MAY04. EL ÚLTIMO SUSPIRO, de Eva García Martín
Aún me lacera el recuerdo de aquel beso en su mejilla demacrada y fría, salado de impotencia, de nostalgia, de desesperación…de culpabilidad.
No recuerdo cuándo empecé a añorar sus abrazos, cuándo la arropé por última vez, cuándo se trocaron en densos silencios las risas felices que inundaban los pasillos.
Pero cuando el brillo de su mirada se apagó, entre ojeras azules, y su aura perdió la luz, yo ya no supe salvarla.
El día que registré su cuarto, para buscar bajo el colchón el guisante que le impedía dormir, descubrí que sus muñecas y peluches ya no estaban, sus vestidos rosas se habían teñido de negro y unos enormes auriculares habían sustituido al micrófono con el que inventábamos canciones. De los cuentos que le leía por las noches, sólo quedaban brujas malvadas y monstruos acechando desde una pantalla gris.
Me perdí, como ella, sin encontrar la respuesta en su mundo.
Extraña y ajena, etérea y sombría, no quiso tampoco contestarme esa noche; la fresa marchita de sus labios musitó algo parecido a una despedida, antes de deslizarse, liviana, hacia la puerta.
Horas después, me resistí a reconocer, en aquel bulto cubierto por una sábana blanca, a mi pequeña princesa.
Triste historia. También muy actual, perderlos sin saber como retenerlos y ayudarlos al no comprender a veces su mundo, exterior e interior. Me ha gustado mucho tu forma de contarla. Mucha suerte Eva. Un abrazo
Me ha encantado esta historia triste que me recuerda la canción de Sabina «Ahora es demasiado tarde, princesa» y el dolor ante la ruptura con los hijos y el mundo infantil, lleno de dragones, princesas, sirenas y brujas, compartido.
¡Qué bonito cuento y qué triste!
Demuestra y nos hace reflexionar sobre lo difíciles que son las relaciones humanas.
Un abrazo, cuentista.
Gracias a las tres. Este mes me ha costado…incluso ahora apenas quiero releerlo porque cambiaría comas y frases. Lo único que tenía claro desde el principio es que mi princesa iba a ser actual y de esa edad, en estos momentos no me cabe otra en la cabeza ;o) Y Sabina, siempre de fondo, claro. Abrazos
Eva, cada etapa de la vida crea situaciones, aveces, incompresibles para quienes las viven o vemos resolverlas, la adolescencia y sus altibajos más. Muy rítmica y dibujada la situación. Suerte y saludos
Gracias Calamanda. Yo creo que aquí hay algo más grave que una adolescencia. Por si misma y por referencias propias todos deberíamos ‘comprenderla’. Quizá haya un poco también de no querer creer o no saber ver lo evidente. Un abrazo
Adoro esa canción de Sabina, y tu relato me la ha devuelto a la cabeza. Es inmensamente triste esta historia; pero me gusta, me gusta mucho cómo está escrita.
Un abrazo.
Eva, es demoledora la crónica que haces del deterioro de una relación.
¡Suerte!
Belén
Eva que historia tan triste y que bien escrita. Las relaciones humanas son complicadas. A veces los remedios llegan tarde por desgracia.
Suerte y un saludo
Terrorífico tiene que ser ver a una hija ir por el camino de la destrucción y no poder hacer nada.
Suerte, Eva.
Un abrazo.
Gracias por comentar, Inés, Belén, Elena y Ginette. No quisiera yo verme en semejante trance tampoco, la verdad…
Abrazos
Un buen relato, Eva, con unas imágenes que recrean muy bien la perplejidad de la madre ante los cambios de la hija adolescente. El tono duro de los recuerdos y el descubrimiento es muy apropiado. Ah, y felicidades por tu mención de abril, muy merecida.
Un abrazo.
Gracias Susana. La verdad es que en mi cabeza siempre fue un padre y no una madre ¿por aquello de la comprensión? ¿porque siempre he pensado que las niñas eran las princesas de los padres?. Felicidades también a ti por la tuya, merecidísima también. Gracias por pasarte. Un abrazo.
