88. Emigrantes (Mel)
Freddy regresa al amanecer. Cuelga el sombrero y se deja caer en una banqueta de la cocina. Contempla a su esposa, Peyton, que mece la cuna del pequeño y azuza a los otros dos para que terminen los cereales con higadillos. Les regaña por afilar las garras en la mesa y les manda a cepillarse los colmillos. El retrae sus zarpas y acaricia las tres cabecitas. Al mediano están a punto de salirle los cuernos.
Cuando se quedan solos, Freddy se encoge de hombros y saca del bolsillo dos ojos aún húmedos. Apenas un bocadito. Peyton le besa la cara desfigurada y le tiende varios periódicos. En el Elm journal ha marcado alguna oferta de trabajo: asesinos en serie, matones a sueldo… El protesta «rutinarios, nada creativos». Ella se enfada «dan de comer, tienen un horario mejor, no siempre de noches».
Peyton le abraza y le muestra un anuncio extranjero. La paga es muy buena, alojamiento incluido y total libertad. El suspira, piensa en la de gorros de lana que va a romper su niño; y promete pensárselo; y buscar en el diccionario a ver qué significa eso de tesorero y secretaria nacional.
Presentas en forma excelente la cotidianeidad en la que vive inmersa esta familia entrañable de monstruos, a los que acechan idénticos problemas que a nosotros.
Muy bueno. Enhorabuena y suerte.
Ton.
El día a día de una familia de demonios, con inquietudes, vicisitudes y comportamientos bastante humanos, de hecho, los monstruos más monstruosos no son ellos, sino los hombres y esos cargos políticos que se inventan para lucrarse a costa de toda su especie.
Un relato bajo un prisma muy original.
Suerte y un saludo
Magnífico cómo has mezclado la ficción y la realidad. De puntillas, para no hacer ruido, pero de forma contundente y precisa en la frase final. ¡Preciosa historia!
Gran abrazo,
Original forma de contar la vida cotidiana de algunas familias, aunque esta sean monstruos también tienen hijos, problemas y preocupaciones laborales. Un final que no esperas y que le da un toque imaginativo y un tanto irónico.
Me ha gustado María, un beso.
María, tus mostruos son cercanos por su ternura tan bien descrita. Suerte y saludos
Con que naturalidad humanizas a esos monstruos para dejarnos al final ese latigazo de denuncia. La foto familiar está muy bien construida. No le falta de nada. Mucha suerte 🙂
Una familia de monstruos, que creo descifrar no es única. Se da en muchas situaciones bajo disfraces diferentes.
Me ha hecho mella tu relato, María.
Muy buen relato Mel, me gusta cómo has mezclado con un inicio de pelis de terror, los rasgos monstruosos y la monstruosa realidad social.
Muy bueno, felicidades.
Buen relato y con un final inesperado.
Un abrazo