51. Libertad (Mar González)
En el pueblo, la libertad comenzaba cuando te quitaban los ruedines de la bici y podías ir más allá de tu calle. Soñábamos con llegar lejos pero, casi siempre, acabábamos todos juntos en las traseras de la Iglesia. Las bicis apiladas a un lado y nosotros, a la sombra. Así crecimos.
Eran buenos tiempos en los que la amistad era eterna y las chicas comenzaban a eso, a ser chicas, aunque seguíamos todos juntos con el primer pitillo y los bailes de las verbenas.
Hasta el día que Marío llegó con la moto de su tío y un casco demasiado grande que se quitaba con una ligera sacudida de cabeza y le hacía parecer un actor de cine. O eso decían ellas.
Aquel verano todo cambió pero no fue el fin del mundo. Todavía fui a muchos sitios en bicicleta. Después aparqué en el garaje y realmente no sé cuándo mi vieja BH acabó en el trastero acumulando polvo.
Quizás la saque este verano y vayamos juntos por los alrededores. Acabo de soltarte por primera vez el sillín y te veo alejarte serpenteante y tembloroso. Hasta el final de la calle y volver. De momento.
Un relato evocador. Me he visto reflejado de alguna manera. Yo también viví esa amistad en la calle, que era un espacio público para el ocio, la amistad y las bicicletas, y cómo éstas se fueron relegando en favor de las dichosas motos, o quedándose sólo para los deportistas. Por suerte, nuestros hijos nos hacen recordar que también fuimos niños y, lo que es mejor, logran, sin que nos demos cuenta, que volvamos a serlo. Me apunto a reivindicar ese niño interior en bicicleta, nunca renegaré de él porque forma parte importante de mí.
Un saludo y suerte
Magnífico Mar. Ese discurrir la vida de un modo inexorable. Esa ilusión que se renueva con un sencillo logro y trasciende de padres a hijos. Me ha encantado.
Suerte,
Ton.
Evocador y nostálgico. Aunque parezca que revivimos, nunca será lo mismo.
Me encantó Mar. Qué linda forma de evocar la vida que fue y vislumbrar la que empieza con un «serpenteante y tembloroso» alejamiento. Lindo! Felicidades!
Es verdad que repetimos la vida en los hijos, sobre todo en aquellos aspectos sencillos pero importantes en la vida. Me parece muy apropiado el cierre circular que le has dado a la historia.
UN relato bonito, evocando la nostalgia de otro tiempo aunque revivida con el hijo o hija que aprende a andar en bici.
Mar, si las historias se repiten y nos llevan a recrear la propia. Bonito relato. Suerte y saludos
Muy bueno y nostálgico. He pasado un rato agradable con su lectura.
Un saludo, Mar
Nostalgia de una infancia entre ruedines. Todo cambia, todos crecemos y volvemos a ella con nuestros hijos.
Preciosa historia mar, suerte.
Precioso Mar. Representa a toda una generación. Volverá, de momento (qué noltalgia la infancia perdida). Las viejas BH qué duras eran, duraban mil años. Un abrazo.
Los recuerdos que vuelven con el verano, con las bicicletas, con los hijos. Buen relato.
Feliz verano, Mar.
Dicen del verano que es la estación eterna, como de la infancia. Sólo falta una amiga: la bicicleta. Nada que ver con el esfuerzo de estos ciclistas de giro o tour. Puro juego y como decía Guillén: todo en el aire es pájaro.
Buen relato, un saludo.
La historia que se repite, así es la vida. Me encantan esas ganas de revivir lo vivido y de dejar de nuevo al niño que llevamos dentro en libertad. Mucha suerte con este nostálgico relato Mar.
Mar, un montón de imagenes que cada cual con sus variedades recordará.
Abrazos
Gracias a todos por vuestras palabras. Siempre es un placer compartir unas letras en estos lares.
Abrazos a repartir