93. LA GRULLA Y LA LUNA (CARLES QUÍLEZ)
Una bandada de grullas sobrevoló el puerto de Vigo. Mamadou se apeó de su bicicleta y contempló los pájaros hasta que desaparecieron por septentrión. Una vez, se dijo, él también había cruzado el mar y dejado su tierra en pos del lejano Norte; y lo había hecho impulsado por un sueño: deseaba pilotar uno de aquellos coches del París-Dakar que pasaban a toda velocidad por su poblado cuando era un niño.
Mamadou sintió que, al igual que el seco viento Harmatan sacudía las llanuras, transportando consigo el polvo del desierto, la visión de aquellas aves agitó su espíritu y le trajo el recuerdo del cuento de la grulla y la luna.
En el cuento, una grulla encaprichada de la luna volaba tras ella una noche entera, hasta que, sedienta y exhausta, comprendía que jamás la alcanzaría. Entonces, alzaba la cabeza y se maravillaba al descubrir un lago de aguas plateadas del que bebió y bebió hasta saciar su sed.
“No todos lo sueños se cumplen –reflexionó Mamadou, mientras ataba la bicicleta a un amarre y se resignaba a conducir ésta en lugar de su anhelado coche–, pero los que no sueñan jamás encontrarán el lago de aguas plateadas”.
Carles, bonita historia, bellamente contada, y fenomenal moraleja. Suerte y saludos
¡Qué bien que te haya gustado, Calamanda! Me apetecía mucho explicar una fábula de las de antes, pero actualizada a nuestros días.
Saludos cordiales,
Tu relato rezuma una poesía muy personal, que hace soñar.
Me has presentado la fisonomía gallega donde se mezcla fantasía colorista y grisácea realidad.
Saludos cordiales
Eres muy amable, María Jesús. Me gusta esa alusión a los colores, aunque siguiendo tu analogía, yo más bien contrapondría el gris de la realidad del Norte con el color del Sur y de los sueños.
Saludos cordiales
Creo que no todo es gris en el Norte. Existe una visión colorista de aventura y futuro. Así lo ha demostado siempre el pueblo gallego, al salirse de sus fronteras, en busca del deslumbrante dorado.
Saludos, Carles
La diferencia de haber nacido en un lugar o en el otro. Ver pasar veloces esos ingenios carísimos e inalcanzables como la luna, veloces y levantando nubes de polvo, el capricho de unos pocos, un niño que sueña con tener uno, que ha de conformarse con una vieja bicicleta. Que no digan que la suerte no existe, desde el nacimiento.
Un abrazo, Carles. Suerte
Es así como dices, Ángel. La cuna es un componente de la vida, que puede ser suerte o accidente, determinante de toda la existencia, para bien o para mal.
Feliz regreso y un abrazo.
Con tus palabras pintas una bella imagen, Carles, y los gruídos dejan una estela de esperanza que nos ayuda a saciar la sed. ¡Precioso relato!
Un saludo
Pues ya sabes, Margarita. Si una grulla se cruza en tu camino, síguela por si acaso.
Gracias por comentar y saludos cordiales.
¡Muy bonito! El estilo de fábula te ha quedado redondo.
En este relato hay varias historias que conviven (cada una ocupando su lugar): el cuento de la grulla y la luna, de Mamadou sus deseos de la infancia y su emigración, la visión actual de las grullas (que evocan el Harmatan!) y la resignación, pero sin renunciar a soñar!
Y sobre todo eso, los sueños, siempre imprescindibles.
Apetece leerlo, y releerlo.
Un beso.
Carme.
Gracias por tus palabras, Carme. Yo también reivindico el derecho a soñar (que, en el fondo, es el derecho a la esperanza).
Besos.
Tiene todo el relato un regusto nacarado excelente. Muy bueno.
Confieso que no sé qué sabor tiene el nácar, Lorenzo, pero me lo imagino a mar (por lo de las perlas) y con eso me basta.
Gracias y saludos cordiales
Un relato que emociona según se va leyendo, y la reflexió final es una maravilla.
No dejemos nunca de perseguir nuestros sueños.
Un abrazo.
Es curioso, pero en tu comentario citas los tres elementos principales de la naturaleza humana: los sentimientos, la razón y los sueños.
Saludos cordiales, Asunción.
Con este título tan precioso no se puede pasar de alto. El resto del cuento sigue siéndolo.
Besos
Y yo contento de que hayas tenido la amabilidad de detenerte.
Gracias, Isabel y besos también para ti.
Buena construcción y fondo. Una agradable lectura.
Abrazos
Gracias, Javier, por comentar y contento de que te haya gustado.
Saludos cordiales.
Vaya, que leyendoso te leo, espero que encuentres tu lago de aguas plateadas con ete bonito cuento con tantas resonancias hermosas. Un beso, Carles.
Pues ahí andamos, buscando el lago plateado, aunque con estos calores me conformo con una estrella dorada 😉
Beso grande, Eva, y agradecido por tus palabras.
Así es. Pequeños o grandes, los sueños son el motor que nos hace avanzar. y para salir a pasear por la vida hay que llevar un par de ellos en el bolsillo.
Saludos cordiales, Ana.
¡oh, Caramba, Ana! Muchísimas gracias por este regalo.
Un beso grande para ti.
Todo dicho Carles, bonito relato que deja mucho para pensar.
Felicidades soleadas.
Gracias, María. Ahora que llegan las lluvias, tus felicitaciones me irán de perlas.
Saludos cordiales.
No has dejado títere con cabeza en cuanto a sentimientos se refiere.
Muy bueno Carles. Un abrazo.
Gracias, compañero.
Abrazos.
PD. ¿qué suele hacerse hace con las cabezas de los títeres?
Un relato encantador hecho leyenda.
Me gusta desde el titulo, pasado por esas aguas plateadas y acabando por esa comilla y punto final.
un abrazo Carles.
Gracias, Mª Belén. Me complace mucho que alguien con tu sensibilidad hable bien de mi relato.
Besos.