Eva, qué texto tan bonito. Me parece muy actual bien escrito con gran fluidez. Te deseo mucha suerte y enhorabuena por tu éxito. Un fuerte abrazo amiga, Sotirios.
Gracias por tus palabras, Sotirios, con ellas ya puedo enfrentarme al duro día de trabajo ;o. Estoy deseando ver qué haces tú con las princesas…
Un beso enorme
Eva, me ha gustado mucho tu relato, es muy triste ver como los hijos que hasta ayer compartían con nosotros todos sus pensamientos y tanta alegría se alejan y se retiran en un mundo peor, en que los padres no tienen acceso y no pueden ayudarles.
Un abrazo.
Gracias Nicoleta. Yo d emomento (no hablaré muy alto) tengo la suerte de mantener la comunicación ‘abierta’ y , viendo lo que hay alrededor, rezo porque así siga siendo. Un abrazo
Eva… qué bonito cuento!!! Muy emotivo, cargado de sentimientos, imágenes, con guiños muy logrados a los tópicos relacionados con las princesas, pero con una vuelta de tuerca.
Me ha gustado mucho, sí señora… creo que no te había leído nada… encantada de hacerlo!!
Mucha suerte y un fuerte abrazo!!
Marta
A mi me ha puesto los pelos de punta, máxime cuando casi no he dormido esperando a mis hijas que estaban de juerga, qué peligro de edades en todos los sentidos. Enhorabuena has transmitido muy bien la ruptura del lazo niña-papás en sus más demoledora faceta.
Gracias Marta, tengo el defecto, según algunos, de tratar de cultivar la empatía y a veces, cuando me pilla de cerca, no me cuesta nada meterme en los personajes, quizá por ello mis textos suelen rezumar excesos de emociones; tal vez por lo mismo escribo, para que se abra esa válvula de escape…
Mel, gracias por tus palabras. Tus pelos de punta son el mejor halago para mi.
Un par de abrazos y gracias de nuevo a ambas.
Muy bella y muy triste tu historia. La verdad es que mientras vemos como crecen deberíamos prepararnos para dejarlos marchar pero no así, de una manera tan cruel.Gloria Arcos
Una historia bien contada y muy triste.
Abrazos. María Rojas
Por fin te encontré Sal…, digo Eva. Y me alegro. Tu relato es de los que emociona, lleno de alegoria y simbolismo acerca de esa etapa por la que todos hemos pasado y tanto tememos que pasen nuestros hijos. Una encrucijada de caminos en la que resulta muy fácil equivocarse. Lo positivo, que a pesar de tomar el camino erróneo siguen surgiendo alternativas hasta encontrar tu lugar. Así se forjan las férreas personalidades.
Enhorabuena y un abrazo.
Gracias Gloria, gracias María, si que es triste, si. Una pesadilla…
Hola Dra…digo Juancho, casi siempre suelo estar enterrada a principios de mes ;o) Eso que comentas…es casi como la selección natural: el que sobrevive se hace fuerte y los fuertes sobreviven. Los padres tratamos de anticiparnos a las posibles debilidades de nuestros hijos, olvidand que cada uno tiene que tropezar con sus propias piedras. Pero no hacer nada a veces tampoco es la solución. Un abrazo a ti.
Eva, es un relato que necesito leer dos veces, para disfrutarlo. La primera vez poniendo piezas en la mente, la segunda, una vez cerrado el cuadro, para detectar los matices. Buena metáfora el guisante. Es duro, muy duro tu relato. A los que somos padres se nos encoge el corazón. También destacó ese explicito «… de culpabilidad», pues de eso se trata. ¿Somos culpables? ¿En qué nos hemos equivocado? Tu micro es un ejemplo claro de lo que para mí son los microrrelatos, piezas literarias que hacen pensar, reflexionar. Suerte a fin de mes y gracias por tu apoyo en este mes de las flores.
Eva, gracias por ayudarme con el fondo de dibujo. Creo que se quedó muy bien. Un fuerte abrazo, Sotirios.