83. La espera (Mar González)
No voy a decir nada. Juré que nunca hablaría de ello. “En boca cerrada…”, decía mi madre. “Son cosas que pasan”, mascullaba entre dientes mi abuela cuando, tras los primeros encuentros, le pregunté con restos todavía de inocencia.
No puedo contarlo. Por mas vueltas que le doy en mi cabeza, su presencia no tiene sentido. Su ser, su estar, su hacer, su modo de atemorizarme. Y todos callados. Nadie ha hablado nunca de ello y yo no voy a hacerlo ahora.
No quiero. Dicen que este es el lugar adecuado, que todos me entenderéis, que nadie va a juzgarme ni dudar de mi palabra, pero no, no pienso decir nada.
Todo lo que pasó, lo que pasa, porque seguro que sigue pasando cada noche, me lo guardaré para mi. En esta tumba sin ventanas y con paredes acolchadas espero estar segura. Mañana lo sabre. Mañana. Si llego a mañana.
Mar, un texto abierto y lleno de posibilidades. Muy bien escrito, por cierto.
Aunque no hay pistas que lo corroboren, tu protagonista, que a mí me parece mujer, es testigo de unos hechos que, por monstruosos y por miedo, no se atreve ni a nombrar, aunque es posible que todo sea un artificio de su mente enfermiza, en todo caso, el sufrimiento viene a ser el mismo.
Suerte y un saludo
Este microrrelato me hace recordar los casos de desaparecidos (casi siempre asesinados) de los que nunca se sabe nada. Si ellos pudieran contar lo sucedido, cuantas monstruosidades se revelarían. Buena historia, buen microrrelato, abierto a interpretación. Suerte.
Saludos.
Un relato que crea desasosiego. Pobre ser, atormentado por la imaginación o la realidad de la cual nadie quiere hablar.
Felicitaciones
Una víctima aterrorizada, a la que el sufrimiento la ha arrastrado hacia la locura. Sólo allí en su celda acolchada se siente segura.
Muy bueno. Suerte.
Ton.
Gracias a todos. Me gustan las historias abiertas porque son las que más reflejan que, una vez que terminas de escribir, el texto es del lector y cada cual le da su visión y punto de vista, algunos de los cuales puede que incluso ni al escritor se le hubieran pasado nunca por la cabeza.
Un abrazo fuerte. Nos leemos mañana. Si llegamos a mañana 🙂
Un relato que al final te da libertad para interpretarlo y que trasmite sensación de opresión y angustia de la mano de ese monólogo interior tan bien trazado por tu protagonista. Mucha suerte 🙂
Mar, dejas libertad para responder a la caussa de ese miedo que tan bien describes. suerte y saludos