94. EL HOMBRE INSIGNIFICANTE
Sale de casa al amanecer, como cada mañana. La gente camina deprisa, silenciosa. El ruido lo ponen el tráfico, los repartidores, los vendedores de periódicos. Bajo la marquesina reconoce a las personas de siempre, aunque en él nadie se fija. Rostro anodino, gris. En la oficina ni una palabra, ni un buenos días. Treinta años en la misma mesa, los mismos montones de papeles, la misma comida en la fiambrera. Termina la jornada. Se marcha solo. No hay despedidas. En las calles las farolas ya han comenzado su batalla diaria contra la oscuridad. De lejos distingue una silueta de mujer que lo atrae. Viene caminando por la acera. Él se detiene bajo un foco. Espera. Al pasar a su lado la mujer ni se inmuta. A él le gusta ese rostro joven y bonito que no lo mira. Mientras se aleja la observa. No lo piensa más y va tras ella. El monstruo ya ha elegido a su presa.
Un personaje de apariencia insignificante, un hombre gris en el que nadie se fija y, aunque nadie lo diría , es un monstruo en toda regla. Ojo que él si se fija.
Mucha suerte.
La clave de lo monstruoso radica en esa transformación inevitable, que puede llegar a convertir al ser más tranquilo en una auténtica bestia.
Mucha suerte.
Ton.
Gracias por vuestros comentarios. Por supuesto, el auténtico monstruo es aquel al que no ves venir, el que no te pone en guardia, el que no te permite luchar por tu supervivencia. ¡Cuidadito con ellos!
Aterrador… Y bien podría ser el principio de una buena peli entre terror e intriga. Mucha suerte con ello.
Muchas gracias Chloé. Un besazo.
Como siempre Carlos, tus relatos me envuelven. Y cuando estaba dejandome llevar, con las dos últimas frases provocas una «larga cambiada». Qué desasosiego con sólo unas palabras.
Gracias Javi Flecha. Un abrazo.
Una pequeña crítica: la frase final me confunde un poco, no se si quieres decir que ha escogido una nueva víctima o, como yo creo, empieza una nueva etapa en su vida. Si es esto último me parece verdaderamente un buen texto, pero sería necesario dejarlo un pelín más claro. La otra opción lo convierte en otra de asesinos en serio. Opinión subjetiva y para nada autorizada. Mucha suerte.
Abracísimos.
Hola Barlon: Me gustaría solucionar tu confusión pero no puedo, soy incapaz y por eso estoy angustiado. Hace unos días descubrí al hombre insignificante, casi se podría decir que hasta ese momento no existía; no tenía nombre, la gente no lo veía y tropezaban con él en la calle, puede que no ocupara espacio y que en los espejos no se reflejara… Desde que me topé con él me pareció interesante espiarlo. Diría que fue una necesidad. Sus jornadas eran anodinas, sin una sola acción que poder relatar… hasta que sucedió lo que os he contado. Intenté seguir sus pasos, pero se me extravió entre los oscuros callejones de mi mente. No se cuáles serían sus intenciones pero en su rostro observé un mínimo gesto, un atisbo de pasión que soy incapaz de describir. Por eso estoy asustado. Por favor, si alguien lo encuentra que me avise. Algo habrá que hacer. 😉
Un abrazo enorme. y Muchisísimas gracias por tu comentario.
Rayos, a ver si es este que me he encontrado comiendo pulpo en la cocina.
Y el pulpo se lo habrá traído él, que yo no uso en casa.
Carlos, cuentas la estrategia de ese monstruo con fluidez y naturalidad. Suerte y saludos
Muchas gracias Calamanda. Mucha suerte también a ti. Saludos charros.
Carlos llamamé machista retorcido. Pero el hombre además de insignificante es la víctima. El mostruo ya ha elegido a su presa, siempre una presa gris. Viva la polisemia. Enhorabuena!!
La verdad es que da miedito. Hay muchos de esos que pasan desapercibidos y en casi todas las facetas de la vida. Enhorabuena y suerte, Carlos.
La insignificancia , la rutina y el no importar nada a tu entorno , en ocasiones te induce a actos extremos , o tratar de mostrar tu amor y tu pasión mas sana o a convertirte en un depredador significado . Un abrazo y suerte y como siempre magnifico.
Has conseguido una historia inquietante. Me quedo con lo bien que has conseguido recordarnos que hay monstruos que no se ven venir y que viven cerca de nosotros sin que nos demos cuenta. Mucha suerte 🙂