64. La morgue doméstica, por Javier Ximens
Todas las viviendas deberían tener una morgue. Igual que disponen de cuarto de baño en el que asearse, cocina donde transformar los productos en alimentos, comedor para reunirse y dormitorios en los cuales descansar, tendrían que tener habilitada una estancia en la que depositar todas las desavenencias profesionales, familiares y personales, todos aquellos monstruos que nos amargan la vida. Al regresar del trabajo entrar directo en ella y dejar allí las voces del jefe, los insultos a los empleados, el cabreo con los políticos, el aliento alcohólico, las infidelidades. Al salir de casa arrinconar los sofocos con las facturas y las calificaciones de los hijos, los desamores, las mentiras, las declaraciones de la renta. Un aposento que nos haría la vida más feliz. Se lo propuse a mi familia, en plan experimental coloqué una urna en el vestíbulo y al entrar o salir tirábamos los problemas, los disgustos, las discusiones. Por la noche, cuando bajaba la basura, también la vaciaba. Entre los restos aparecían la botella, el mal humor, los gritos, mis puñetazos. Una noche fueron mi mujer y mis hijos los encargados de esta labor, me sorprendió verme dentro de la urna y que no la retornaran a casa.
Una idea muy original para cada hogar, y para el relato.
Mucha suerte.
En cuántas ocasiones echamos a otros la culpa de aquello que distorsiona nuestras vidas, sin llegar a plantearnos que podríamos ser nosotros los principales culpables de la situación.
Me gustó. Enhorabuena.
Entre todos los problemas, no nos da el tiempo para darnos cuenta que, a veces, el mayor de todos somos nosotros mismos. Singular e ingenioso microrrelato que describe a todos esos monstruos cotidianos. Me gusta.
Saludos.
Un tanto ingenuo el creador de esa «estupenda» idea, no crees? O pensaba que solo iba a ir allí lo malo de los demás.. «el cazador, cazado»… podrá ser otro de los títulos, aunque el que le has puesto es magnífico.
Original., Ximens.
Suerte con él.
Hay que tener cuidado con lo que se desea, porque se puede cumplir… si no, basta mirarlo al «señor» de tu cuento, estrenando su morgue doméstica…
Muy bueno, XIMENS, me gustó.
Cariños,
Mariángeles
Javier, superándote relato a relato. Creo que el versadero monstruo (de las letras, claro) es el escritor. Estos tipos de relatos alegóricos me fascinan. Enhorabuena.
Lo mejor de tu relato, aparte de la originalidad, es no saber a ciencia cierta si el monstruo es el protagonista y artífice de una idea que acaba por engullirle, o su familia por hacerlo. El caso es que, pese a parecerme una buena iniciativa, no pienso ponerla en práctica en mi casa, por si acaso.
Un abrazo y suerte, Javier
Lo que más destacaría es la originalidad, sin detrimento de todo lo demás.
Gran relato.Enhorabuena!
Muy ingenioso, es que no hay que dar ideas a la familia que luego pasa lo que pasa.
Divertida apuesta sobre el tema del mes.
Un abrazo.
Javier, eres un genio. Menudo relato te has marcado.
…y la idea de la urna te la plagiaría…si no fuera porque como tu prota seguro que acababa dentro.
Un beso desmonstruado.
Javier, una idea genial. Debieras patentarla antes de que alguien coja la urna de la basura donde la depositaron tus familiares.
Un abrazo
No se pueden dar ideas, que luego puedes ser tu el perjudicado a la hora de ponerlas en práctica.
De todas formas la sugerencia tiene su aquel de interesante,pero por si acaso no tentemos al demonio y vayamos a parar dentro de la urna.
Saludos Ximens.
Parece ser que el personaje que piensa y propone tan novedosa estrategia, en el fondo (a la postre: desenlace) es el mayor causante del malestar familiar: » la botella, el mal humor, los gritos, mis puñetazos».
Muy original, muy bien estructurado y con un desenlace fuerte, terrible, esclarecedor.
Un abrazoooo para el escritor (tan merecidamente laureado).
Un relato muy bueno y original. Da pavor eso «que no la retornaron».
Felicidades.
Dentro de lo trágica que es la historia, has conseguido una sonrisa con el final. ¡Y es una idea lo de la urna!
Hola, Ximens.
Esa urna es un poco como el árbol de los problemas, donde cada uno, antes de entrar a casa, ha de dejar colgados los suyos.
El protagonista no sabe que su idea se le volverá en contra, pero lo tiene merecido por cabrito.
Un abrazo y muchísima suerte.
Javier, valiente tu propuesta, no como la de tu protagonista que se le volvio en contra. Me gusta la forma de contarlo y su originalidad. Suerte y saludos
Ingeniosa idea la de la urna, genial relato el tuyo.
Parece ser que a tu protagonista le salió mal su propuesta, valiente decisión la de su familia: no retornar esa botella, su mal genio, los gritos y los golpes.¡ A la basura !
fantástico Javier. Un abrazo.
Fenomenal tu relato. Has ido sembrando varias pistas sobre la condición del personaje para llevarnos de manera coherente al final, aunque también logras que nos sorprendamos al mismo tiempo que el narrador. Me ha parecido también buenísima la idea de la «morgue» doméstica. Un abrazo, escritorazo.
Javier, un relato fascinante. Un recorrido vital por experiencias, ideas y sobre todo sinsabores. Un solución original la que propones y un final sorprendente. No sorprende ni el nivel ni la calidad de tus letras. Un relato de muy arriba, ya lo verás. Mucha suerte 🙂
Jajaja sr. Ximen de lo mejorcito, y si me lo permites mucho mejor que el de los cañones. Es directo, asequible, creíble incluso y lleno de acidez, me ha encantado.
Bravo
Según lo entiendo, al tema de la la urna -muy ingenioso y hasta con su punto de humor- se superpone el de la violencia doméstica, que es el que constituye los cimientos del relato. Y si es así, nunca lo había visto tratado de forma tan original y comprimida. Enhorabuena, Javier. Besos y suerte.
Excelente Javier, no cabe duda que eres un maestro, nos guías por un relato simpático dando razones de los porques y un final digno de ti.
Un abrazo amigo.
Muy buena idea y muy original, Javier, me gustó mucho. Un fuerte abrazo, Sotirios.
No está mal, no está mal. Pega: otra de violencia de género. Lo atenua la envoltura que le pones. Mucha suerte.
Abracísimos.