48. ¡HIJO!
Hubieras cumplido los 14. Yo te hubiera preparado tarta y tú habrías querido irte pronto con los amigos… si los hubieras tenido.
Desde aquel extraño día en clase las cosas habían cambiado a peor. En qué momento dijiste basta. Yo debería haber lo sabido, quizá tardaste mucho en contarlo. No hicimos lo suficiente, «cosas de niños» dijimos, y esperamos que se resolviera con una sola conversación con los profesores. No vimos tu dolor. Te fallamos.
Cómo puedo ayudarte, hijo, cómo puedo hacer que te sientas bien. Cómo puedo borrar ese episodio sin salida. ¿No sabes cuánto te quiero? Yo te hubiera acompañado al colegio cada día para decirle a todos lo inteligente y fuerte que eres, hacerte ver que tú eres mucho más de lo que ellos creen.
La vida sigue.
No, no sigue. Se paró el día que cogiste la bici y te precipitaste al vacío sin arrepentimiento. Suspendido en el aire respirando libertad y pensando que tal vez lo nuevo pueda ser distinto. La tierra que te recibió se hubiera echado a llorar si hubiera visto tus ojos.
Esas «cosas de niños» a veces se convierten en algo serio. La crueldad en edades tempranas, unida a la sensibilidad extrema de la víctima, puede desencadenar un infierno que conduzca a un auténtico drama, a que la vida no siga o a que nada vuelva a ser igual, a que un objeto ideado para el ocio y el disfrute pueda tornar en instrumento empleado con el deseo de que todo termine, ante la incapacidad de asumir tanto sufrimiento. Tras el drama, la desazón de por vida para esos padres, la sensación de impotencia y un inevitable remordimiento, todo ello condensado en una palabra entre exclamaciones que corona tu relato.
Un saludo y suerte
Difícil medir el dolor ajeno, muy difícil.
Gracias por pasarte, Ángel.
Cari, has tocado un tema muy duro. Difícil medir, como bien dices, el dolor. Desgraciadamente muchas señales se nos pasan por alto. La comunicación y la confianza no son fáciles de ganar. Un buen relato para la reflexión. Un abrazo, compañera.
Gracias, Conchi, siempre por tu apoyo!
Material sensible, en palabras de Serrat.
Abrazo chillao
Los maltratadores son a su vez personas dañadas, que carecen de empatía, cualidad imprescindible en estos tiempos que corren.
¡Gracias por pasarte, Ana!
Terrible resulta este tema, incluso sabiendo que se trata de un relato. El sufrimiento para cualquier ser humano siempre acaba tocando fondo.
Muy bien contado Cari. Suerte.
Ton.
¡Muchas gracias Ton!
La fragilidad humana es un tema que da para un rato de conversación y muchos más de acciones positivas. Vivimos en contextos a veces muy deshumanizados y lo peor es que se están normalizando.
Saludos y gracias de nuevo por pasarte.
Relato duro, sobre un tema real que esperas que nunca te toque de cerca.
Los pensamientos de los padres seguro que van repitièndose continuamente.
Saludos.
Las bicicletas son… para el infinito.
Esa es la moraleja, que saco de tu profunda y real historia.
Suerte
Un relato para que siempre estemos en alerta… y contado de modo tan verosímil que parece real.
Gracias, Mari Carmen!
No puedo ni imaginarme el dolor de esos padres, y la de veces que deben haber pensado en lo que pudieron hacer para evitar el desenlace…
Algo así, aunque sea de lejos, te afecta como persona.
Gracias por tus comentarios.
Un saludo
Si, Maria Jesús, en este caso la bicicleta es la puerta de acceso a otro mundo sin presiones ni burlas. ¡Me gusta mucho tu aportación! ¡Gracias!
Saludos
Hola Lorenzo.
Ciertamente es un caso real, el chico que ha inspirado el relato se llama Jokin y fue, tristemente, el primero de suicidio por acoso escolar en nuestro país.
Escribir permite compartir experiencias duras que con el tiempo se suavizan, pero no se borran.
¡Gracias por pasarte!
Ayyyy, qué historia tan tremenda. Quedé sin aliento, con ganas de correr y abrazar a esa madre hasta el infinito. Qué horror. Excelente relato. Felicidades!
