34. Chiquillada (Juan Antonio Vázquez)
La encontré tirada junto a uno de los muchos cubos de basura que florecían por las esquinas del apacible barrio de la zona alta, detrás de la colina, y miré a ambos lados de la calle en busca del coche patrulla que solía merodear por la zona. No quería que pensaran que estaba robando, aunque vista la pátina de óxido que asperjaba el cuadro y el lamentable estado del carenado, como mucho los agentes podrían acompañarme hasta la carretera y amonestarme por incumplir la ordenanza que prohibía recoger chatarra.
Consumí el fin de semana más intenso de mi vida dando lija, respirando a bocanadas el desagradable olor de la pintura y engrasando hasta el último diente de la podrida cadena que, testaruda, se empeñaba en girar por su cuenta y riesgo fuera del cambio; el último martillazo consiguió disciplinarla. Le coloqué un par de ruedas a los lados y le pedí a mamá un cesto que trabé en el manillar del que me colgué para asegurarme que aguantaba el peso. Esperé. La vertiginosa rampa de mi calle que moría en promontorio haría el resto.
Esa inolvidable noche mi silueta se recortó contra la luna llena mientras gritaba: teléeeeefono, miiii caaasaaaaaa.
Una chiquillada magistralmente descrita.
E.T. en estado puro.
Y lo bien que se lo pasó- jaja. Besos.
¡Fantástico, Juan Antonio!¿Quién no ha querido ser Elliot en tan trepidante escena? Muy bueno, saludos.
Qué bueno, madre mía, ese final que nos has colado. El tinte inicial con el que describes la hazaña del chiquillo me transporta a un pasado cercano, ofreces una imagen nítida y clara, igual que las palabras que usas, y luego ese remate ingenioso con el que me matas (en el mejor de los sentidos). Ágil y fresco. Leyéndote, da la impresión de que escribir es fácil, haces que me apetezca escribir. Lo mejor de todo: es un relato que perdurará en mí recuerdo por su salida recurrente. Mientras te escribo estas líneas, no puedo desdibujar la sonrisa que se me queda, y, además de hacerlo ahora, estoy seguro de que volverá a reproducirse cada vez que me dé por recordar este magistral y divertido texto.
Enhorabuena Juan Antonio.
Un saludo.
Buena bicicleta has escogido Juan Antonio, simbólica, emblemática, magnífica. Un beso y suerte.
Increíble y fantasioso relato. Tus palabras hacen de cada momento una escena. La vives, la recreas y sientes ese martillazo que disciplina la bicicleta.
Los altos vuelos hacia la luna encumbran el tierno final. un clásico de película que toma un nuevo matiz en tu extraordinaria historia.
Un beso de los grandes Juan Antonio.
Magnífico Juan Antonio. La descripción preciosa y meticulosa durante el proceso de restauración, con ese final peliculero de Óscar al mejor guión.
Suerte.
Esta vez nos llevas a muchos al fondo de nuestros recuerdos. Tanto por la bici como por la peli.
Abrazos
Juan Antonio se ha convertido en un clásico para mi leerte, aunque a veces desde mi simplicidad me cueste un poco comprender tu léxico tan elaborado, los modismos suelen complicar. Me encantó tu relato por lo municioso de la trama.
Un abrazo y suerte.
Muy bueno, mucho, mucho. Me ha encantado de principio a fin. Buena tarde, buena vida.
Me ha gustado especialmente el final, pero vamos, que me ha gustado todo.
Enhorabuena.
Hola, Juan Antonio.
¿Quién no se acuerda de esa escena final tan maravillosa de la luna y la bici?
Primero, gracias por recordármela.
Veo en el primer párrafo una detalladísima descripción de una bici vieja, oxidada, abandonada por alguien que ni para chatarra la quería.
En el segundo, veo el afán, el esfuerzo por sacar algo en lo que crees adelante. Una la lucha por conseguir un sueño, trabajando sin importar las horas que se deban gastar.
Y el tercero, «Esa inolvidable noche mi silueta se recortó contra la luna llena mientras gritaba: teléeeeefono, miiii caaasaaaaaa». Aquí, y sabes que te adoro y que me encanta cómo escribes, veo dos partes la de antes y la de después de los «:» (dos puntos). La primera es preciosa, evocadora de ese momento guardado en nuestra retina, pero la segunda (teléeeefono, miii caaasaa) me gusta menos. Seguramente, estaré equivocada leyendo el resto de comentarios…
Un abrazo grandísimo y suerte.
No obstante, te felicito y
Muy original. Ese final recordandonos a ET, da un giro a la historia que nos has narrado de forma muy detallada del arreglo de una bicicleta.
Muy bueno.
