nos será más fácil.
Lo había leído anteriormente y otra vez esa caja de pastillas intactas interrumpe mi lectura, sigo… y me encanta cómo vas dosificando la información al lector. ¡Qué maravilla de relato! ¡Felicidades Towanda!