El tema de los hijos es mi debilidad, y esta historia me ha llegado hasta el fondo de las tripas. Muy emotiva y narrada con fuerza, sin sensiblería. Y me has hecho compartir el dolor de una madre. Un gran abrazo
Gracias, María y Esther por vuestros amables comentarios. Mi intención era transmitir ternura hacia la madre por su profundo dolor y su tremenda impotencia. Si al menos en parte lo consigo, ya me siento muy satisfecha!
Triste realidad la que tan bien reflejas en el relato. Crueldad sin limites, gratuita e incesante.
Preciosa frase final:» La tierra que te recibió se hubiera echado a llorar si hubiera visto tus ojos»
Un beso y suerte Cari.
Triste historia que se da con más frecuencia de la que sale en los medios de comunicación. Buen relato para reflexionar.
Muchas gracias, Mª Belén, por pasarte. La frase es una adaptación de una canción de Chambao que me gusta mucho, «Papeles mojados» y dice:»del miedo que sus ojos reflejan la mar se echó a llorar». Me pareció una forma muy buena de reflejar el dolor ajeno.
¡Saludos y suerte!
Gracias blanca, por tus palabras.
Saludos y suerte también para tí.
Cari,cuanta impotencia y dolor trasmite tu cuento. Y que iempre se puede hacer más, pero no siempre es posible. Suerte y saludos
Si, Calamanda, es real para algunas personas, por desgracia.
Gracias por tus palabras.
¡Suerte a ti también!
¡Conmovedor y triste relato Cari! Me quedé con el alma en un puño. Difícil poder imaginar tanto dolor y desesperación en esa madre que hubiera hecho lo indecible por su hijo pero que no fue capaz de ver más allá hasta que ya fue tarde. Cuántos casos así vemos que están terminando en la desgracia, la crueldad forma parte de una sociedad donde ya parece que la empatía pasó de moda. ¡Mucha suerte!.
Tremenda la historia.
Una situación en la que los arrepentimientos por no haber estado alerta perseguirán a esa familia.
Uf, qué duro.
Un abrazo.
Cari… qué triste relato, desgarrador, lleno de impotencia, en esa reflexión continua de la madre que nos cuenta lo que le pasó a su hijo, algo que tristemente está apareciendo más entre los niños.
Me ha gustado mucho, Cari!
Un abrazo y suerte!
Marta
Gracias Yashira, Towanda y Marta por vuestras palabras.
El punto de vista de una madre ante algo así, el dolor, la impotencia, la culpa incluso, era lo que pretendía reflejar. Me «alegra», como persona que escribe historias, provocar emociones, aunque sean de «tristeza».
¡Un placer ser leída por vosotras!
Gracias de nuevo por pasaros.
Cari, tema muy actual con muchos sufrimientos detrás por que la educación falla en muchos aspectos.
El dolor por la culpabilidad como padres es inevitable.
Enhorabuena y abrazos
Por si es seleccionado corrige «haber lo»
Yo también corrijo «por que» por «porque».
Un relato triste y crudo, una realidad que golpea conciencias y abre un debate sobre en qué estamos fallando. Cari, te aseguro, que me he emocionado. Un gran relato. Abrazos y feliz verano.
Gracias Javier!
Es cierto, lo ví nada más colgarlo, ese «haber lo» tan espaciado, pero no supe cómo corregirlo.
gracias. Lo que no veo es ese «por que», jajaja.
¡Muchas gracias Salvador!
Me alegro de que la lectura de mi texto provoque en tí emociones.
¡Un placer recibir tus mensajes, Feliz verano para tí también!
Un relato que refleja una historia real y, por desgracia, repetida con más frecuencia de la que parece. Por fortuna los acosos escolares no suelen acabar en muerte, pero sí que dejan cicatrices y a veces heridas abiertas que no se cierran nunca. Me gusta que lo hayas contado desde el punto de vista de la madre. Besos y suerte.
Gracias, Ana, `por pasarte y comentar. El dolor se manifiesta de muchas maneras, pero el de la madre me pareció de más intensidad incluso que el del hijo, si es que acaso se pudiera medir..
¡Saludos y suerte a ti también!
Jo Cari, qué duro. Tu micro me ha dejado el corazó encogido. Un relato que refleja, por desgracia, una realidad tan vergonzosa como el acoso escolar.
Mucha suerte
¡Gracias Izaskun!
Pretendía denunciar esos casos sensibilizando al que lo lee por identificación con las personas que sufren dolor. Es duro vivir en una sociedad donde el acoso es posible a pesar de todo.