ABR136. REALIDAD IRREAL, de Montserrat Acevedo J de Castro
Tras un arduo esfuerzo desentumeció sus adormilados músculos, saltó fuera del libro, y se encontró en una sala con diversos objetos totalmente desconocidos… Para un valiente como él, esta nueva aventura no tenía precio, y sin pensárselo dos veces siguió adelante.
Atravesó una puerta y salió al exterior. La gente vestía de una forma rara. Había monstruos de colores que corrían en hileras emitiendo extraños ruidos. Las casas eran enormes torres con cientos de ventanas; escaparates de lindos colores mostraban las más increíbles mercancías. A su paso encontró bellos jardines al lado de paredes llenas de pintadas y dibujos, palabras que no entendía, carteles que no tenían significado para él… ¡Todo le parecía tan peculiar! Pero no era la primera vez que lo que le rodeaba tenía un aspecto“distinto”. Recordaba que hace muchos, muchos años, en un lugar de La Mancha…
Mientras, en casa, José le explicaba a su madre por tercera vez que él no había borrado la figura de Don Quijote de la carátula del libro. Simplemente había desaparecido. Y la madre, por tercera vez, no lo creyó.
Buena historia, con fantasía, buen ritmo, visual y con la atmósfera de cuento. Pero te diré los «fallos» que quizás debías haber tenido en cuenta. Primero, no decir que salta del libro, dejar la incógnita, que redondearía la sorpresa de ese final tan bueno, también, creo que carátula no es apropiada para la portada de un libro, y luego , me parece que ese «distinto», no necesitaba entrecomillado.
Espero que no te moleste y recalco que es una historia muy bien contada e interesante.
Suerte y un saludo.
Antonia, jaja, no, no me enfado. Es más, lo agradezco. Siempre se aprenden cosas de los propios fallos y a veces por eso, por el hecho de ser propios, a nosotros se nos escapan. Un saludo