Si existe la imagen de una bicicleta emblemática en la mente de todos esa es la de Elliot, con su silueta recortándose con la luna de fondo. Qué buena elección para este mes. Me encanta esa idea loca, descabellada, de arreglar un mecanismo desahuciado de manera casi compulsiva, para cumplir un capricho, un sueño, una chiquillada por parte del protagonista que, aunque no se dice, no debe ser precisamente un niño. Estas acciones fuera de lo común son las que hacen felices a las personas. Un animal actúa por instinto, de un ser humano se espera sensatez, pero un acto caprichoso como éste sólo puede ser obra de un genio creativo, como el de quien ha ideado este texto.
Podría decirte muchas cosas, pero esta vez lo condenso en un adjetivo: Eres un fenómeno.
Un abrazo, Juan Antonio. Suerte
Sorprendente y de altura, como siempre son tus relatos, Juan Antonio. El final me ha pillado desprevenida, estaba preparándome para algún tipo de tragedia y me has cambiado el paso. Sencillamente genial. Tres hurras para ti.
Supongo que con aquel hallazgo intentó recrear la última escena de ET, te ha quedado muy divertido Juan Antonio, aunque me ha sorprendido que fuese él niño el que gritase la frase. Suerte con él.
Bueno llego a tu relato justo cuando acabas de meter tu segundo relato en el libro… Creo que ya hay lista de espera para hacerse con un ejemplar en 2016. Enhorabuena. Y nada de este relato es muy divertido, con unas descripciones muy visuales al principio y una imagen final que ya forma parte del imaginario universal, como le pasarán a tus relatos. Ya lo verás, maillot arcoiris.
Un relato que está muy bien escrito, el entorno a este lado, la policía el estado de la bici, el trabajo de restauración, y todo para un final sorprendente, por inaudito, no esperado y simpático, que nos habla de las ilusiones. Los pobres también sueñan.
Bonita historia, con un halo de inocencia, que resulta encantador, como ese final a lo «E.T.»
Que los hados te acompañen con el jurado, Juan Antonio.
Aprovechando el tema y recordando un clásico me lo he pasado muy bien leyéndote.
Un abrazo y suerte.
Qué entrañable, me ha recordado esos mensajes que circulan por la red sobre los que hemos nacido hace unos cuantos años, que jugábamos en la calle, sin videojuegos, sin tecnologías excepto las más sencillas como esa bicicleta. Nos has transportado a esos lugares comunes de la memoria tan agradables.
¡Un saludo y mucha suerte!
Juan Antonio, ese «le pedí a mamá» para mí (y es sólo mi opinión) estropea un poco el relato para mi gusto, me hace ver que el que habla es un niño y creo que ganaría mucho más si el protagonista fuera un adulto nostálgico de los 80 (como creo que somos un poco casi todos los que nos movemos por aquí jaja) que hace la «chiquillada» para sacarse la espinita. ¿ O es que es un adulto y lo interpreté yo mal? bueno fuere como fuere es un gran relato de eso no me cabe la menor duda Juan Antonio.
Mucha suerte! (aunque tú eres de los que la necesitan menos jeje)
Un beso,
Sandra 🙂
JUAN ANTONIO, los críos son peliculeros y tu nos lo cuentas muy bien. Suerte y saludos
Una decisión importante, restaurar una bicicleta vieja para que vuelva a ilusionar, y que sirve para configurar una carácter decidido y valiente. Pero el niño, niño es, y con esas frases entrañables da rienda suelta a su inocencia. Muy bueno, Juan Antonio. Abrazos y feliz verano.
Qué gracioso Juan Antonio. Al leerlo me parecía un personaje adulto y el final, totalmente inesperado, me descubre la verdad.
No esperaba ese final, pero claro está en el imaginario popular de toda una generación la imagen de la luna atravesada por una bici.
Bonita propuesta, sobre todo la descripción del encuentro y arreglo de la vieja bicicleta.
Un abrazo.
Pero qué bueno, por favor. Menuda carcajada cuando he llegado al final, Juan Antonio. Te ha quedado de lujo, escritorazo.
Suerte y abrazos.
Hola a tod@s. Este mes ha sido extraño, además de que yo no he comentado vuestros relatos por estar de jurado. Así que aprovecho que ya estoy en ello para daros las gracias por vuestras palabras y desearos mucha suerte a todos. De todo lo que me habéis dicho, como siempre tomo buena nota. Mil gracias por pasaros por aquí y un gran abrazo. 😀
Juan Antonio, no sé si leeras este comentario. Quiero hacerte llegar mi doble felicitacion, por ganar relatos con banda sonora y por el micro qu8e me encantó. Felicidades y abrazos¡¡¡¡¡
Muchas gracias Calamanda 🙂 Me alegra mucho que te gustara. Teníamos todos ahí el corazón partido con Yolanda, Asun, Lorenzo… al final decidió la fortuna. Mil gracias de nuevo y un abrazo 🙂