BOY18. BLANCONIEVE, de Yolanda Nava
Su rostro tenía el tacto de la seda y por su nívea piel lo apodaban Blanconieve, era muy apuesto y esbelto y su elegancia rivalizaba con la de los juncos que se cimbreaban en el lago. Las siete gigantas soñaban con enamorarlo y utilizaban una impostada inocencia para conseguirlo, se afanaban en ser amables y graciosas, él, ajeno a sus intentos, las trataban a todas por igual.
Una fruta en mal estado y dudosa procedencia lo enfermó gravemente; las gigantas le colocaron en un suntuoso lecho rodeado de pétalos de rosas y, absortas en su contemplación descuidaron sus quehaceres. Los pétalos se marchitaron y sus gigantescos cuerpos empezaron a desprender un hedor insoportable acusando la falta de aseo. Una bella princesa que estaba de paso se acercó a la casa pidiendo agua, al descubrir a Blanconieves, quedó tan prendada (y prendida) de su belleza, que el vaso resbaló en sus manos y se vació en el rostro del susodicho, que despertando de su letargo, gritó:
-¡Qué peste! Y huyó en el corcel de la princesa en busca de un lugar más limpio. No sé si hemos dicho, que nuestro protagonista aparte de muy bello, era sobremanera, muy aseado.
Vaya giro más guay. Ya desde el principio me repelían estas gigantas que luego encima no se lavan. Muy bueno.
Un abrazo.
¿Alguien sería tan amable de explicarme que es esto de los BOY’S aparte de caballeros en pelotas danzando delante de un grupo de sudorosas y ansiosas damas que les meten billetes por el culo?
Vamos, que el Blanconieve, es un majadero. Eso sí, muy aseado.
Muy bien escrito.
Ay, Yolanda. Esa puntuación… Hay que cuidarla. En este caso, lastra mucho la lectura. Perdona que no me fije en más, pero es que mi deformación profesional me lo impide en este ejemplo… Ya sabes que puedes contar conmigo para las dudas.