50. Enredando en la oscuridad
La noche de San Francisco fue testigo del brutal impacto. El resultado, un ángel desorientado en lo alto de la colina con un ala rota. Era su primer viaje, porque Gabriel no regresó a tiempo, y algo no había salido bien. Intentó poner orden en su cabeza pero le centelleaban tantos planetas, estrellas, y constelaciones que todavía se confundió más. Y el ala derecha, totalmente inutilizada. Caminó con dificultades hasta que, cerca, encontró un bar que aún estaba abierto, donde se limitó a observar sin ser visto. Maravillado quedó con las imágenes proyectadas en una caja, donde varias personas bajaban por la montaña, a toda velocidad, en un artilugio con dos ruedas compitiendo por llegar primero. Y aparcado en la puerta encontró aquel invento, “sin duda del diablo”, pensó, pero aún así quiso emular a los protagonistas de aquella carrera. Aunque al principio le costó dominarlo, después de varios intentos se tiró colina abajo, gritando “¡Vuelo!” a pleno pulmón, consiguiendo despertar a los vecinos y acabar, al final del muelle, hundiéndose en las negras aguas de la bahía.
Mientras su espíritu ascendía de regreso a casa, rezaba para evitar la regañina que sin duda le iba a caer.
De los ángeles podremos desconocer su sexo y su edad, pero no de sus andanzasy desventuras. Además…Los ángeles también pueden ser traviesos.
Encantador relato.
Suerte y un abrazo.
Enhorabuena Esther. El relato te ha quedado celestial. Te deseo mucha suerte.
Ton.
La travesura es parte de la evolución de las personas y parece ser que también de los ángeles. Tu ángel provoca simpatía y seguro que después de esta visita accidentada tendrá muchas cosas que contar por allá arriba. Un relato ciertamente encantador. Un beso.
Anda, si hasta en el cielo dan regañinas… Pues antes de ir para allá, me lo voy a pensar. 🙂 Me ha parecido muy ocurrente.
Gracias a todos por los comentarios. Las travesuras son parte de nuestro aprendizaje y en ello está la gracia. Pero también he querido representar, disfrazada, la ignorancia ( en la oscuridad) que nos permite hacer cosas sin conocimientos ni destreza y que provoca no pocas dificultades para nosotros y, lo que es peor, para otros.
Saluditos
Bonito y original relato.
Esther, cuantos golpes y caidas atesoramos a lo largo de la vida. Bella historia. Suerte y saludos
Precioso relato con mucho encanto.
Te felicito.
Travesuras de un ángel herido. Inconsciencia de actos en la oscuridad. Buen relato amiga Esther, suerte.
De nuevo gracias. De vez en cuando es muy gratificante una dosis de travesura en vez de tanto dolor y tragedia. Abrazos compas
Una historia celestial Esther, aunque más bien se trata de un ángel caído y nunca mejor dicho, jaja, me ha gustado mucho cómo ha resuelto su problema tu protagonista aunque el final no le haya salido tan redondo como a ti el relato. Mucha suerte con él.
La curiosidad y el atrevimiento a veces tienen consecuencias que se pagan, pero son inmensamente necesarias para evolucionar.
Ese fondo le veo, Esther, a tu simpático relato.
Abrazos
Acertaste de pleno Javier. Gracias por el análisis, a veces también nos descubre otra ídea a tener en cuenta.
Abrazos a todos los que habéis comentado. Cada aportación es muy valiosa para mí.