51. El Actor
— ¿Y dice que es actor, con ese físico?
— Verá usted. Al principio resultaba abominable a los ojos del gentío. Con esta cabeza cuadrada, los tornillos del cuello, las costuras y estos andares, que tampoco ayudan. Cierto que mi físico es diferente y que mis hechuras dificultan el movimiento de este cuerpo, pero amigo mío, no todo iban a ser desventajas. Estando un día de cara a la pared en unos baños públicos, un caballero me observó con descaro. Le dije que dejase de mirar mi pajarito.
— Pues parece una anaconda —respondió—. Era director de películas eróticas gays y me propuso una prueba. Imagínese qué diría mi madre, si la tuviese, pero como no la tengo acepté. Y aquí estoy.
— Si usted lo dice…
— ¿No me cree? ¿Quiere verlo?
— ¡No por Dios! Acabo de cenar
— Pues si quiere le gimo, que eso también es importante para este género.
— ¡Ande, ande!
Te ha salido un monstruo feo, sin duda, pero con sentido del humor. Mucha suerte.
Me he divertido mucho con tu ingenioso e irónico relato.
Un saludo, Ana
Un Frankenstein muy bien llevado, con mucho humor. Buen microrrelato.
Saludos.
Menudo engendro esperpéntico. Una sonrisa, por favor.
Suerte, Ana
Más que monstruo, «monstruosa» esa anaconda. Pobrecito el partenaire.
Saludos y suerte.
jajaja…un «micro» divertidísimo…el texto¡eh!
Jajaja si se pone malo tu actor, pásate por el relato número once que ahí tienes un buen doble por si se tuerce la cosa. Me ha gustado el toque surrealista del relato. Muy divertido.
Me ha encantando el pluriempleo que le has encontrado a este Frankesntein. Te ha quedado un relato muy divertido y muy original. El tuyo y el de Lorenzo Rubio «traerán cola» XD. Me has sacado un sonrisa. Gracias. Mucha suerte 🙂