BOY6. CAPERUCITA, UN LOBO LADINO Y EL IRACUNDO PERTINAZ, de Miguel Pereira
Caperucita Roja, como todos los días guardó en la cestita: miel, huevos, rosquillas y leche. Tras ello emprendió el camino canturreando y saltando por el estrecho sendero que separaba su casa de la de su abuela. El lobo, sabedor del desenlace, eludió salir al encuentro y, por ello, el final fue más feliz de lo habitual, salvo para los árboles del bosque que sufrieron la ira de un leñador frustrado.
Es lo que tiene cambiar el final de un cuento, que caen otros. Yo creo que el final de verdad era más feliz, pobres árboles condenados por la vida de un lobo, ¿no?
Un abrazo.
Bueno; yo más bien diría pobre leñador, sujeto a una ira desbocada.
Una perta gorda.
Muy bonito. Didáctico.
Gracias. Lo de didáctico tal vez quede en algo menos.
Una perta.